¿Sientes a veces que no perteneces?
Todos nos sentimos apartados de vez en cuando. Como si no perteneciéramos al grupo en el que nos encontramos.
Esto sucede incluso cuando estamos con nuestras familias y amigos o en la iglesia- lugares donde ciertamente-más que en cualquier otro lugar, deberíamos sentirnos aceptados y seguros.
Dios nunca querrá que nos sintamos apartados y solos. Es obvio quien sí quiere. Satanás no es tema de conversación estos días, lo cual es perfecto para él. Está tan feliz de pasar desapercibido bajo el radar, lanzando dardos al azar, pero especialmente a aquellos que tratan de seguir el camino de vida de Dios.
“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo…” (Efesios 6:11-12).
De hecho, sin importar la fuente, Satanás es quien nos lanza los “dardos de fuego” de inseguridad, duda, miedo y división (Efesios 6:16).
Así es como pensamos
Al crecer estamos tratando de entender nuestras personalidades, habilidades, metas y preferencias. Queremos pertenecer dentro de un grupo pero muchas veces nos sentimos solos e incomprendidos.
Es fácil dejar que los ataques sutiles de Satanás nos alejen de otros. Estos pensamientos y actitudes tan persistentes y negativos, si son nutridos y repetidos, pueden ser una poderosa fuerza divisora que nos mantendrá alejados de la gente que necesitamos más y que también necesitan de nosotros.
Los pensamientos influyen increíblemente sobre nosotros, “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él” (Proverbios 23:7). Satanás se aprovechará de esto para lograr sus fines destructivos. Él quiere que seamos seres miserables y autocompasivos y que nos sintamos irritables e incomprendidos todo el tiempo.
¡No seas otra víctima de sus planes! Todos tenemos un increíble potencial para servir a Dios, a la gente y conformar nuestra familia, amigos e iglesia.
Lo que podemos hacer
Quizás no sabes qué puedes hacer y sientes que no tienes nada que ofrecer. ¡Pero sí lo tienes!
- ¿Eres bueno para escuchar? Anima a alguien con tu tiempo y atención.
- ¿La tecnología se te da como algo natural? Ofrécete de voluntario para ayudar en la web de tu iglesia local o como parte del equipo de sonido.
- ¿Te gusta buscar nuevas y divertidas recetas? Hornea algo rico y sorprende a alguien que esté pasando por un mal momento.
- ¿Tienes talento por el arte? Haz cartas para enviárselas a alguien que esté enfermo.
Todas estas cosas requieren de iniciativa- el primer paso que luego te llevará a conectarte con otros en un nivel más profundo. Puede tomar algo de tiempo y persistencia el encontrar maneras de ayudar pero hay que seguir trabajando en ello.
A lo largo del tiempo, Dios ha diseñado la familia y su Iglesia para funcionar de manera dinámica al combinar las distintas metas de los miembros por crear algo positivo y duradero (1 Corintios 12:12-18).
Si eliges seguir el camino de Dios, te garantizo que notarás que, a pesar de todas las diferencias, ¡de verdad sí perteneces!
Fuente: ucg.org