Si el mundo fuera una aldea...
En la actualidad se estima que la población mundial es de 7,550 millones de seres humanos, aunque esta cifra no nos explica las condiciones en que viven sus habitantes. La Demografía, en cambio, nos da una idea más cercana al estudiar las poblaciones según su estado, distribución, cultura, fecundidad, migración y mortalidad.
En 1798, el connotado economista británico Thomas Malthus, advirtió que la población mundial crecía de manera exponencial (1,2,4,8, 16, 32...) y la producción agrícola aumentaba en progresión aritmética (1,2,3,4, 5...), era inevitable que el planeta no pudiera producir alimento suficiente para todos sus habitantes.
Su predicción catastrófica del mundo no se cumplió debido a que, a pesar de considerar variables como las guerras y los desastres naturales, no concibió el surgimiento de los métodos de control de la natalidad, los avances en la medicina y la tecnología agrícola para la producción de alimentos.
Según un informe de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) la demanda de alimentos seguirá creciendo, aunque a un ritmo menor que en las décadas precedentes. Esta ralentización en la demanda de alimentos no elimina los grandes desafíos para la humanidad. El mundo tendrá que producir más de 5 mil millones de toneladas de alimentos para el año 2050, con menos agua y tierras de cultivo, cambios climáticos y una disminución de la biodiversidad.
El mundo en perspectiva
Si hipotéticamente se redujera la población del mundo a una aldea de 100 habitantes, manteniendo su proporción, estaría conformada por: 57 asiáticos, 21 europeos, 14 americanos (norte, centro y sur) y 8 de otras razas. Habría 52 mujeres y 48 hombres. 30 serían caucásicos y 70 de tez no blanca. En esta aldea, 6 personas serían los dueños del 59 % de la riqueza; 80 vivirían en casas inhabitables; 50 personas sufrirían desnutrición; 1 persona tendría computadora y solamente 1 persona podría tener acceso a la educación superior.
Por otro lado, si usted tuvo la bendición de ver un nuevo amanecer hoy, es más afortunado que un millón de personas. Si nunca ha estado en medio de una batalla, en cautiverio, agonía o tortura, o ha sentido las punzadas del hambre, usted es único entre 500 millones de habitantes.
Si tiene alimento en el refrigerador, ropa en el armario, un techo y un lugar donde dormir, considérese más rico que el 75% de los habitantes del mundo. Y si, adicionalmente, tiene dinero en el banco, la billetera o efectivo en una gaveta, está entre el 85% de las personas con mejor calidad de vida del mundo.
Según el sociólogo canadiense Herberth Marshall McLuhan, la tecnología de la comunicación actual está transformando las relaciones sociales y está convirtiendo el mundo en una “aldea global” donde el espacio y el tiempo son abolidos y las personas pueden estar en contacto, a pesar de vivir en lugares geográficamente aislados.
La perspectiva de Dios
Posiblemente nuestra forma particular de ver las cosas es de acuerdo con lo que sentimos, pero cuando las vemos desde otra perspectiva, podremos ver oportunidades en lugar de obstáculos. En cualquier faceta de nuestra vida, nuestra tendencia es ver a corto plazo con la angustia momentánea y no con la convicción de tomar la ruta que nos lleve a puerto seguro.
Cada día enfrentamos retos, pruebas, ilusiones y estrés, pero como cristianos, nuestra visión no debe estar limitada a los aspectos físicos de este mundo. Colosenses 3:2 nos dice: “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra”.
En cierta forma, un parámetro de nuestro crecimiento espiritual es la comprensión desde un marco de referencia diferente. En otras palabras, en la habilidad de percibir cómo se relacionan las cosas entre sí y luego juzgar su importancia comparativa.
La Biblia dice que las personas incrédulas carecen de una perspectiva espiritual 1 de Corintios 2:14 “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.”
La comprensión, la sabiduría y el discernimiento tienen una relación directa con nuestra capacidad de ver la vida en perspectiva. Cuando analizamos los hechos desde el punto de vista de Dios y sus leyes, advertimos que los resultados a largo plazo son más importantes que las satisfacciones inmediatas. ¡Vivamos según la perspectiva de Dios!