Relatos de testigos

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Relatos de testigos

¿Cuántas personas necesitaría usted para que le cuenten la historia de un suceso importante y que usted lo crea?

Algunas veces usted escucha la versión de una persona sobre un evento y queda persuadido, pero luego oye la otra versión de la historia. Es difícil resolverlo a menos que otros también hayan sido testigos.

El requisito de Dios para la legalidad en un tribunal de justicia fue establecido en Deuteronomio 19:15: No se tomará en cuenta a un solo testigo contra ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquier ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación”.

A veces, la evidencia se convierte en un testigo silencioso, como las pruebas de ADN, las pruebas de drogas o la dactiloscopia. Así, estas pruebas llegan a ser lo mismo que los relatos de testigos oculares, pero cuando esta evidencia falta, solo contamos con lo que otros han visto.

Hay una razón por la cual se requiere más de un testigo. Esto evita que una persona sesgada pueda acusar a otra y también compensa la versión de alguien que piensa que vio algo de cierta manera, cuando lo que sucedió fue algo completamente diferente.

Muchos de los escritores del Nuevo Testamento fueron testigos oculares de la vida y milagros de Jesucristo. Otros, como Lucas, escribieron los relatos de otros para compartir los eventos más maravillosos que jamás habían escuchado y visto mientras todavía estaban frescos en las mentes de aquellos que las habían presenciado directamente.

Los relatos de estos testigos todavía están disponibles para nosotros 2000 años después. ¿Qué los hicieron tan atractivos que todavía sobreviven?

Muchas personas estaban dispuestas a morir en vez de renunciar a lo que ellos sabían que era cierto. También es fascinante que las personas han continuado con la voluntad de morir como mártires en los siglos sucesivos en vez de renunciar a su creencia en su salvador, Jesucristo. 

“Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad”. (2 Pedro 1:16).

Los relatos de la majestad y poder de Jesús de lejos excedieron el requisito legal de dos o tres para establecer su veracidad.

Esto es lo que un testigo dijo en su relato sobre las palabras de Jesús: “Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó. Entonces le dijeron los judíos: Aún no tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy. Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue”. (Juan 8:56-59).

Ellos iban a apedrearlo por decir que él era el YO SOY, quien se presentó a sí mismo ante Moisés en la zarza ardiente.

 Yo pienso que la siguiente cita lo describe acertadamente:

“O este hombre era, y es, el Hijo de Dios, o bien un loco o algo peor. Puedes callarlo por tonto, puedes escupirlo y matarlo como un demonio o puedes caer a sus pies y llamarlo Señor y Dios, pero no permitamos ningún sinsentido respecto a que fue un gran humano y maestro. Él no ha dejado esto abierto a nosotros. No tenía intención de hacerlo”. —C.S. Lewis.

Aquellos que estaban ahí y presenciaron su majestad y milagros se sintieron obligados a escribir estos sucesos. Ellos nos proporcionaron relatos de testigos para que nosotros supiéramos que la venida de Cristo, su sacrificio y resurrección se mantendrían ante un tribunal de justicia y soportarían la prueba del tiempo.

No accidental que estos relatos están todavía disponibles para nosotros hoy y muestran que el Mesías profetizado cumplió con todos los criterios concernientes a su primera venida.

Podemos aferrarnos a estos relatos y tener la certeza que estos testigos fueron nobles y certeros al recordar los eventos que rodearon a nuestro señor y salvador, Jesucristo.

Para información más detallada sobre cómo Jesús cumplió las muchas profecías concernientes a él, puede leer nuestro folleto La verdadera historia de Jesucristo.