Gratitud

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Gratitud

Las plantas, animales, aves, peces y la raza humana, todos fueron maravillosamente creados. Mientras más estudiamos y aprendemos acerca de cómo la vida se sostiene, más sorprendidos deberíamos estar. Nuestros corazones laten sin intermitencia, nuestra comida se digiere sin que tengamos que estar conscientes de ello, nuestra sangre acarrrea oxigeno y nutrientes a cada célula del cuerpo mientras remueve los desechos, todo ello sin detenerse a pedir un “gracias”.

Y además tenemos una mente que puede racionalizar sobre cada respiración que respiramos, cada impulso eléctrico en nuestro cerebro, cada latido de nuestro corazón y todo lo que nos ha dado nuestro creador. Dios no se mantiene estático y anónimo, sino que busca que apreciemos su obra. Sin embargo, a veces parecemos ciegos, sordos y mudos al no darle el crédito y la gratitud que merece por su obra. La gratitud es una flor silvestre que crece dentro de las personas que están conscientes de qué y quién son, de dónde provienen y hacia dónde van. David escribió ampliamente sobre la gratitud en Salmos 100, mientras que Pablo simplemente nos invitó a “ser agradecidos”, en Colosenses 3:15. Sin gratitud a Dios y a los demás en nuestras vidas, nos volvemos sombríos y tristes, sin luz interior. ¡Encendamos nuestra luz y seamos agradecidos!