Podemos comenzar una lista como el aire que respiramos, los bellos paisajes que podemos ver o incluso el regalo de nuestro Salvador o la Tierra en la que vivimos. Tras un examen más detallado queda claro que la vida es algo maravilloso, pero no se puede vivir sin hacer nada. Necesitamos pagar impuestos por los servicios, necesitamos comprar alimentos para comer y así estar sanos, y viajar puede ser costoso. Sin duda, el mayor regalo "gratuito" jamás dado a la humanidad es la libertad que Jesucristo nos ha dado (Gálatas 5:1).

El don gratuito de la gracia a través de Cristo está ahí para ser tomado, pero solo si pagamos el costo. Necesitamos creer en este don gratuito, arrepentirnos de nuestros pecados, ser bautizados y luego vivir de una manera que sea agradable a Dios. Esa fue la instrucción dada por Pedro cuando se le preguntó qué podía hacerse para recibir el don del Espíritu Santo (Hechos 2:37-39). Todo tiene un costo y tenemos que juzgar si realmente vale la pena pagar el precio solicitado. La vida eterna ciertamente vale la pena.