En este mundo loco y peligroso, nuestra esperanza está en Dios

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En este mundo loco y peligroso, nuestra esperanza está en Dios

Como consecuencia de la masacre del concierto en Las Vegas, el 1 de octubre del 2017, el ataque terrorista en una ciclo-vía de Nueva York 30 días más tarde y luego el tiroteo en una iglesia bautista de Texas, en noviembre 5 del mismo año, he estado reflexionando sobre mi vida. ¿Cómo debo responder a estos horribles y horrendos acontecimientos?

La muchedumbre en Las Vegas estaba disfrutando de un concierto. Las personas en la ciudad de Nueva York simplemente llevaban a cabo sus rutinas diarias normales. La gente en la iglesia bautista estaba adorando a Dios. Cuando esas personas se levantaron, se alistaron y salieron de sus viviendas, no tenían ni idea que sería la última vez que lo harían.

Hay personas malvadas en nuestro mundo que no tienen respeto por la vida. Vidas que son destrozadas. Padres que entierran a sus hijos. Seres queridos que se ven obligados a decir adiós.

La gente quiere tratar de solucionar todo lo que aparentemente está detrás de estos ataques terroristas, excepto la causa misma: el mal. ¿Puede que parte de la culpa sea porque muchas personas llenan sus mentes de violencia en forma de películas y videojuegos violentos?

Hollywood pone la culpa en el porte de armas mientras continúa haciendo películas violentas y demoníacas para que la gente se divierta. ¿Podrían estas cosas ser parte de la causa original? ¿O podría ser el corazón? Dios reprendió al malvado pueblo de Israel, diciendo: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso, ¿quién podrá conocerlo?" (Jeremías 17:9).

Nuestro país se ha vuelto autoindulgente. Nuestro enfoque tiende a estar en "mis derechos" en lugar de tener un enfoque externo que busque mejorar la vida de las otras personas.

El corazón necesita cambiar. A menos que el corazón esté bien con Dios, nuestro mundo continuará en un decline constante.

Mientras tanto, ¿cómo podemos lidiar mejor con eso?

1. Sea agradecido.

Agradezca a Dios por cada día que le es dado, y utilícelo para ayudar, alentar y orar por los demás. Tenga siempre un corazón agradecido. Las pruebas y el sufrimiento pueden en realidad intensificar el agradecimiento. Nunca dé nada por sentado, incluso cada día de la vida que Dios le da.

Recuerde que las víctimas en estas tres ciudades no tuvieron un día adicional. En su carta a los Romanos, Pablo nos recuerda lo que puede pasar si no estamos agradecidos: “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” (Romanos 1:21-25).

Eso describe gran parte de la humanidad hoy en día, ya que muchos adoran las cosas creadas en lugar de adorar a Dios. Agradezca todos los días por la vida y por todo lo que se le ha dado.

2. No viva atemorizado.

Es muy fácil vivir atemorizado cuando vemos todas estas cosas horribles que suceden a nuestro alrededor. El miedo puede paralizarnos.

Dios le ordenó a Israel que tuviera valor: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas” (Josué 1:9). ¡Dios estará con nosotros dondequiera que vayamos! Y para los que estamos bautizados hoy tenemos una ayuda aún mayor: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7). David reflexionó: “Busqué al Eterno, y él me oyó y me libró de todos mis temores. Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados” (Salmos 34:4-5).

3. Nuestra esperanza está en Dios, no en las personas.

¡Ponga su esperanza en Dios! “En pos de El Eterno vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis” (Deuteronomio 13:4).

Puede que tengamos que pasar por momentos difíciles, pero Dios nos ayudará a superarlos. Sea siempre agradecido, no tema, y mantenga su esperanza en Dios. Un mundo mejor está por venir.

Mientras suspiramos y lloramos, tenemos la increíble esperanza de que algún día habrá un "nuevo sheriff en la ciudad". Cristo vendrá y destruirá todo el mal y todo lo que no se someta a sus leyes y mandamientos, los cuales son el único camino que puede traer felicidad total. En ese día, "No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de El Eterno, como las aguas cubren el mar" (Isaías 11:9).

Fuente: UCG.org