Eliminando amigos

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Eliminando amigos

En este mundo de tecnología y gratificación instantánea, parece que no hay lugar para diferencias de opinión. Si alguien te fastidia de algún modo, simplemente puedes "eliminarlos" o "dejar de seguirlos". El problema con eso es que no queda espacio para la comunicación real y/o la reconciliación. ¿Dónde está el amor o la preocupación por resolver el problema? Se está volviendo inexistente.

Necesitamos construir y promover relaciones sólidas en nuestras vidas y enseñarle a nuestros hijos a hacer lo mismo.

El verdadero problema con esta forma de pensar es que también está invadiendo el mundo cristiano. Se nos dice: "Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros." (1 Juan 4:11, énfasis agregado en todo).

Cuando no nos ocupamos de las ofensas, no estamos mostrando amor los unos por los otros. Otra Escritura dice: “si pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios  ”(1 Corintios 10:31-32)

Tal vez somos involuntariamente los que ofendemos, pero los ofendidos no nos dejan saber lo que hemos hecho. En su lugar, nos dejan sin explicación. Esto sucede mucho y realmente puede causar algunos sentimientos heridos cuando no hay necesidad de hacerlo. Jesús enseña que si perdonamos las ofensas de las personas, entonces Dios nos perdonará (Mateo 6:14). Somos humanos y cometemos errores. A veces decimos o escribimos cosas que ofenden a alguien. Sin querer o no, deberíamos estar dispuestos a hablarlo entre nosotros. El amor y el perdón deben venir de ambos lados.

Los cristianos no son inmunes a este tipo de acciones. Debemos ser aún más conscientes para no ser absorbidos por lo que se considera la forma normal del mundo. Debemos estar alejados de la norma. Cristo nos dijo: “Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale." (Lucas 17:3-4).

Recientemente me sentí ofendida en menor grado por alguien en los medios sociales. No quería dejar un comentario en represalia, así que les envié una nota en privado, preguntando por qué decían lo que me hicieron. En vez de responderme, la persona se ofendió y me bloqueó, para que no viera más sus publicaciones. Me sentí herida, se suponía que era una amiga y hermana cristiana. No digo que las personas no pueden “eliminarme” de sus amigos, pero fueron las circunstancias las que me dolieron. Santiago 5:16 dice que deberíamos confesar nuestros pecados unos a otros. Eso significa que si peco contra tí, debería buscarte y decírtelo para que podamos resolverlo. Lo mismo aplica a las ofensas. La clave es mostrar amor unos por otros.

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.…” (1 Corintios 13:4-8) 

¿No estamos deshonrando a los demás cuando no les damos la oportunidad de explicarse? Una ofensa a menudo nos enfurece fácilmente por algo que generalmente es insignificante o puede superarse fácilmente con unas pocas palabras amables o un abrazo.

Lo importante es que no nos dejemos atrapar por este mundo descartable, que tira relaciones sin pensarlo y luego porta la amargura como un distintivo. Este no es el plan que Dios tiene para nosotros. Las Escrituras nos dicen repetidamente que debemos ser perdonadores, amorosos y pacientes. Necesitamos construir y alentar relaciones sólidas en nuestras vidas y enseñarles a nuestros hijos lo mismo, incluso si eso significa tragar nuestras palabras y pedir perdón. Acostumbrémonos a mantener a los que hemos hecho "amigos" y los seguimos, en lugar de bloquearlos, dejar de seguirlos o eliminarlos de la lista de amigos, por ofensas menores.