El matemático supremo
¡Ah! las matemáticas… materia que nos ha inquietado en el colegio o en la Universidad. Pero tenemos que admitir que los números son imprescindibles y los encontramos a nuestro alrededor.
Las matemáticas son una herramienta útil para estructurar nuestro pensamiento. No nos hace más inteligentes, pero nos ayuda a ser más coherentes y lógicos.
Las civilizaciones de Egipto, Grecia, Roma, China y aún las culturas precolombinas, tenían su propio sistema numérico. El hombre tuvo que contar sus rebaños, comercializar, medir la cosecha y llevar un calendario de siembra.
Su origen se remonta a La India, hace 5,000 años. Los árabes introdujeron los números arábigo-índicos y los llevaron a Persia. De allí los trasladaron a España, desde donde el matemático italiano Leonardo Fibonacci los introdujo a Europa para diseminarse en todo el mundo.
No todos somos hábiles para trabajar con cifras y cálculos. Los psicólogos contemporáneos sostienen que la inteligencia lógica-matemática nos ayuda a resolver problemas numéricos y pensar en forma lógica.
Cuando observamos el firmamento salpicado de estrellas, podríamos pensar que fueron esparcidas en forma desordenada. Pero en el Universo, cada astro fue colocado en su lugar preciso. Algunos científicos han tenido que reconocer a Dios como el Matemático Supremo.
Galileo Galilei, expresó: “El Universo está escrito en un lenguaje matemático y sus caracteres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las cuales es humanamente imposible entender una sola palabra. Sin éste lenguaje, navegamos en un oscuro laberinto”.
El hombre que midió la tierra
El matemático, astrónomo y geógrafo, Eratóstenes de Cirene, se propuso determinar las dimensiones del globo terráqueo.
Observó que en la ciudad egipcia de Siena (actualmente Asuán) el primer día de verano, a mediodía, el sol no proyectaba ninguna sombra, iluminando el fondo de pozos profundos. Advirtió que en la misma fecha y a la misma hora, en la ciudad de Alejandría, a unos 5,000 estadios al norte (un estadio=160-185 metros) se proyectaba una sombra.
Clavó una estaca vertical al mediodía en Alejandría, cuando el sol se encontraba en su cenit y midió el ángulo de la sombra que proyectaba la vara, siendo de 7.2 grados.
Como suponía que la tierra era redonda y un círculo tiene 360 grados, dividió 360 entre 7.2 (la medida del ángulo) y encontró que el ángulo era 1/50 parte del círculo. De ahí dedujo que los 5,000 estadios entre Siena y Alejandría tenían que corresponder a la cincuentava parte de la circunferencia terrestre.
Multiplicó entonces 50 por 5,000 y llegó a la cifra de 250,000 estadios (40,000 kilómetros) como la longitud de la circunferencia terrestre.
Las naves en órbita han calculado 40,008 kilómetros, cifra muy cercana a la encontrada por Eratóstenes hace más de dos mil años. La precisión de su cálculo es asombrosa, considerando que únicamente utilizó una estaca y el razonamiento geométrico.
Algunos quizá se sorprendan que Eratóstenes supiera que la Tierra era redonda, pero muchos años antes, el profeta Isaías lo había descrito (Isaías 40:22).
Las matemáticas y la Biblia
En el libro de Génesis Dios puso en funcionamiento las leyes matemáticas que gobiernan el Universo. Génesis 1:3-5 “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día”.
El profeta Isaías describe la grandeza de Dios en Isaías 40:12 “¿Quién ha medido el océano con la palma de la mano, o calculado con los dedos la extensión del cielo? ¿Quién ha puesto en una medida todo el polvo de la tierra, o ha pesado en balanza las colinas y montañas?”
El número siete representa perfección. Existen siete notas musicales, el arcoíris tiene siete colores, la semana tiene siete días, las palabras hebreas del Génesis son siete. El período de gestación de la mujer es de 280 días (cuarenta veces siete). El sábado es el séptimo día de la semana. El número cuarenta ilustra un tiempo de prueba. Deuteronomio 8:2
Nuestra salud en números
La salud y el bienestar de nuestro cuerpo depende de los números. Nuestros indicadores biológicos deben estar en ciertos rangos. Por ejemplo, la presión arterial debe ser 120-80. Ciertas substancias en la sangre y nuestros órganos deben estar en los niveles correctos para que disfrutemos de una buena salud.
Dios, el Matemático Supremo, ha creado todo con números, pesos y medidas en una armonía perfecta.