Dios se preocupa incluso por las cosas más pequeñas de nuestras vidas
Recientemente, alguien publicó en Facebook una solicitud de oración por unas llaves perdidas. Ellos necesitaban aquellas llaves desesperadamente y las habían buscado por todos lados sin éxito. Así que, pidieron a sus amigos que oraran por ello. Cuando estas personas regresaron de la iglesia ese día, su vecina les entregó las llaves que encontró afuera en la nieve.
Yo, también, he perdido algo recientemente. Extravié unas tarjetas de regalo que me fueron dadas como presente. He buscado y buscado en los lugares más probables donde las pude haber puesto. En vano, decidí mencionarlo en Facebook y oré por ello. Unas horas después de que hube publicado mi solicitud y orado por ello, las encontré en el lugar más improbable, en un sobre lleno con mis papeles de impuestos. Yo jamás las hubiese puesto ahí. Aparentemente, había agarrado todos los papeles junto con las tarjetas de regalo y las metí en el sobre. Dios contestó mi oración de una pequeña e insignificante cosa, aun cuando muchas oraciones desesperadas estaban siéndole hechas a él.
A veces pensamos que Dios solo está interesado en las cosas grandes, que no debemos pedirle por cosas que no sean críticas. Pensamos que no debemos molestarle con pequeñas cosas. Creemos que Dios solo está ahí para ayudarnos en tiempos de urgencia pero, a él también le importan las pequeñas cosas que nos preocupan. En Juan 15:7, Dios nos dice, “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. Dios nos ayuda a encontrar un juego de llaves perdido. Él incluso escucha las oraciones y solicitudes de un pequeño niño.
Mi pequeña hija, Michelle, que en ese entonces tenía 4 años, quería una muñeca Cabbage Patch. Esa muñeca era muy popular en ese momento y eran muy caras. Todas sus amigas tenían una, pero nosotros no podíamos costearla. Yo le recomendé a mi hija que orara por ello, y así lo hizo.
El siguiente fin de semana, mi hija tenía no una, sino dos muñecas Cabbage Patch. La mamá de su amiga le regaló una y al día siguiente su abuela le regaló otra. Ambas muñecas eran completamente diferentes.
Lucas 18:16 nos recuerda lo especial que son los niños para Dios, “Mas Jesús, llamándolos, dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios”. Dios contesta las oraciones de nuestros hijos, porque ellos son especiales para él.
Cuando veo que estas pequeñas oraciones son contestadas en mi vida, la de mi hija y otros, me recuerda el gran amor de Dios para con nosotros. Cuando hablamos con Dios, tenemos que recordar que él nos desea mucha felicidad. Dios está ahí para escuchar nuestras solicitudes urgentes, pero también se preocupa por las cosas más pequeñas que son importantes para nosotros. Así que, no seamos tímidos a la hora de presentar nuestras peticiones a Dios, sin importar cuan pequeñas pensemos que son.
Fuente: ucg.org