Cuídese a sí mismo; emocionalmente

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Cuídese a sí mismo; emocionalmente

Las personas emocionalmente sanas son capaces de controlar sus emociones y su comportamiento. Son capaces de manejar más fácilmente los desafíos de la vida. Tienden a construir relaciones más fuertes y se recuperan de manera más fácil frente a las adversidades.

A través de los años muchos jóvenes me han dicho que la belleza y la salud son importantes, pero que desean estar emocionalmente estables y felices, incluso más que estar en buena forma física.

Sabemos el gran esfuerzo que se necesita para lograr y mantener un buen estado físico. La salud mental y emocional requiere el mismo esfuerzo o incluso más. Mejorar su salud emocional es gratificante, beneficia todos los aspectos de su vida, aumenta su estado de ánimo, crea entereza y mejora el disfrute de la vida que Dios le ha dado.

¿Qué es la salud mental o emocional?

La salud mental o emocional se refiere al propio bienestar psicológico en general. Incluye lo que sientes sobre ti mismo, la calidad de tus relaciones y tu capacidad para manejar los sentimientos y hacer frente a las dificultades que se presenten.

La buena salud emocional no es sólo la ausencia de problemas de salud mental. Es mucho más que estar libre de problemas psicológicos, depresión, ansiedad u otros. La salud mental y emocional se refiere a la presencia de características positivas.

Así es como Dios lo describe: "Un corazón alegre es buena medicina, pero el espíritu triste seca los huesos" (Proverbios 17:22, Versión Inglés Estándar, énfasis añadido).

La Biblia también hace hincapié en la necesidad de una orientación positiva: "Hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. " (Filipenses 4 : 8, Nueva Versión Internacional).

Del mismo modo, simplemente no "sentirse mal", no es lo mismo que sentirse bien. Si bien algunas personas pueden no sufrir de sentimientos negativos, todavía tienen que hacer algo  que los haga sentir bien para lograr alcanzar una estable salud emocional.

El tratar con las presiones sociales y compañeros de clase durante las etapas como la pubertad, adolescencia y adultez joven tiende a afectar la salud emocional. Los resultados son a veces devastadores, y existen personas que aparentemente nunca se recuperan, llevando las cicatrices emocionales con ellos por el resto de sus vidas.

Dios nunca ha querido que nos sintamos mal emocionalmente, o que suframos continuamente. De hecho, uno de los apóstoles de Cristo lo escribe de esta manera: "Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente" (3 Juan 1:2, Nueva Versión Internacional). Vamos a ver cómo podemos cuidar de nosotros mismos emocional y mentalmente.

Características positivas

Mental y emocionalmente las personas sanas desarrollan características positivas como:

• Sensación de alegría.

• Equilibrio entre el trabajo y el juego, el descanso y la actividad.

• La capacidad de lidiar bien con el estrés y recuperarse de la adversidad.

• La alegría o risa a menudo, capacidad de divertirse.

• Flexibilidad para aprender cosas nuevas y adaptarse rápidamente a los cambios.

• Un sentido de significado y propósito en las actividades y relaciones.

• La capacidad de construir y mantener relaciones satisfactorias con los demás.

Estos factores permiten participar plenamente de la vida, a través de actividades significativas, productivas y relaciones sólidas. También ayudan a hacer frente cuando se a retos y tensiones de la vida.

Ser emocional y mentalmente sano no significa que nunca vas a enfrentar tiempos difíciles o experimentar problemas emocionales. Todos tenemos decepciones, pérdidas y cambios. Si bien estos son parte normal de la vida, pueden causar tristeza, ansiedad y estrés.

Muchos hombres y mujeres en la Biblia enfrentaron desafíos mentales y emocionales (¡no somos los únicos!), y podemos sacar fuerza de sus ejemplos.

Resiliencia

Las personas emocionalmente sanas se recuperan de la adversidad y el estrés, capacidad llamada resiliencia. Estas personas se enfrentan a situaciones difíciles y mantienen una actitud positiva. Siguen siendo personas enfocadas, flexibles y creativas en tiempos buenos y tiempos difíciles.

A lo largo de su ministerio, Jesucristo trató con mucha adversidad y estrés, sin embargo, fue capaz de mantener una actitud positiva. Esa es la mentalidad ideal, por lo que "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús" (Filipenses 2:5). Esto nos dará la capacidad de recuperarnos.

Uno de los factores claves de la resiliencia es equilibrar eficazmente el estrés y las emociones. La capacidad de reconocer sus emociones y expresarlas adecuadamente ayuda a evitar quedarse atascado en la ansiedad, la depresión u otros estados de ánimo negativos.

Aumente su capacidad de resiliencia con el estímulo y el apoyo en los momentos difíciles, de una sólida red de miembros de confianza, miembros de su familia, de la iglesia, amigos y su pastor.

¿Cómo te sientes?

El fortalecimiento de su salud mental y emocional también requiere prestar atención a sus propias necesidades y sentimientos. No deje que las emociones negativas y el estrés se acumulen. Trate de mantener un equilibrio entre las responsabilidades diarias y las cosas que le gustan.

Desarrolle actividades que naturalmente hacen liberar endorfinas y contribuyen a sentirse bien. Las endorfinas se liberan con el ejercicio físico, y cuando hacemos otras cosas que nos impactan positivamente. Servir a los demás y centrarnos en ayudar otros nos ayudará también.

Visitar un museo, aprender un nuevo idioma, o simplemente viajar a algún lugar nuevo. Aprender y descubrir cosas nuevas. Piense en ello como un "regalo intelectual."

En mi casa aquí en Carolina del Norte me gusta la belleza de la naturaleza. He encontrado que simplemente caminar por mi jardín ha bajado mi presión arterial y me ha  ayudado a reducir el estrés. Lo mismo para un paseo por un parque o una galería de arte, excursiones, sentarse en un banco o relajarse en la playa.

Conócete a ti mismo

Porque todos somos diferentes, no todo va a ser igual de beneficioso para todas las personas. Algunos se sienten mejor descansando, mientras que otros necesitan más actividad, emoción y estimulación mental para sentirse mejor. Busque actividades que le gusten y que lo motiven e impulsen.

Nunca es demasiado tarde para hacer cambios que pueden mejorar su bienestar psicológico. Contrarreste aquellos factores negativos o de riesgo con algunos factores de protección, como por ejemplo, una fuerte relación con Dios, con su familia y amigos, un estilo de vida saludable y el uso de estrategias de afrontamiento para manejar el estrés y las emociones negativas.

El "Admirable Consejero", Jesucristo, quiere que usted se cuide emocional y mentalmente (ver Isaías 9:6-7). ¡El esfuerzo le traerá grandes recompensas!

Fuente: ucg.org