Cuidado con la soberbia y la altivez

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Cuidado con la soberbia y la altivez

Una de las experiencias más traumáticas que ha vivido la marina mercante a nivel mundial ha sido el estrepitoso hundimiento del Titanic.

El Titanic ha sido, desde su hundimiento, un ícono para las generaciones posteriores. Icono del orgullo y de la insensatez humana.

El barco que según sus fabricantes no se podía hundir, se hundió en su viaje inaugural.

De los análisis posteriores al desastre, el que más me ha sorprendido es una de las frases del fallecido capitán E. J. Smith: “… Yo no puedo imaginar ninguna condición por la cual un barco actual pueda hundirse, yo no puedo concebir que algo vital pueda ocurrirle a este buque. Las construcciones modernas van más allá que eso”.

Lo que más me ha sorprendido de esta frase es la seguridad y el orgullo de las palabras del capitán Smith, seguridad y orgullo que vieron fruto la noche del 14 de abril de 1912 donde en menos de tres horas el barco estaba completamente hundido.

Las palabras expresadas por aquel exitoso capitán me traen al recuerdo lo que dice la escritura en el libro de proverbios: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu” (Proverbios 16:18).

Las experiencias vividas con el hundimiento del Titanic deberían servirnos de lección para nosotros y para nuestra generación, ya que el mundo se aproxima, sin saberlo, a un estrepitoso final. Final que ha sido anunciado desde hace mucho y en donde se nos pide a todos aquellos a quienes se nos ha abierto el entendimiento para que veamos lo que muchos no ven y escuchemos lo que muchos no oyen lo siguiente:

“Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!” (2 Pedro 3:11-12).

Según la instrucción de Dios, nuestro Padre, tenemos tareas que hacer a la espera de las cosas que vendrán.

Quiera Dios darnos la sabiduría, el entendimiento y la humildad para dejarnos guiar y enseñar su Palabra a la espera de las cosas que ciertamente ocurrirán sobre esta generación.