Cómo evitar parecerse a la tortuga en la autopista

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Cómo evitar parecerse a la tortuga en la autopista

Recientemente, en un día cálido de primavera, cuando mi esposa y yo transitábamos por la autopista interestatal, vimos una pequeña tortuga agazapada en la orilla de la vía, literalmente a pocas pulgadas del tráfico vehicular. Con la cabeza levantada y el cuello completamente extendido, parecía contemplar la posibilidad de atravesar la calzada. Definitivamente, sabemos que el animal no estaba “pensando” realmente en tomar tal decisión. Instintivamente trataba de encontrar un lugar para aparearse o desovar, una vez abandonado el sitio donde invernó.

¿Cruzó la tortuga ese día? No lo sabemos. Pero si trató, las posibilidades de llegar al otro extremo no se encontraban a su favor.

Respecto a usted y a mi persona, cuando nos enfrentamos a una situación trascendente ¿implementamos práticas adecuadas de adopción de decisiones que nos conduzcan a tener éxito? O, metafóricamente hablando, ¿permanecemos agazapados a la orilla de una autopista congestionada “con el cuello completamente extendido”, confiando en que al tomar una decisión apresurada para cruzar, no tendrá como resultado que seamos arrollados? ¿Cómo tomar decisiones efectivas? ¿Cuál es la actuación más sabia que debemos ejecutar cuando nos enfrentemos a una dificultad mayor?

Tomando buenas decisiones

A lo largo de nuestras vidas tenemos que adoptar decisiones; algunas importantes, otras intrascendentes. Las segundas pueden ser, por ejemplo, qué vestido usar, o qué ingerir al almuerzo. Esta clase de decisiones, por lo general, se adoptan sin gran esfuerzo mental, pero las primeras requieren de mucha concentración y acción. Éstas implican dar respuesta a preguntas tales como: ¿Qué hacer después de haber perdido mi empleo? ¿Debo cambiar de profesión? ¿Debo regresar al colegio? ¿Debo contraer matrimonio? ¿Debo mudarme a una nueva ciudad o estado? ¿Compro una casa? ¿Tengo un hijo? ¿Cuándo debo pensionarme?

Si tenemos la sabiduría y colocamos nuestras vidas en las manos de Dios con obediencia y fe, podemos tener la certeza de que las decisiones que asumamos actuarán a nuestro favor

Decisiones como estas pueden ser retos exigentes; porque a menudo involucran factores complejos que incluyen la forma como se verán afectados los miembros de la familia, el clima, la salud, las relaciones interpersonales y muchos otros.

Para ilustrar, quiero citar una experiencia personal. Hace varios años me desempeñaba como gerente de una gran propiedad de convenciones que había estado a la venta por mucho tiempo. Cuando finalmente se vendió, perdí tanto mi trabajo como mi residencia, puesto que vivíamos en el mencionado sitio. Mi esposa, nuestros dos hijos y mi persona nos mudamos a un apartamento cercano, y comencé a indagar por un nuevo empleo. Una complicación en particular consistía en mi alergia al moho, la humedad, las pinturas, las tintas para las impresoras láser y las fragancias. Encontrar un empleo donde no estuviera expuesto a estas sustancias fue mi mayor desafío.

Fueron meses de búsqueda infructuosa de empleo. Pasaron dos años para que al final encontrara una nueva ocupación y nos mudaramos a otro estado. A diferencia del quelonio en la carretera; el paso a la otra orilla no fue en línea recta, sino un viaje lleno de colinas, valles y muchos rodeos. Muy poca de esta experiencia fue en “blanco y negro” (esto es, categóricamente agradable o desagradable), no sentí que fue una ruta directa a un buen empleo y a una vida sosegada. Fue un trabajo duro y la aplicación de algunos principios importantes de adopción de decisiones, lo que nos llevó a cumplir nuestras metas.

Manténgase positivo y optimista

La toma de decisiones durante épocas de estrés e incertidumbre, tales como cuando se pierde el empleo, pueden ser muy frustrantes y difíciles. Sentimientos de incapacidad y desaliento pueden acompañar al desempleado. Estos sentimientos se presentan especialmente cuando la situación se prolonga por algún tiempo. Eso lo sé porque he peleado esa batalla. Como resultado encontré que es de vital importancia hacer todo lo posible por permanecer con actitud positiva y de triunfo. Para tomar decisiones acertadas se requiere razonar adecuadamente con actitud positiva. Aprendí que estar recargado con emociones negativas induce en la mente un cortocircuito (nos bloquea) para realizar razonamientos objetivos.

El doctor Hossein Arsham, profesor de estadística empresarial y ciencias de la decisión de la Universidad de Baltimore, escribió: “No adopte ninguna decisión seria cuando esté enojado, lastimado, deprimido o asustado. No tome decisiones cuando no esté en capacidad de pensar racionalmente. Decida teniendo en cuenta argumentos acertados, cuando esté calmado y con actitud analítica”.

El estrés, la desesperación y la depresión tienen efectos nocivos al momento de decidir correctamente. Del sitio web wisedecisions.com citamos textualmente: “Cuando el cerebro está recargado por el estrés o debilitado por la depresión, se reduce la habilidad de pensar bien y decidir sabiamente. Experimentos clínicos han comprobado que el estrés y la depresión reducen la habilidad cognitiva y la memoria afectiva, la concentración y el raciocinio. Entonces, ¿qué debemos hacer? El mejor consejo es que nos abstengamos de realizar cambios sustanciales o tomar decisiones importantes cuando nos encontremos en situaciones adversas. Descansemos un rato, aplacemos las decisiones por un tiempo prudencial”.

El libro de los Proverbios afirma que la depresión y la desesperanza pueden causar impedimentos físicos, emocionales y espirituales que impiden al individuo funcionar en forma óptima. “El corazón gozoso alegra el rostro, pero en la tristeza del corazón se quebranta el espíritu”. (Proverbios 15:13). La Biblia ofrece consejos esenciales para combatir el negativismo y el pesimismo cuando nos encontremos en dificultades: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias; y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).

Evite concentrarse en los errores pasados

Otra lección que debemos aprender cuando debamos adoptar decisiones importantes es evitar revivir los errores pasados. Indudablemente que debemos aprender de las faltas cometidas, pero no es acertado mirar por el retrovisor deseando cosas diferentes. Cuando me encontraba buscando trabajo sin tener éxito, en ocasiones me sorprendía pensando: “si hubiera actuado con mayor celeridad” o si no hubiera cometido tal o cual error. Me tomó tiempo darme cuenta que no era provechoso recordar los errores y cálculos no acertados del pasado. Aprendí que el pasado quedó atrás y que debía dedicar mis energías para encontrar un nuevo camino. El apóstol Pablo ofrece este profundo consejo: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. (Filipenses 3:13-14).

Haga lo mejor para acopiar la información

La adopción de decisiones sabias requiere el acopio y análisis de variadas opciones. Esto se puede denominar como “acopio de información”. Mi esposa y yo encontramos que, cuando enfrentábamos una decisión clave, era de gran utilidad escribir tanto los pros y los contras que fuera necesario tener en cuenta. Hacer eso nos inducía a tomar tiempo para examinar las implicaciones con un amplio rango de posibilidades y a no analizar con ligereza cualquier potencial efecto negativo que pudiéramos confrontar.

Esta tendencia puede ser recomendable, por ejemplo, si usted ha considerado trasladarse a otra ciudad o estado para desempeñar un nuevo trabajo. Deberá reflexionar acerca de preguntas como: ¿Cuáles son los riesgos y beneficios del cambio de domicilio? ¿Cómo se verá afectada la familia? ¿Será el nuevo salario suficiente para cubrir el incremento del costo de vida en la nueva residencia? ¿Cómo es el clima? ¿Se ajustarán adecuadamente los miembros de la familia? ¿Cuál será la calidad de la enseñanza de los hijos en la nueva área?

Escribir estas y otras preguntas, elecciones y posibilidades, puede proveernos de una visión más amplia para determinar con precisión qué es lo que nos va a deparar el futuro. Este paso requiere que concentremos nuestros esfuerzos para así poder clarificar los hechos. Proceder de esa manera puede revelarnos factores importantes que no habíamos considerado o discutido previamente.

Tomar decisiones trascendentes sin la información y análisis adecuados, puede asimilarse al lento andar de la tortuga tratando de atravesar la autopista congestionada. Hay pocas posibilidades de éxito si no se examina previamente, con mucho cuidado, un amplio rango de opciones importantes.

Buscar sabiamente consejos objetivos

Otra clave crucial para la toma apropiada de decisiones es la búsqueda de consejos sensatos. Para determinar qué hacer, es importante escuchar la mayor cantidad posible de opiniones objetivas por parte de aquellas personas que posean información y datos relativos al tema de su interés. Por ejemplo, si tiene problemas con el motor de su automóvil y no tiene el menor conocimiento del diagnóstico y la reparación, acuda a alguien que posea la experiencia necesaria. Actúe en igual forma en todas las circunstancias con las cuales usted no esté familiarizado.

Buscar consejo de personas que tengan muy buen conocimiento y autoridad en lo concerniente a la materia relacionada con su asunto, es un elemento de valor para la buena toma de decisiones. “Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo;

Mas en la multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11:14). Además de recibir consejo de personas sensatas, el conocimiento que proviene de la Palabra de Dios es igualmente una muy buena clave para la adopción de buenas decisiones. La Biblia contiene variados ejemplos de decisiones buenas y malas, tanto de los líderes como de los ciudadanos comunes. Estudiar las ilustraciones bíblicas cuidadosamente puede ayudarnos a controlar con claridad los posibles errores en las decisiones que debamos adoptar. “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Corintios 10:11).

Una persona sabia y humilde tiene la certeza que no es nadie sin la guía y el cuidado del Eterno. Al comienzo de su reinado el rey Salomón dijo a su Creador: “Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?” (2 Crónicas 1:10).

Teniendo en cuenta el anterior ejemplo, puede pedir a Dios que lo dirija en sus elecciones. Él entiende su situación y desea ayudarlo. Sin embargo, Dios a veces espera que usted le solicite ayuda. Esta es la razón para que la oración persistente sea parte de su proceso de adopción de decisiones. “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Lucas 11:9). Mi esposa y yo también aprendimos que Dios en su sabiduría responderá nuestras peticiones en el momento oportuno y con los métodos que él decida, que no necesariamente coinciden con nuestros deseos. En consecuencia, entendimos que otra clave para tomar decisiones juiciosas consiste en ejercitar la paciencia.

A medida que recolectamos los hechos, escuchamos consejos adecuados, estudiamos y obedecemos las leyes de Dios y oramos con respecto a nuestra situación, también necesitamos analizar pacientemente la información obtenida. Así como la tortuga cautelosamente se detuvo a esperar a un lado de la carretera, se debe tener paciencia, dar lo mejor de nosotros y evitar cometer errores. Aunque el tiempo para entrar en acción llegará, el apóstol Santiago ofrece un excelente consejo: “Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Santiago 1:4). De modo que “consultar con la almohada” antes de tomar la decisión final es una estrategia sensata.

Implementar la decisión

Después de haber decidido el curso de la acción es hora de echar hacia adelante positiva y decididamente. Vacilar debe ser evitado porque puede desalentarnos y debilitarnos. Si pides la guía de Dios, debes realizar el máximo esfuerzo por eliminar la duda. “Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” (Santiago 1:6-8).

Después de hacer una elección acertada, lo que sigue es trabajar diligentemente para obtener los resultados deseados. Eclesiastés 9:10 expresa: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas”. Pero, ¿qué pasa si los resultados de tu decisión no son de tu agrado o el objetivo no ha sido totalmente logrado? Si esto ocurre es importante que seas flexible.

Si los eventos no concuerdan con lo planeado, tenga el cuidado de modificar la forma de lograr los objetivos. Anteriormente mencioné que la ruta hacia mi nuevo empleo no fue en línea recta. Después de investigar, observar, argumentar, orar y estudiar, fue un camino con rodeos y vías alternas que requirieron de habilidad para ajustar la modificación de las circunstancias.

Cada decisión que realice, no necesariamente le proveerá de espectaculares resultados ideales. Es inevitable que ocasionalmente enfrente problemas imprevistos. Prepárarse para que, si ocurre esta posibilidad, pueda tener paz espiritual y estés prevenido para no frustrarte ni desanimarte.

El componente más importante

Volviendo a la tortuga que vimos al lado de la autopista congestionada aquel día de primavera, esperamos que haya tomado una mejor “decisión” que atravesar al otro lado. Aunque es obvio que el animal estaba actuando instintivamente, usted y yo sabemos que tenemos la capacidad dada por Dios para pensar y seguir el camino adecuado. Realizar decisiones acertadas requiere tener presente y poner en práctica los importantes principios descritos anteriormente.

Hay un componente adicional que debemos integrar a cada decisión adoptada. “Buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33)

Si usted y yo hacemos del reino de Dios nuestra meta suprema; no seremos como la tortuga al lado de la vía, justamente “alargando el cuello”, esperando hacer una elección efectiva. Por el contrario; si hacemos uso de la sabiduría y colocamos nuestras vidas en las manos de Dios, con fe y obediencia, podemos tener la certeza que las decisiones que tomemos redundarán definitivamente en nuestra ventaja.