Primer Mes
Aspectos de su nacimiento
Es sorprendente que los nacimientos de Moisés y de Jesús tengan una increíble semejanza, porque ambos tuvieron que ser escondidos para que las autoridades de entonces no los matasen. Dios había dispuesto que Moisés fuera un instrumento valioso para Él. El bebé Moisés abrió sus ojos en un mundo muy diferente. El nacimiento de este niño dio inicio a una serie de acontecimientos que iban a cambiar el curso de la historia y el destino de millones de personas.
En ese tiempo, la población hebrea en Egipto había crecido mucho. Los descendientes de los hijos de Jacob crecieron en número hasta convertirse en un pueblo poderoso en Egipto, para consternación cada vez mayor de los funcionarios egipcios. Entonces la población nativa empezó a mirar mal y con mayor recelo a Israel. Además, sabemos que los pastores de ovejas eran considerados en escala social más baja, por eso tuvieron que mantener en secreto su condición de pastores. Esa fue una fuente de juicio contra el cual tuvieron que enfrentarse los israelitas. Y no solo eso, porque las escrituras también nos dicen que “Después se levantó un nuevo rey de Egipto que no había conocido a José (Éxodo 1:8). Faraón se sintió amenazado por el crecimiento de Israel. Entonces les impusieron jefes de tributo laboral que los oprimían con sus cargas y edificaron para Faraón las ciudades de Pitón y Ramsés (Éxodo 1:11).De ahora en adelante tendrían que hacer ladrillos bajo los duros capataces de esclavos, en medio del chasquido del látigo.
Felizmente habría de venir un libertador escogido por Dios mismo, preparado de manera singular para tratar con los israelitas y con el mismo Faraón. Su nombre sería Moisés.
Pero cuando Faraón vio que la dura servidumbre no lograba sus fines, entonces habló con las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra y la otra Fúa. Entonces Faraón les dijo: “Cuando asistáis a las mujeres hebreas que dan a luz y veáis que es un niño, matadlo, pero si es niña, dejadla vivir (Éxodo 1:15-16). Pero las parteras que temían a Dios no hicieron como Faraón les mandó. Ellas dejaban vivir al niño, entonces el rey de Egipto les llamó la atención y las parteras respondieron que las mujeres hebreas no eran como las egipcias. Ellas son vigorosas y dan a luz antes que llegue la partera. Por ese hecho, Dios bendijo a las parteras y el pueblo se multiplicó y se fortaleció muchísimo. Esto nos muestra que los tiempos difíciles no anulan las promesas de Dios.
El niño Moisés entró a un mundo de dolor, de esclavitud y desaliento. La Biblia menciona que un hombre de Leví tomó por esposa a una mujer levita. Ella concibió y dio a luz un niño y al ver que era hermoso lo tuvo escondido durante tres meses, porque temieron al mandamiento del rey (Éxodo 2:1-2, 23). Llego a ser tercero en su familia porque tenía una hermana mayor llamada María y un hermano llamado Aaron, mayor en tres años. Pero al no poder esconderlo más tiempo, entonces a su madre Jocabed se le ocurrió un plan y tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río Nilo. Y su hermana se puso a lo lejos, para ver lo que le acontecería. (Éxodo 2:3). Tal vez su madre conocía algunos hábitos de la hija de Faraón. Quizás ella sabía que la princesa iría al rio a bañarse (Éxodo 2:4-5). Al ver la arquilla entre los juncos envió a su sierva para que lo tomase. Y cuando la abrió vio al niño que lloraba y teniendo compasión de él, dijo que era un niño de los hebreos (v. 6). Pero al no haber una mujer que pudiera amamantarlo, entonces se acercó su hermana María para decirle que había alguien que podía hacerlo. Es decir que su hermana preguntó si podía ir en busca de una nodriza hebrea. La hija de Faraón le dijo que se llevara al niño para criarlo diciendo que ella le iba a pagar y de ese modo la mujer tomó al niño y lo crio. Cuando el niño se encontraba crecido, ella lo llevó a la hija de Faraón y vino a ser para ella como un hijo y entonces le puso por nombre Moisés, diciendo “porque de las aguas te saqué”. (Éxodo 2:9-10).
De esa manera, Moisés alcanzó un nuevo hogar como hijo de otra mujer, cuyos valores eran muy diferentes.