¡Siga adelante por fe!
No siempre es fácil “seguir adelante por fe”. Mientras nos dirigíamos a celebrar la Fiesta de los Tabernáculos y el Último Gran Día, no pude menos que reflexionar en el simbolismo de entrar a la Tierra Prometida. En sentido figurativo, mi esposa y yo íbamos de camino a dicho lugar cuando abordamos el avión que nos llevó a Puerto Vallarta, México, donde nos unimos a otros 740 hermanos con la misma meta de entrar a la Tierra Prometida.
Pensé en Josué y Caleb, quienes fueron muy fieles alentando a Moisés y a los israelitas a tomar posesión de la tierra de Canaán, diciéndoles, “[no] temáis al pueblo de esta tierra, porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está el Eterno; no los temáis” (Números 13:30; Números 14:9).
Josué y Caleb son dos nombres muy fáciles de reconocer, especialmente cuando se mencionan juntos. Pero, ¿puede usted nombrar aunque sea uno de los diez espías infieles que afirmaron ser como “langostas” en comparación con los “gigantes” de la tierra de Canaán? Probablemente no, aunque sus nombres son mencionados claramente en Números 13:4-15.
Considero muy extraordinario que en todo el plan de sucesos acaecidos a lo largo de la historia humana, un grupo de hombres y mujeres fieles, además de muchos de sus hijos, hayan observado consistentemente estos días que representan el maravilloso plan de salvación de Dios para toda la humanidad.
¿Puede usted encontrar algún registro en la Biblia de un tiempo semejante, durante el cual miles de personas amantes y temerosas de Dios hayan observado fielmente estos días ininterrumpidamente por 40, 50, o hasta 70 años seguidos?
Somos un pueblo único en la historia humana y bíblica por el hecho de haber sido llamados por Dios y haber permanecido fieles a la verdad revelada y al significado de estos festivales anuales tan especiales. Junto con nuestra observancia del día sábado (una clara señal entre Dios y su pueblo), tenemos la gran bendición de haber sido llamados por Dios en esta era y de contar con el entendimiento que nos ha sido dado. ¡Toda buena dádiva y todo don perfecto proceden de Dios nuestro Padre (Santiago 1:17), y esta comprensión del sábado y los festivales anuales es un maravilloso regalo de Dios!
Sigamos adelante por fe, creyendo que Dios será fiel a sus promesas: “No te desampararé, ni te dejaré” (Hebreos 13:5). “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmos 46:1).
Y nunca se olvide de las alentadoras palabras de un fiel siervo de Dios, el apóstol Pablo: ”Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).
Cuando los hijos de Israel debieron enfrentarse a cruzar el mar delante de ellos, mientras el faraón y su poderoso ejército les pisaban los talones, las instrucciones que Dios les dio fueron: “Di a los hijos de Israel que marchen” (Éxodo 14:15). Ellos así lo hicieron, y Dios intervino haciendo que las aguas se dividieran para que pudieran cruzar al otro lado sobre suelo seco. Sus enemigos siguieron persiguiéndolos, pero fueron rápidamente tragados por las mismas aguas que se habían separado para que los israelitas pasaran.
Hermanos, en vez de dejarnos llevar por el “desánimo pos-Fiesta”, ¡sigamos marchando por fe para acercarnos más a la Tierra Prometida, el Reino de Dios! EC