#098 - Jueces 1-5
"La siguiente generación; los primeros cuatro Jueces"
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#098 - Jueces 1-5: "La siguiente generación; los primeros cuatro Jueces"
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El intrépido Josué había adquirido para ellos la mayor parte de la tierra que se les había prometido como herencia, pero la posición de Israel estaba lejos de ser segura. La muerte de Josué había detenido definitivamente la marcha de Israel hacia la consolidación nacional. Un pueblo nómada, criado en el desierto, enfrentaba los problemas sociales y políticos típicos de su establecimiento en un país agrícola, sin un jefe distinguido. En el sur, los cananeos se unían todavía alrededor de Jerusalén. En el norte, cinco ciudades avergonzaban a Israel. Los filisteos estaban preparados para defender sus fértiles campos. Vecinos hostiles esperaban el día en que pudiesen atacar con éxito a Israel. Siniestros nubarrones oscurecían el alba de la nación de Israel. En los días más oscuros, "El Eterno levantó Jueces que los librasen de los que les despojaban" (Jueces 2:16)" (La Arqueología y Las Escrituras, p.92).
El término jueces viene del hebreo, "sofetim", o gobernante, por los doce libertadores, desde Otoniel hasta Sansón que primero liberaron a Israel de la opresión y luego gobernaron sobre ellos como jueces.
El probable autor del libro es el último de los jueces gobernantes, Samuel, (1 Samuel 7:16, Hechos 13:20) y también es el primer profeta (Hechos 3:24). El Talmud hebreo (las tradiciones históricas de Israel) también lo indica como el autor.
Josué gobernó a Israel unos 25 años después de la muerte de Moisés en 1403 a.C. Esto sitúa al libro de Jueces en el año 1378 a.C. Recuerden que la cronología de la Biblia es bastante precisa, pues continuamente se entregan fechas. Por ejemplo, en el mismo libro de Jueces nos dice: "Cuando Israel ha estado habitando por trescientos años a Hesbón" (Jueces 11:26), esto fue en los tiempos de Jefté, uno de los últimos jueces. El período total comprendido en el libro de Jueces sería desde la muerte de Josué (1378 a.C.), hasta el tiempo de Samuel, unos 300 años más tarde.
La capital de las 12 tribus era Silo, donde estaba el tabernáculo y el sacerdocio. Estaba en el centro de Israel. Mientras que seguían fielmente a la ley de Dios, serían protegidos de sus enemigos, pero si se desviaban, sin la protección de Dios, Israel sería derrotado. En el mapa aparece la capital Silo y las naciones que oprimieron a Israel durante el período de los Jueces.
El libro de Jueces se puede resumir en dos tristes pasajes: "Y se levantó después de ellos (la generación de Josué), otra generación que no conocía al Eterno, ni la obra que él había hecho por Israel" (Josué. 2:4). Lo más probable fue que con los padres constantemente en batallas y viajes, los hijos no fueron instruidos adecuadamente. Para llevar a cabo la conquista del territorio bajo Josué, que duró en su totalidad unos treinta años, parece que esta generación dejó a los pequeños ser criados solos por sus madres y eso no fue suficiente.
Como consecuencia, esta siguiente generación, en términos modernos, "dio por sentado a la iglesia de sus padres" y no fueron muy aplicados. Los resultados fueron nefastos: "Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los oídos del Eterno, y sirvieron a los baales. Dejaron al Eterno el Dios de sus 'padres… y adoraron a Baal y a Astarot" (Jueces 2:11- 13).
Ahora bien, no puede recaer toda la culpa sobre la generación joven, pues algo sucedió con la anterior que no los instruyeron adecuadamente. Quizás, como sucede después de las guerras, los padres no quieren que sus hijos pasen por tanto sufrimiento y se van al otro extremo de consentirlos. Esto sucedió en los EE.UU. después de la Segunda Guerra Mundial cuando los veteranos de guerra mimaron a sus hijos y eso llevó a una generación rebelde y consentida que trajeron los excesos de las drogas y la rebelión de los años 60's. De modo que la generación de Josué tiene parte de la culpa por lo que sucedió después.
La segunda escritura que caracteriza este libro describe la consecuencia de no tener un líder fuerte y una autoridad central: "En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía" (Jueces 21:25). Así, estos 300 años son bastante tristes, pues se perdió el gobierno central que había operado bajo Moisés y Josué. La lección más importante del libro de Jueces es: Sin un líder claro y una jefatura fuerte, el pueblo se disgrega y se va "al mundo". No es sólo para esos tiempos la lección.
Al respecto, Halley señala: "Ya por fin en su propia tierra, la nación de Israel en este período de su juventud nacional, no tenía después de la muerte de Josué ningún gobierno central fuerte. Era una hermandad o confederación de doce tribus o estados independientes, sin otra fuerza unificadora que su Dios… Viviendo más o menos en un estado de anarquía, plagada a veces por guerras civiles, y rodeada de enemigos que hacían intento tras intento de exterminar a los recién llegados, la nación de Israel fue muy lenta en su desarrollo de unificación y no su desarrollo de unificación (sic.) y no llegó a ser una nación grande hasta que fue organizada como reino en los días de Samuel y David”.
Hay varios murales egipcios que muestran cómo se vestían los cananeos y los israelitas de ese entonces. El conductor cananeo de carros ha sido dibujado basándose en la decoración de la parte lateral de un carro egipcio del siglo XV a.C. Probablemente los hombres que lucharon contra Josué y el ejército hebreo en la conquista de Canaán (siglo XIII a.C.) iban vestidos con un casco metálico ajustado para protección, una cota de cuero o de paño muy resistente cubierta con una bronce y un collar de cuero grueso.
El pueblo de Israel dejó a Dios (Jueces 2:13) y Dios dejó momentáneamente a su pueblo (Jueces 2:23). Este triste ciclo se repite 7 veces. Son siete las apostasías, siete las esclavitudes y siete las liberaciones. El libro de Jueces comienza con transar con los cananeos y no expulsarlos, y termina en la anarquía y confusión.
¿Por qué esa atracción a servir Baal y a Astarot? Veamos por qué: “Suponía una gran tentación para los invasores israelitas respetar los dioses existentes ya en el país y a los que consideraba responsables de su fertilidad. Además de esto, el culto de los dioses cananeos era mucho menos exigente que las leyes y rituales rígidos de Israel… Entre los cananeos no se han encontrado testimonios sobre una serie de reglas de conducta parecidas a los 10 Mandamientos. Muchos miembros del pueblo de Dios cedieron a la tentación. El resultado fue un gradual deslizamiento hacia los desastres relatados en los libros de los reyes” (Enciclopedia de la Biblia, p. 153).
La primera apostasía (significa dejar la fe) ocurre en el capítulo 3 y duró la esclavitud bajo los sirios por ocho años. "Entonces clamaron los hijos de Israel al Eterno; y el Eterno levantó un libertador a los hijos de Israel, y los libró (parecido a lo que sucedió con O'Higgins, San Martín y Bolívar); esto es, a Otoniel, hermano menor de Caleb. Y el Espíritu del Eterno vino sobre él, y juzgó a Israel...y reposó la tierra cuarenta años; y murió Otoniel… Volvieron los hijos de Israel a hacer lo malo ante los ojos del Eterno (Jueces 3:9-12).
La segunda apostaría les cuesta a Israel 18 años de esclavitud bajo los moabitas. Aod es llamado como el siguiente libertador y mediante la intriga, asesina al rey moabita Eglón. Esta vez, la tierra está en paz por 80 años. Samgar, como un tipo de Sansón, es otro libertador y mata a seiscientos filisteos con una quijada de buey. No se mencionan más detalles (Jueces 3:31).
El cuarto libertador fue una mujer, Débora, con la ayuda de Barac. Ella tiene la administración judicial y Barac, la militar. Esta vez, estaban bajo la opresión de los cananeos del norte. "Entonces los hijos de Israel clamaron al Eterno, porque aquél tenía novecientos carros herrados, y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte años" (Jueces 4:3).
Respecto al hierro, es importante entender que fue un descubrimiento reciente que le daba una gran ventaja al adversario. En las eras arqueológicas, primero tenemos la Edad de Piedra (hasta 3800 a.C.), porque de piedra fueron los primeros artefactos usados. Luego se descubrió el cobre y se usa la piedra junto con el cobre en la era denominada Edad Calcolítica (3800 - 3200 a.C.). Después se descubre la mezcla de cobre y el estaño para hacer el bronce, y por eso se llama la Edad de Bronce (3200 - 1200 a.C.). Finalmente se inventa la fundición del hierro, mucho más duro y resistente, y se llama la Edad de Hierro (1200 - 300 a.C.). Todos son saltos tecnológicos de ese entonces.
El pueblo de Israel solo sabía fraguar el bronce pero no el hierro, pues los heteos mantenían el proceso en secreto. Vendían a sus aliados los cananeos y filisteos pero no a Israel. "Y en toda la tierra de Israel no se hallaba herrero; porque los filisteos habían dicho: Para que los hebreos no hagan espada o lanza" (1 Samuel 13:19).
De modo que cuando Jabín, rey de Hazor, vino con los carros blindados con hierro, Israel al haber apostatado y sin la ayuda de Dios, no pudo resistirlo. Barac estaba tan temeroso del hierro, que le dijo a Débora: "Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré" (Jueces 4:8).
De este modo, Barac, junto con 10,000 soldados, según las instrucciones que Dios le dio a Débora, va a la batalla en el valle de Meguido, llamado también, Armagedón.
Los cananeos son derrotados y el general de ellos, Sísara, es asesinado por Jael, una mujer israelita. Débora canta una hermosa canción de victoria sobre los adversarios de Israel en el capítulo 5 y hay paz por cuarenta años.