#028 - Génesis 25-26: "Epílogo de Abraham - Isaac, Jacob y Esaú"

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#028 - Génesis 25-26

"Epílogo de Abraham - Isaac, Jacob y Esaú"

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La primera prueba consistía en dejar de lado el mundo que conocía y salir a un lugar desconocido pero prometido por Dios. Si obedecía, Dios le prometió hacerlo el fundador de una gran nación (Génesis 12:2). Abraham cumplió fielmente el mandato y Dios confirmó su promesa.

La siguiente prueba requería de más fe, pues parecía físicamente imposible. Abraham tendría que creer en tener un hijo a su avanzada edad y pese a la esterilidad y vejez de Sara. Al ver Dios que Abraham soportaba fielmente la prueba y no perdió la fe, fue aumentada la promesa al hacerlo el padre de una multitud de pueblos (Génesis 17:5).

Ahora Abraham estaba listo para la prueba más difícil de todas, pero que su victoria sobre ella significaría la recompensa más grande que cualquier ser humano tendrá en el reino de Dios: gobernar directamente bajo Cristo. Si Abraham estuviera dispuesto a sacrificar a su único hijo heredero, nacido por un milagro, entonces la recompensa sería suya. Y así fue. Dios intervino al último momento, pero ya Abraham había hecho su parte. Ahora la bendición abarcaría ser el heredero del mundo entero (Romanos 4:13).

Esta es una lección muy importante para nosotros, pues Dios sigue usando el mismo método para averiguar qué tan fieles somos a sus mandamientos. Según superamos las primeras pruebas de la fe, las bendiciones irán en aumento, pero él también conoce nuestra frágil condición, pues "no os dejará ser tentados (o probados) más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar" (1 Corintios 10:13). Este mismo principio de "la recompensa según la prueba" se encuentra en la parábola de las minas en Lucas 19:11-27 y en Santiago 2:20-24.

Pasando ahora a la vida de Isaac, vemos que también pasó por una difícil prueba, pues Rebeca, como Sara, era estéril. ¿Qué hizo Isaac? "Oró Isaac al Eterno por su mujer que era estéril; y lo aceptó el Eterno, concibió Rebeca su mujer" (Génesis 25:21). Aquí vemos que la oración de la fe (Santiago 5:14-15) puede sanar la esterilidad de la mujer, como ha sucedido en casos actuales de la iglesia. Rebeca estuvo 20 años estéril.

Rebeca dio a luz a mellizos, y ambos tendrían un papel profético muy importante como le hizo ver Dios: "Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; el un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al menor" (Génesis 25:23-24). De esta forma, aunque Esaú (velludo) nació primero, sería Jacob (usurpador) el que tendría la preeminencia.

“Esaú, el primogénito, era el heredero natural de Isaac, y heredero aparente de las promesas abrahámicas. Pero Dios, que sabía antes de que nacieran las cualidades de cada uno, escogió a Jacob para transmitir la inapreciable herencia. Así lo intimó a la madre (Génesis 25:23), y ella lo enseñó a Jacob desde su niñez. Éste fue el factor determinante del trato de Jacob con Esaú” (Génesis 25:31). (Halley, p.10).

Aquí vemos un ejemplo de cómo Dios no hace acepción de personas cuando llama, pues mira el corazón (1 Samuel 16:7). Aunque Esaú fuera el primogénito, su carácter mundano que se vería más tarde lo descalificó. "'Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí" (Romanos 9:13). La vida posterior de Esaú manifestaría un carácter no apto para ser el heredero espiritual de Abraham e Isaac.

El primer gravísimo error que cometió Esaú fue menospreciar su primogenitura. ¿En qué consistía la primogenitura y acaso se podía vender?

"La primogenitura representaba una posición privilegiada en relación con otros hermanos reales o posibles. En ausencia del padre, el primogénito tenía autoridad sobre sus hermanos y hermanas. En la familia, ocupaba el lugar más alto después del padre… En casos de mal comportamiento, este derecho podía cederse a otros hermanos (Génesis 49:3-4; 1 Crónicas 5:1-2). En caso de repartición de bienes, el primogénito heredaba el doble de lo que heredaban los otros hermanos" (Diccionario Bíblico p. 522).

"Esaú… vendió a Jacob sus derechos de primogenitura – En una de las tablillas de Nuzi se consigna un caso semejante. Un cierto Tupkitilla traspasa sus derechos de herencia sobre un bosquecillo a su hermano Kurpazak a cambio de tres ovejas" (Comentario Arqueológico de la Biblia, p. 40).

"Esaú vendió su primogenitura que consistía en (1) la bendición paternal y ser futuro jefe de la familia; 2) el honor de ser del linaje prometido del futuro Mesías; 3) el líder espiritual de la familia. Esaú, al ser un amante de los placeres del mundo más que de Dios, menospreció carnalmente estas bendiciones” (Manual Bíblico, Unger, p. 72-73).

A primera vista, quizá no parezca tan grave el haber vendido Esaú su primogenitura. Tenía mucha hambre y parecía que iba a desmayarse, además, el guiso de Jacob olía tan bien; pero, él podía haber gritado a otros en el campamento y le hubieran dado comida. Sin embargo, para Esaú, la futura herencia parecía tan distante y abstracta que tomó una decisión impulsiva y aceptó vender su primogenitura por un plato de lentejas. "Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura" (Génesis 25:34).

En el nuevo Testamento se explica con mayor claridad las causas ocultas de haber menospreciado esas bendiciones: "no sea que haya algún fornicario, o profano (mundano), como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas" (Hebreos 12:16-17).

¡Cuán caro le iba a salir ese plato de lentejas a Esaú! Imagínense que, si hubiera retenido la primogenitura, habría sido la cabeza de la familia. De él hubiera salido la descendencia que llegaría a Cristo y también habría sido el heredero espiritual y material de Abraham. Bien se podía haber dicho, el Dios de Abraham, de Isaac y de Esaú, en vez del Dios de Abraham, Isaac y Jacob como aparece en la Biblia. Eso no es todo, pues Esaú hubiera sido el fundador de las tribus de Israel, al ser él "Israel" en vez de su hermano mellizo. Podría entonces él ser el ancestro de las naciones modernas de Israel, que son entre las más ricas y poderosas del mundo entero. Los Estados Unidos, Gran Bretaña, el norte de Francia, Holanda, Dinamarca, Noruega, Suiza, Suecia, Irlanda, Bélgica, Luxemburgo, Finlandia, Islandia, las colonias antiguas de Inglaterra como Canadá y Australia y el pueblo judío.

En vez de todas estas bendiciones, Esaú recibió una parte menor, al ser identificado con el pueblo idumeo que proféticamente se encuentra en una gran parte en Turquía. Es una advertencia a todos nosotros que hemos recibido "grandísimas promesas" (2 Pedro 1:4), de no volvernos mundanos y vender nuestra primogenitura por un plato mundano de lentejas.

Luego de este incidente, Isaac y su pequeña familia se encuentran ante otro periodo de hambre, tal como le sucedió a Abraham. La tentación era ir a Egipto, donde casi siempre se podía contar con abundantes alimentos. Pero Dios se lo prohibió y le dijo que en vez fuera a Gerar, en la zona costera, tal como lo hizo antes Abraham.

En Gerar seguía Abimelec como rey, y aparentemente, todavía tenía la reputación de reclutar a las esposas hermosas y hacer "desaparecer" a los esposos. Isaac también recurrió al viejo truco de que "esta no es mi esposa sino mi hermana" (era prima). Pero Abimelec vio a Isaac acariciar a su supuesta hermana y lo reprendió por haberlo engañado. Es obvio que Abimelec sabía que Isaac era el hijo de Abraham y seguramente no deseaba volver a tener unos sueños amenazadores. Proclamó entonces que nadie debía tocar a Rebeca, pero a uno se le ocurre que si no había ningún peligro, entonces ¿por qué era necesaria la proclamación?

El carácter peligroso de Abimelec aparece cuando Dios bendice Isaac con una abundante cosecha (acuérdense del hambre de donde había salido que no quedaba muy lejos):

"Y sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo el Eterno. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas; y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia… Entonces dijo Abimelec a Isaac: Apártate de nosotros, porque mucho más poderoso que nosotros te has hecho. E Isaac se fue de allí, y acampó en el valle de Gerar, y habitó allí" (Génesis 26:12-17).

Dios siguió bendiciendo a Isaac en la forma más importante posible, con el hallar agua en los lugares secos. La primera vez que encontró agua, vinieron los vecinos y se lo quitaron. Luego halló agua de nuevo y también se lo quitaron. Finalmente, con el tercer lugar que encontró agua, por fin no se lo quitaron. Estas noticias volaron, pues el hallar agua en esta zona es casi como encontrar una mina de oro, y de nuevo, tal como le había sucedido antes a Abraham, el Rey Abimelec viene corriendo para participar de la buena fortuna. El rey convenientemente se olvidó que había echado a Isaac y le dijo: "haremos pacto contigo, que no nos hagas mal, como nosotros no te hemos tocado, y como solamente te hemos hecho bien, y te enviamos en paz" (Génesis 26:23-29). Menos mal que Isaac era un hombre de paz y tolerante (Proverbios 19:11). Se establece finalmente en Beerseba.

Un último incidente manifiesta el carácter impulsivo de Esaú: "Y cuando Esaú era de cuarenta años, tomó por mujer a Judit hija de Beeri heteo, y a Basemat hija de Elón heteo; y fueron amargura de espíritu para Isaac y para Rebeca" (Génesis 26:34-35). Esaú finalmente se casaría con seis esposas, ninguna que seguiría la verdadera fe.