#013 - Génesis 2-3
"El mundo antediluviano (Parte 1)"
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#013 - Génesis 2-3: "El mundo antediluviano (Parte 1)"
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Una vez establecido el hombre en el huerto de Edén, hay cinco hechos que Dios lleva a cabo en el sexto día. Recuerden que el Capítulo 2 es una expansión del sexto día.
El primero es poner al hombre a cargo del huerto: "Y lo puso en el huerto de Edén para que lo labrara y lo guardase", (Génesis 2:15). Dios no exigió que el hombre trabajara de inmediato, sino que lo instruyó sobre el descanso del día sábado. Esto fue el principio del ciclo de seis días de trabajo y el séptimo de descanso.
"Es un hecho incuestionable que Noé y Jacob computaban el tiempo por semanas en lugar de por días (Génesis 8:10-12; Génesis 29:27-28) y que el hombre, creado a imagen y semejanza divina, vivía de sábado a sábado, como hiciera su Creador". (El Caos de las Sectas, J.K. Van Baalen, p.219).
Sin embargo, una vez que pase el sábado, Dios no espera que el hombre sea ocioso, y por eso, en el sexto día, Dios le da un "empleo" – el cuidar el Huerto de Edén. Recuerden que Dios comienza de a poco a otorgar responsabilidades. "El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto" (Lucas 16:10).
Luego de dar al hombre un trabajo, Dios procede en ese sexto día a instruirlo sobre su camino de vida. Le indicó los dos árboles que representan respectivamente su camino y el opuesto, el camino del pecado. Le advirtió de las consecuencias de escoger el del pecado; que inmediatamente perdería su opción a la vida eterna. Al hombre le correspondería enseñar a la mujer, cuando fuera creada, las instrucciones de Dios.
El tercer paso que Dios tomó con el hombre fue traer todos los animales para que Adán tuviera una identificación con ellos. Le serían de compañía, pues todos eran domésticos. Tendría al poderoso caballo para hacer los largos trayectos cómodos, a la vaca para la leche y el queso, todos los felinos, desde el león y el tigre hasta el pequeño gato como entretenimiento y compañía (Isaías 11:6-9). Al igual que un grupo innumerable de perros, osos, jirafas, elefantes, monos, etc., tendría al buey y otros animales para la carga y el trabajo. Recuerden que no había una maldición sobre la Tierra y todo crecía en forma abundante y cómoda.
Hay varias evidencias arqueológicas que hablan del estado de los animales pacíficos al principio de la humanidad.
"...El poema mítico sumerio titulado: 'Enki y Ninhursag'. El texto se compone de 278 líneas escritas en una tablilla de seis columnas...su tema es el del paraíso. Existe un país llamado Dilmun. Es un país 'puro, limpio y brillante', un 'país de los vivientes' donde no hay ni enfermedad ni muerte. Así pues, en Dilmun 'el león no mata, el lobo no se apodera del cordero'.
...Estas indicaciones permiten pensar que el Dilmun sumerio y el Edén hebreo no eran más que uno en sus orígenes." (La Historia Comienza en Sumer, Kramer, p. 233-234).
Además, este poema continúa con el relato de la comida de unos frutos con el cual el hombre y la mujer son culpados. Pierden la salud eterna y la mujer que paría sin dolor ahora siente dolores. Existen relatos parecidos en la India, China, Grecia y Alemania.
Volviendo al Huerto de Edén, el cuarto hecho es la creación de EVA, que significa "madre de los vivientes" (Génesis 3:20). El hombre es sólo una parte de Dios y la mujer sería su consumación. Por eso Dios dijo que no era bueno que estuviera el hombre solo (Vs.18), la mujer sería el complemento del hombre y "coheredera" con él (1 Pedro 3:7).
Lo último que Dios hizo en ese sexto día fue casar al hombre y la mujer – no iba a permitir la fornicación, Aquí se establece el matrimonio y la complementación del hombre y la mujer en "una sola carne". Es importante notar que Dios no hizo al hombre para tener muchas mujeres. Cristo reitera este principio en Mateo 19:3-8 y el apóstol Pablo en 1 Timoteo 3:2.
EL PECADO DEL HOMBRE Y LA MUJER
Los dos primeros capítulos de Génesis se desarrollan en paz. Pero con el Capítulo 3, se quiebra la tranquilidad con la aparición de Satanás tomando la forma de una serpiente. Esta apariencia de Satanás con la serpiente se reitera muchas veces en la Biblia, como "la serpiente con su astucia" (2 Corintios 11:3), "la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás" (Apocalipsis 12:9).
La serpiente figura en la arqueología como una criatura que entrega la sabiduría.
"El dragón entre los griegos, dice Pausanio, era sólo una serpiente grande... La palabra 'escarlata' significa, en realidad, 'ardiente' y el dragón escarlata (Apocalipsis 12:3) representa al dragón ardiente o al dragón de fuego. Así aparece la idolatría en los tiempos de Nimrod en el mundo antiguo. La 'serpiente de fuego' en el valle de Sinar parece ser el gran objeto de adoración. Existen unas pruebas sólidas de que la apostasía entre los hijos de Noé comenzó con la adoración del fuego, y que hubo una conexión con la serpiente.
"En la mitología del mundo primitivo, dice el historiador Owen, la serpiente era universalmente reconocida como el símbolo del sol. La razón original parecía ser, que como el sol era la gran lumbrera del mundo físico, así, la serpiente aparecía como la gran lumbrera del mundo espiritual al dar a la humanidad la ciencia del bien y del mal.
- Esculapio, la serpiente de la ciencia del bien y del mal, se enrosca alrededor de un leño muerto y surge uno nuevo a la derecha, es el símbolo del leño navideño.
- La serpiente con el fuego se identificó universalmente como el símbolo del sol
- Esculapio también fue el dios de la medicina, cuyos orígenes eran paganos y aun se usa como el símbolo de los médicos
En Egipto, la Serpiente de Fuego, o del Sol, se llamaba en el griego Basilisco, que significa "la serpiente real". Está identificada con Moloc, el dios de fuego bíblico. La figura de esa serpiente representaba para los egipcios la majestad y el poder. Por tanto, los faraones se colocaban una corona con la serpiente al frente; eran los únicos que podían usar ese símbolo.
Entre los romanos de la antigüedad, se adoraba a la serpiente junto con el fuego. Esta serpiente representaba a Esculapio (la serpiente que instruye al hombre), el hijo del sol... En casi todos los hogares, había una serpiente sagrada, que simbolizaba a la divinidad solar. Estas culebras benignas moraban en un altar doméstico y salían, como un gato o un perro, para ser acariciadas e imploraban comida. Servían para limitar a los ratones, pero se volvieron tan numerosas que se convirtieron en una plaga. Sólo los frecuentes incendios en Roma las limitaban. El pontífice romano pagano llevaba orgulloso el estandarte con la imagen de la serpiente encima.
Además, en los primeros siglos después de Cristo, existían los adoradores de serpientes llamados los ‘ofianos’ o los ‘ofitas’.
Dice Tertuliano, un historiador cristiano, que estos adoradores de serpientes lo hacían porque ésta les había dado la primera ciencia del bien y del mal." (Las Dos Babilonias, Hislop, Págs. 225-227, 237, 278).
La China es famosa por sus "serpientes gigantes" o dragones que adoran. Sólo hay que ver sus celebraciones de año nuevo donde los desfiles los hacen disfrazados de enormes serpientes. También, en cualquier restaurante chino podrán ver las figuras de esas serpientes gigantes. El dragón chino, llamado "Lung", aparece como el símbolo nacional.
En América Latina, la adoración a la serpiente entre los indígenas era casi universal. Los aztecas tenían a Quetzalcoatl, la serpiente emplumada como su dios favorito. Los mayas también adoraban a una serpiente emplumada, como aparece en el relato de su "Biblia", el Popol Vuh: "Sólo los constructores, los Formadores, los Dominadores, los Poderosos del Cielo, los Procreadores, los Engendradores, estaban sobre el agua; luz esparcida. Estaban envueltos en las plumas, las verdes; sus nombres eran pues, Serpientes Emplumadas". (Popol Vuh, pg.13).
Incluso, en el sur de Chile, están las leyendas sobre las mitológicas serpientes Tren-Trén y Caicaivilú, siendo ellas representantes del bien y del mal, respectivamente y, entre otras cosas, causantes de un gran diluvio.
El “SELLO DE LA TENTACIÓN” hallado entre tablillas antiguas babilónicas y actualmente en el Museo Británico, parece referirse claramente al relato del Huerto de Edén. Al centro hay un árbol; a la derecha un hombre; al la izquierda una mujer tomando una fruta, detrás, una serpiente erguida en actitud de hablarle. (Halley, p. 68).