La marihuana y la creciente cultura de la droga
En años recientes, la marihuana (Cannabis sativa [nombre científico], “yerba”, “hachís”, etc.) ha acaparado los titulares en Estados Unidos debido a su legalización en los estados de Washington, Oregón, Alaska, Colorado y el Distrito de Columbia. La tendencia a legalizarla en todo el país sigue viento en popa, ya que los votantes tendrán la oportunidad de emitir su opinión en Massachusetts, Minnesota, Maine, California, Nevada, Nueva York, Vermont, Connecticut, Maryland, Rhode Island y Delaware.
¿Y qué pasa en América Latina? Veamos algunos ejemplos: en 2013, la nación sudamericana de Uruguay pasó a ser la primera del mundo en legalizar la producción y comercio de marihuana. En junio de 2015, la Corte Suprema de Chile promulgó la legalidad del autocultivo individual o colectivo de esta planta, y en diciembre del mismo año las autoridades chilenas aprobaron la siembra de 7000 semillas de marihuana para el uso medicinal de unos 4000 pacientes oncológicos, con epilepsia refractaria o que sufran dolores crónicos.
Mientras tanto, la Corte Suprema de México autorizó el uso lúdico y recreacional de la marihuana. En Argentina, la Corte Suprema consideró que el consumo de cannabis en el ámbito privado está protegido por el artículo 19 de la Constitución, que postula que “las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública ni perjudiquen a un tercero están solo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los magistrados”.
En noviembre de 2015, Colombia aprobó y legalizó mediante Decreto Presidencial la producción y comercialización de cannabis con fines medicinales y científicos. En Ecuador, Paraguay y Perú, la tenencia y consumo de hasta 10 gramos de marihuana es permitida por la ley.
En Internet abunda la información sobre los peligros de esta sustancia. Sin embargo, la publicidad a favor de su uso es aún mayor. Los insistentes argumentos en cuanto a la inocuidad de la marihuana se remontan a la década de 1960. La única diferencia con nuestros días es que tales argumentos son aún más estridentes y siguen aumentando en intensidad. Frente al hecho de la legalización de la marihuana en más y más lugares, es fundamental referirse a este tema desde el punto de vista bíblico y no del razonamiento humano.
De acuerdo a la sociedad, ¿es moralmente aceptable el uso de la marihuana?
La firma evangélica de encuestas Barna Group (Grupo Barna), con sede en Estados Unidos y considerada ampliamente como la principal organización que investiga la relación entre fe y cultura, condujo un estudio nacional en línea entre el 28 de enero y el 5 de febrero de 2014. Su informe, titulado “¿Legalización? La gran mayoría de los cristianos dice ‘NO’ a la marihuana recreacional”, fue publicado en Internet el 13 de marzo de 2014 y afirma lo siguiente:
“Quienes creen que la marihuana es moralmente aceptable todavía son una minoría, pero las cifras actuales revelan un significativo aumento en relación con la década pasada. En 2001, el Grupo Barna preguntó a protestantes y católicos practicantes si creían que el uso no médico de la marihuana era moralmente aceptable. Solo 9% de los protestantes respondió afirmativamente, comparado con 19% en 2014. Entre los católicos, el porcentaje fue de 17% en 2001 y 33% en la actualidad. La opinión del público en general también ha cambiado: en 2001, 25% de los adultos afirmaba que la marihuana no medicinal era moralmente aceptable; en 2014, esa cifra aumentó a 47%.
David Kinnaman, presidente del Grupo Barna y director del estudio, dijo: “Hay una clara tendencia hacia una mayor aceptación cultural de la marihuana recreacional, incluso entre muchos cristianos practicantes. Las encuestas nacionales son una excelente manera de averiguar lo que piensa la gente y cómo han cambiado sus perspectivas a través del tiempo. Sin embargo, es mucho más difícil definir la razón detrás de tales cambios mediante sondeos tradicionales.
“Lo que sí podemos concluir es que Estados Unidos sigue transformándose, de una cultura que valora la abstinencia a una que se enfoca en la experiencia. La marihuana encaja muy bien dentro de un panorama mucho más amplio de opiniones y conductas liberales, entre las que se cuentan los juegos de azar, el sexo pre o extramarital, y la ingesta de alcohol. A medida que cambia la actitud hacia las tentaciones, los estadounidenses tienden a definir más y más ‘la búsqueda de la felicidad’ como la persecución de experiencias personales y hasta ilusorias”.
Y en la medida que la sociedad en que estamos inmersos se vuelve más tolerante hacia la marihuana, es imperativo que, como miembros de la Iglesia de Dios, no nos dejemos influenciar por la cultura que nos rodea.
Los peligros de la marihuana
Aun cuando la aceptación de la marihuana ha incrementado en los últimos años, la verdad es que esta sustancia encierra muchos peligros de corto y largo plazo. Una de las formas de comprobar esto es echarle un vistazo al impacto de su legalización. En 2010, el estado de Colorado (EE. UU.) legalizó la marihuana medicinal; en 2012, hizo lo mismo con la marihuana recreacional.
Varios grupos han cuantificado los cambios ocurridos en Colorado alrededor de este tiempo. Por ejemplo, las fatalidades de tráfico producidas por conductores cuyas pruebas de uso de marihuana han resultado positivas, han aumentado un 100% entre 2007 y 2012. Además, las hospitalizaciones relacionadas con la marihuana han aumentado 82% desde 2008 (4441) a 2013 (8070) (The Legalization of Marihuana in Colorado: The Impact[La legalización de la marihuana en Colorado: Su impacto], vol. 2, ago. 2014).
Es indudable que el aumento del uso de marihuana incrementa los riesgos a la seguridad de la comunidad. Una de las posibles razones es que, con el tiempo, la potencia del ingrediente psicoactivo en la droga (tetrahydrocannabinol, o THC) se intensifica. En Colorado, la potencia del THC ha aumentado desde un promedio de 3.69% en 1995 a un promedio de 12.33% en 2013. Este incremento de la potencia eleva las posibilidades de efectos adversos de la marihuana.
Y aunque el uso de marihuana no provoque hospitalizaciones ni entorpezca la habilidad de conducir un vehículo, sí causa cambios inmediatos en la función cerebral, que se traducen en cambios conductuales. Los usuarios de marihuana manifiestan una gran disminución de su memoria de corto plazo, habilidad para acordarse de terminar tareas en el futuro, atención, juicio, habilidades motrices y tiempo de reacción (Acute and Long-Term Effects of Cannabis Use: A Review [Efectos profundos y a largo plazo del uso de cannabis], CPD Current Pharmaceutical Design, 2014).
Efectos a largo plazo del uso de la marihuana
Otro investigador, el Dr. Daniel Amen, ha estudiado a fondo el tema del efecto de las drogas sobre el cerebro, incluida la marihuana.
Además de médico, el Dr. Amen es psiquiatra certificado, productor de televisión y ganador en nueve ocasiones del premio al autor superventas del periódico estadounidense New York Times.Además, es el fundador y director médico de la Clínicas Amen en Newport Beach y San Francisco, California; Bellevue, Washington; Reston, Virginia; Atlanta, Georgia; y Nueva York.
Las Clínicas Amen cuentan con la base de datos más grande del mundo en cuanto a escáners de cerebros en funcionamiento relacionados con el comportamiento: casi 9000 imágenes de pacientes de 111 países.
Al escanear cerebros sanos y cerebros expuestos a las drogas, uno puede ver fácilmente la diferencia. Los espacios vacíos parecen hoyos en las imágenes cerebrales, y muestran que los cerebros de los usuarios de marihuana no funcionan plenamente en el área de su corteza frontal.
A partir de su experiencia con escáneres cerebrales, el Dr. Amen llegó a la siguiente conclusión: “Después de hacer este trabajo, nadie podría convencerme de usar marihuana, heroína, cocaína, metanfetamina, LSD, fenciclidina o inhaladores, ni de beber más de uno o dos vasos de vino o cerveza. Estas sustancias dañan la configuración cerebral, y sin el cerebro uno deja de ser uno mismo” (Clínicas Amen, Inc., Brain Pollution and the Real Reason You Shouldn’t Use Drugs [Contaminación cerebral y la verdadera razón de por qué usted no debe usar drogas]).
Otro estudio, que confirmó los descubrimientos del Dr. Amen, evaluó individuos a los 13 años (antes de usar marihuana) y después, a los 38. Los que no usaron marihuana mostraron un leve incremento de su coeficiente intelectual (CI) entre ambas edades, mientras que quienes usaron marihuana regularmente a lo largo de su vida mostraron una significativa pérdida de su CI (como de seis puntos). Aquellos que usaron marihuana, pero no regularmente, mostraron una pequeña disminución de su CI (como de un punto). Además, los exámenes que medían déficits específicos en la función cerebral mostraron que los usuarios habituales de marihuana experimentaron disminución de la atención y de la velocidad para planificar y procesar. Este estudio también mostró que la edad en que los usuarios comenzaron a usar marihuana afectó el resultado final: aquellos que comenzaron a usarla antes de los 18 años mostraron una mayor disminución de su CI con el paso del tiempo, y eran más propensos a ser diagnosticados como adictos a la marihuana. Esta investigación reveló que la marihuana es una droga muy peligrosa, que puede impactar a su usuario de manera perdurable (Persistent Cannabis Users Show Neuropsycological Decline From Childhood to Midlife [Uso continuo de cannabis revela deterioro neuropsicológico desde la niñez a la edad madura], julio 30, 2012, varios autores).
La marihuana y los cristianos
Ni la legalización ni la aceptación de la marihuana por parte de la sociedad deben servir de justificación para usarla, especialmente en el caso de los cristianos. Y aunque la Biblia no menciona específicamente la marihuana, sí nos entrega principios concretos que deben servirnos para guiar nuestras decisiones en cuanto al uso de drogas.
Primero, ¿por qué la gente fuma marihuana? Para experimentar éxtasis. Esta sensación es similar al estado mental de una persona que se emborracha con alcohol. ¿Tiene alguna importancia la borrachera para nosotros como cristianos? Dios no escatima palabras para expresar lo que piensa sobre ella: “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios” (1 Corintios 6:9-11).
Se espera que los cristianos hagan mucho más que evitar embriagarse; tenemos la responsabilidad de esforzarnos por ser perfectos mientras esperamos el retorno de Jesucristo, pero no podemos hacerlo si estamos bajo la influencia de las drogas: “Por eso, dispónganse para actuar con inteligencia; tengan dominio propio; pongan su esperanza completamente en la gracia que se les dará cuando se revele Jesucristo” (1 Pedro 1:13, Nueva Versión Internacional).
Un segundo punto digno de considerar es que nuestros cuerpos y mentes son muy preciados para Dios. Indudablemente, la marihuana puede impactar negativamente nuestras mentes y nuestro racionamiento. Después de saber el daño que puede causarle a nuestros cuerpos, ¿por qué debería uno permitirse el uso de cualquier droga que contamine el templo del Espíritu de Dios? A continuación veremos tres pasajes que nos enseñan el camino que complace a Dios.
En Efesios 5:17-18 leemos: “Por tanto, no sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor. No se emborrachen con vino, que lleva al desenfreno. Al contrario, sean llenos del Espíritu” (NVI). Aquí el apóstol Pablo nos dice que no nos embriaguemos, ya que la borrachera conduce al desenfreno y a una vida inútil y vana, y que en cambio nos llenemos del Espíritu Santo y nos sometamos a él para que nos ayude a discernir el sendero correcto, aquel que complace a Dios.
En el segundo pasaje Pablo menciona cuán importantes son nuestros cuerpos y mentes para Dios. “¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios” (1 Corintios 6:19-20).
Finalmente, el apóstol Pablo se refiere a “las obras de la carne” en Gálatas 5:19-21. Una de estas “obras” que él menciona es la hechicería, que en el idioma griego corresponde al vocablo pharmakeia. Este término se refiere al uso y administración de drogas, a envenenamientos, hechicerías y artes mágicas, y a menudo fomenta la idolatría y está vinculado a ella. Los “hechiceros” se valían de drogas para abrir las mentes, preparando así el camino para que los demonios tuvieran efecto sobre ellas. Como cristianos, debemos ser capaces de controlar nuestras mentes. En 2 Corintios 10:5 se nos insta a “[llevar] cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Vea también Apocalipsis 9:20-21.
Es extremadamente importante mantener siempre el control de nuestras mentes. Cuando lo hacemos, podemos controlar también nuestros pensamientos y acciones. Dios es muy claro en la Biblia: el uso recreacional de la marihuana y otras drogas no lo glorifica a él, y conlleva a una grave destrucción de nuestro carácter cristiano y de nuestros cuerpos, especialmente del cerebro. Dios desea que tengamos un espíritu de amor y una mente sana.
Resista la presión social negativa
Un aspecto muy importante de nuestro crecimiento en el camino de vida de Dios es aprender a resistir la presión nociva de nuestros compañeros y amigos. No se deje llevar por lo que otros están haciendo; Dios nos aconseja a todos, incluyendo a los jóvenes: “Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, no consientas” (Proverbios 1:10).
Si eres joven, rodéate de ejemplos positivos que no te inciten a pecar. Escoge a tus amigos concienzudamente, y no te relaciones con aquellos que son malos ejemplos.
¿Escaparse de qué?
¿Por qué tantas personas alrededor del mundo se dejan tentar por los efectos de la marihuana? Como seres humanos, estamos sujetos a estrés y sufrimiento emocional. Dios nos dio la habilidad para manejar estas experiencias negativas con nuestras mentes y cuerpos, y en su Palabra nos entrega instrucciones para lidiar eficazmente con las cosas difíciles. Sin embargo, cuando no ponen atención a sus instrucciones y no saben cómo proceder, algunos recurren a las drogas –tales como la marihuana– para escapar de la realidad y del dolor que los atormenta. Es como intentar escondernos de lo que está dentro de nosotros mismos. El tetrahydrocannabinol, el ingrediente psicoactivo contenido en la marihuana, activa en el cerebro el mismo sistema que Dios diseñó para responder naturalmente al estrés. Pero la marihuana produce cortocircuitos en tal sistema, y el cerebro se acostumbra a recibir este estímulo adicional. Con el tiempo, el uso de la marihuana inhibe la habilidad natural de lidiar exitosamente con el estrés.
La sensación de vacío, angustia y ansiedad que a veces nos aqueja se debe a que todos tenemos una profunda necesidad de relacionarnos con Dios, nuestro Creador. Algunos, mientras más tratan de escaparse de él y de encontrar las respuestas a los complejos asuntos de la vida, más se refugian en las drogas como forma de evadirse. Esta evasión también puede manifestarse mediante la codicia por el dinero, sexo ilícito, pornografía, adicción a los juegos de azar, trastornos alimentarios o abuso del alcohol. Sin embargo, a fin de cuentas, las víctimas de estas conductas terminan con las manos vacías y su búsqueda nunca cesa.
Dios quiere que aprendamos a enfrentarnos al dolor, al estrés y a los desafíos confiando en su propósito y siguiendo sus instrucciones. Al hacerlo, le permitimos a él ayudarnos a crecer en carácter. Dios es nuestro Sanador y desea llenar el vacío dentro de nosotros (Juan 6:35). Mediante el Espíritu Santo y la Palabra de Dios ese vacío puede llenarse de justicia, y no puede haber bendición más grande.
Conclusión
Por lo que se ve, la tendencia hacia la legalización de la marihuana continuará aumentando en todas partes. Los valores morales siguen deteriorándose en nuestra cultura y en muchas otras.
El uso de la marihuana no es saludable; puede afectar negativamente nuestra mente y, aún más importante, nuestro carácter cristiano.
Una vez que nos familiarizamos con la Palabra de Dios, podemos tomar decisiones sabias sobre lo que permitimos entrar a nuestros cuerpos y rechazar cualquier invitación a participar de esta peligrosa sustancia. Al repudiar el nocivo uso de las drogas, estamos dando un paso positivo hacia una duradera relación con Dios.