Lección 10 - Trasfondo histórico de los evangelios: El sermón del monte (Parte 2)

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Lección 10 - Trasfondo histórico de los evangelios

El sermón del monte (Parte 2)

Jesús declaró que vino para “cumplir” la ley, es decir, que su propósito era llevarla hasta su máxima expresión y hacerla perfecta en todo sentido: teológica, espiritual y proféticamente (Mateo 5:17-18). No obstante, algunos teólogos protestantes han intentado valerse de esta escritura para afirmar que “cumplir” en realidad significa que él la guardó por nosotros, y que por tanto ya no es necesario obedecer las leyes de Dios registradas en lo que llamamos el Antiguo Testamento.

Hay al menos tres formas de contrarrestar ese argumento:

1) Demostrando que el significado exacto del término “cumplir” (pleroō, en griego) no es el de obedecer la ley como sustituto para que otros no tengan que hacerlo, pues el idioma griego tiene otros términos con ese significado.

2) Indicando cuán contradictorio sería que Jesús dijera, básicamente, “No he venido a abolir la ley, sin embargo, al guardarla por ustedes, queda abolida”.

3) Leyendo los siguientes dos versículos, que claramente muestran lo que Cristo quiso decir: que iba a explicar cómo guardar adecuadamente las leyes del Antiguo Testamento, en lugar de guardarlas por nosotros.

Los siguientes dos versículos dicen: “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 5:19-20, énfasis nuestro en todo este artículo).

Cristo empieza diciendo “de manera que” para asociar dos ideas complementarias: rechazar la acusación de que iba a “abolir” la ley, y refutar la idea de que guardar los mandamientos de Dios ya no era necesario para entrar en su Reino.

The Preacher’s Bible Commentary (Comentario bíblico del predicador) afirma: “Él [Cristo] dice que no vino para abrogar la ley o los profetas, sino para cumplir lo que ellos dicen; es decir, para que su significado fuera pleno, o completo (plērōsai). A lo largo del sermón descubrimos qué significa para Jesús ‘cumplir plenamente’ el significado de la Escritura . . .

“Es significativo que Jesús relacionara su enseñanza con la del Antiguo Testamento y confirmara su eterna autoridad. Él nos pide ser fieles incluso hasta en el más pequeño de los mandamientos de Dios; sin embargo, evita el legalismo –que se centra en la letra de la ley– según hacían los escribas y fariseos. Más bien, orienta a sus seguidores hacia el espíritu de la ley. Pablo habla de nuestra nueva vida en el Espíritu ‘para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu’ (Romanos 8:4). Desde el inicio de su ministerio, Jesús aclara que está interpretando el espíritu de las Escrituras, es decir, revelando su intención básica. Por ejemplo, veamos cómo interpreta el tema del sábado en las siguientes palabras: ‘El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado’ (Marcos 2:27, Nueva Versión Internacional). Como tal, la Escritura es una [fuente de] autoridad que nunca pasará a menos que todo se cumpla . . . ” (notas sobre Mateo 5:18-19).

The Bible Knowledge Commentary (Comentario del conocimiento bíblico) agrega otro punto importante: “Esta sección representa el corazón del mensaje de Jesús, ya que muestra la relación que él tiene con la ley de Dios. Jesús no estaba presentando un sistema opuesto a la ley de Moisés y las palabras de los profetas, sino el verdadero cumplimiento de la ley y los profetas, en contraste con las tradiciones de los fariseos. ‘La ley y los profetas’ se refieren a todo el Antiguo Testamento . . .

“El propósito de Jesús abarcaría hasta la letra hebrea más pequeña, la ‘jota’ (literalmente yôd, en hebreo), e incluso hasta el trazo más pequeño en una letra hebrea, el ‘apéndice’. En español, una ‘jota’ correspondería al punto sobre la letra ‘i’ (parecida a un apóstrofe), y un apéndice sería lo que hace la diferencia entre una ‘P’ y una ‘R’. La pequeña línea en ángulo que completa la ‘R’ parece un apéndice. Estas cosas son importantes, porque las letras forman palabras y cualquier variación en una de ellas, por leve que sea, puede cambiar el significado de una palabra . . . La justicia en la que se basaban los fariseos y los maestros de la ley era insuficiente para entrar en el reino que Jesús estaba ofreciendo. La justicia que predicaba Jesús no era solamente externa, sino la verdadera justicia interna basada en la fe en la Palabra de Dios (Romanos 3:21-22). Esto se aclara a partir de lo que sigue” (notas sobre Mateo 5:17-19).

Así, con el fin de destacar su argumento, Cristo a menudo contrastaba dos conceptos, como cuando dijo que el que enseña a quebrantar el menor de los mandamientos será llamado “pequeño” en el reino y el que los enseñe será llamado “grande”. Este es un ejemplo típico de un modismo judío conocido como semitismo; en este caso, se usa la dualidad de exclusión-inclusión,en la cual dos cosas se contrastan: una se incluye y la otra se excluye. Él utilizó la misma expresión en otra instancia para referirse a los predicadores “sin ley” en Mateo 7:21-23.

¿Qué significa ser más justos que los fariseos?

Ahora, ¿qué quiso decir Cristo con la crucial afirmación de que sus discípulos tenían que ser más justos que los escribas y fariseos? Quiso decir que su mensaje verdaderamente se basaba en el contraste entre sus enseñanzas y las de ellos acerca de la verdadera justicia. Los escribas eran “judíos sabios que copiaban manuscritos de la Biblia y que interpretaban y enseñaban las Escrituras” (Baker’s Concise Dictionary of Religion [Diccionario conciso de religión de Baker], Donald T. Kauffman, editor. Baker Book House, 1985, artículo “Scribe or Soferim” [Escribas o soferim]).

Gill’s Commentary (Comentario de Gill) dice acerca de los fariseos: “Eran la secta más estricta entre los judíos en cuanto a la religión y la justicia exterior y, sin embargo . . . su justicia era muy defectuosa. Se basaba solo en la observancia externa de la ley y no procedía de un corazón purificado ni de los principios de la gracia; tampoco era practicada con sinceridad ni para la gloria de Dios, sino para su propia alabanza. . . Además, se habían olvidado de los aspectos más importantes de la ley [Mateo 23:23] y se conformaban con los más insignificantes. La forma en que ejercían su fe dejaba mucho que desear y eran muy descuidados en la práctica de sus doctrinas,  como muestran los versículos anteriores” (notas sobre Mateo 5:20).

Por tanto, Cristo ahora contrasta seis enseñanzas de los escribas y fariseos con la manera correcta de ver la ley de Dios, la cual requiere de una dimensión espiritual que no tenían los fariseos. De esta manera, Cristo “llenaría al máximo” el verdadero significado de la ley de Dios, no solo en la letra, según el énfasis de los fariseos, sino en su intención espiritual.

Como explica Expositor’s Bible Commentary (Comentario bíblico del expositor): “Según el estilo literario de Mateo, la primera parte de ciertas frases en su evangelio comienzan con ‘Oísteis que fue dicho’. Es decir, Jesús no critica al Antiguo Testamento, sino la interpretación que muchos de sus oyentes asumían. Esto es especialmente cierto en los versículos 22 y 43, donde parte de lo que había sido ‘oído’ ciertamente no provenía del AT” (notas sobre Mateo 5:19).

The Bible Knowledge Commentary agrega: “Jesús rechazó las tradiciones de los fariseos (Mateo 5:21-48) y sus prácticas (ver Mateo 6:1 hasta 7:6). En seis oportunidades Jesús dijo: ‘Oísteis que fue dicho . . . Pero yo os digo’. Estas palabras dejan en claro que Jesús estaba presentando: (a) lo que los fariseos y los maestros de la ley estaban diciendo a la gente, pero lo contrastó con: (b) lo que es la verdadera intención de la ley de Dios. Esta explicación confirma que la justicia de los fariseos no es suficiente para ganar la entrada en el reino venidero” (notas sobre Mateo 5:19).

El verdadero significado del Sexto Mandamiento

Cristo comienza contrastando la enseñanza farisaica con la intención real del Sexto Mandamiento. Él dijo: “Ustedes han oído que a sus antepasados se les dijo: ‘No mates, pues el que mate será condenado’. Pero yo les digo que cualquiera que se enoje con su hermano, será condenado. Al que insulte a su hermano, lo juzgará la Junta Suprema; y el que injurie gravemente a su hermano, se hará merecedor del fuego del infierno. Así que, si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda. Si alguien te lleva a juicio, ponte de acuerdo con él mientras todavía estés a tiempo, para que no te entregue al juez; porque si no, el juez te entregará a los guardias y te meterán en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo” (Mateo 5:21-26, Dios Habla Hoy).

Los judíos habían aprendido que en tanto no cometieran el acto físico de herir o matar a una persona, eran inocentes. Pero Cristo les aclaró que se puede “matar” si uno se deja dominar por la ira y desea mentalmente que una persona muera, lo cual es pecado (ver 1 Juan 3:15).

The Preacher’s Biblical Commentary señala: “Habiendo confirmado la sólida autoridad de la ley, Jesús además hace sus propios pronunciamientos: ‘Ustedes han oído que se dijo’(a la generación de Moisés), ‘¡pero yo les digo . . . !’[NVI]. Enfáticamente habla en primera persona, lo cual coloca esta declaración de Cristo en el nivel máximo de autoridad, que corresponde al principal profeta de Dios: el Mesías, que es a la vez profeta, sacerdote y rey. Sus palabras ‘pero yo les digo . . .’ revelan su autoridad como Señor de las Escrituras. Cierto principio rabínico sostenía que la opinión de cada maestro debía ser respaldada por alguna autoridad. Pero Jesús actuaba basándose en su propia autoridad y dándoles a las Escrituras su pleno significado. Debe tenerse en cuenta que las palabras ‘que se dijo’ no tienen relación con las palabras ‘como está escrito’ (gegraptai), las que Jesús usó cuando se refirió a la autoridad de la Escritura. Esto significa que lo que en realidad estaba refutando Jesús era la interpretación errónea o las deducciones de los escribas en el uso de las Escrituras.

“Esta sección comienza una serie de seis temas de la ley que Jesús interpretó, explicando plenamente la palabra de Dios en estos asuntos. La primera es la prohibición de matar. La ley decía que si alguien mataba a una persona, debía pagar con su propia vida (Levítico 24:17), de acuerdo a la ley externa y jurídica de la equivalencia. Pero Jesús dice que cualquier cosa que lleve a matar está mal. No solo debe evitarse el hecho en sí, sino también las malas intenciones.

“Estar enojado con un hermano acarrea un juicio. Referirse a alguien como ‘raca’ (imbécil o cabeza hueca), podía llevarlo [en aquel entonces] ante el sanedrín; y despreciar a alguien, llamándolo ‘tonto inútil’ o ‘paria’, implicaba exponerse al ‘fuego del infierno’. El discípulo debe tener la más alta consideración por su prójimo, respetar la santidad de la vida humana y manejar las diferencias mediante el amor. No hay justificación para que el hombre acabe con la vida de un ser humano; esto siempre será pecado, y cuando ocurre, es por consecuencia del pecado. Esta enseñanza sacude los cimientos mismos de un orden social dominado por el poder, que a menudo sacrifica vidas para lograr sus objetivos.

“La enseñanza de Jesús es que todo lo que lleva a la muerte es pecado, y exhorta a sus discípulos a apartarse de la ira. Si bien uno puede decir que nunca ha matado, Jesús pregunta acerca de la actitud interna de ira y odio, de las palabras agresivas y la hostilidad. La ira lastima a los demás y también malogra el espíritu de quien experimenta sentimientos de rabia o indignación. Necesitamos reconocer nuestros sentimientos y ser honestos acerca de ellos, pero tenemos que resolver la ira de una forma que no sea destructiva hacia los demás. Pablo escribe: ‘Si se enojan, no pequen . . .’ (Efesios 4:26, NVI).

“Jesús da respuesta a los conflictos humanos pidiéndoles a sus seguidores que promuevan la paz. Él enseña que el problema de la división entre seres humanos es tan grave, que uno incluso debe interrumpir su adoración e ir en busca de reconciliación si se acuerda de un asunto sin resolver . . . Y el ministerio de la reconciliación fue expresado de manera sublime por el Maestro, que murió por nosotros aun cuando éramos sus enemigos” (notas sobre Mateo 5:20-26).

Lo que el Séptimo Mandamiento en realidad dice sobre el adulterio

Posteriormente, Cristo explica la verdadera enseñanza sobre el adulterio: “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno” (Mateo 5:27-30).

The Bible Knowledge Commentary afirma: “Una vez más, la enseñanza de los fariseos se ocupa únicamente del aspecto exterior. Decían que la única manera de cometer adulterio era por medio de un acto sexual. Citaban correctamente el mandamiento, pero ignoraban su alcance. El adulterio comienza dentro del corazón (cuando se mira con lujuria) y se lleva a cabo con una acción. El deseo lujurioso, que procede del corazón y que es tan malo como el acto, indica que no hay una buena relación con Dios.

“Las palabras de Jesús registradas en Mateo 5:29-30 a menudo han sido mal entendidas [este es otro semitismo, o sea, exagerar para hacer énfasis]. Obviamente Jesús no estaba abogando por las mutilaciones físicas, pues un ciego puede tener las mismas tendencias lujuriosas que una persona vidente, y un hombre con una sola mano puede igualmente utilizarla para pecar. Lo que Jesús quería propugnar era la eliminación de la causa interna del problema. Puesto que un corazón lujurioso puede conducir finalmente al adulterio, el corazón debe ser cambiado. Únicamente a través de ese cambio de corazón es posible escapar del infierno (Gehena)” (notas sobre Mateo 5:29-30).

Es importante notar que Jesús escogió dos de los Diez Mandamientos para ilustrar su verdadera intención. Él pudo haber elegido fácilmente cualquiera de los otros mandamientos (y de hecho lo hace más adelante en los evangelios), pero algunos críticos insisten en que como él no se refirió al mandamiento del sábado, quiere decir que este no está vigente. Sin embargo, ellos son quienes deben presentar la evidencia para excluirlo del resto, y la razón para hacerlo. ¿Y cuál podría ser esa evidencia? Cristo nunca hizo tal excepción, y, de hecho, él repetidamente demuestra la verdadera intención del mandamiento del sábado en contraste con la enseñanza de los fariseos (Mateo 12:1-14; Marcos 3:2-4; Lucas 13:10-17).  ec

(Continuará).