¿Es correcto mentir de vez en cuando?

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¿Es correcto mentir de vez en cuando?

“En cierta encuesta, el 75 % de los participantes reconocieron que mienten entre 0 y 2 veces al día” (Lying Statistics & Facts: How Often Do People Lie? [Estadísticas y hechos sobre la mentira: ¿con qué frecuencia miente la gente?], Cross River Therapy, Steven Zauderer, 24 de agosto de 2023).

Como comentó el autor, “¡Esa es una gran cantidad de mentiras!”. Y uno se pregunta si siquiera estaban siendo honestos al responder. El autor señaló que, según otros estudios, “alrededor del 60 % de las personas mayores de 18 años son incapaces de mantener una conversación sin mentir al menos una vez cada diez minutos”.

La encuesta mencionada reveló que, en las conversaciones, “el 7 % era mentira, pero de esa cifra solo el 10 % eran mentiras grandes. El otro 90 % eran mentiras pequeñas”.

¿Son las mentiras realmente un asunto irrelevante para un cristiano que desea obedecer las instrucciones de la Biblia en cuanto a la honestidad y la mentira?

No, según se nos dice en Apocalipsis 22:14-15: “Bienaventurados los que guardan sus mandamientos [incluido el noveno], para que su potencia sea en el árbol de la vida, y que entren por las puertas en la ciudad [la Nueva Jerusalén]. Mas [estará] fuera . . . cualquiera que ama y hace mentira” (Reina Valera Antigua). ¡Si no superamos el hábito de mentir, no tendremos acceso a la vida eterna en el Reino de Dios!

¿Es correcto mentir de vez en cuando?

En Tito 1:2 encontramos esta norma clara y sencilla: “Dios, que no puede mentir” (énfasis mío). Hebreos 6:18-19 dice lo mismo: “Así que Dios ha hecho ambas cosas: la promesa y el juramento. Estas dos cosas no pueden cambiar, porque es imposible que Dios mienta. Por lo tanto . . . podemos estar bien confiados aferrándonos a la esperanza que está delante de nosotros. Esta esperanza es un ancla firme y confiable para el alma” (Nueva Traducción Viviente).

Salmos 24:3-4 expresa sin ambages la verdad sobre si existen excepciones en cuanto a mentir: “¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en su lugar santo? Solo los [que] . . . nunca dicen mentiras” (NTV; ver Proverbios 30:8).

¿Hay algunas excepciones en la Biblia?

Algunos creen sinceramente que la Biblia registra circunstancias excepcionales en las que mentir puede ser una conducta madura y amorosa por parte de un cristiano.

Rahab escondió a los espías y mintió al rey de Jericó. Ella sabía “de dónde eran” y “a dónde [habían] ido” (Josué 2:4-5). Josué la salvó a ella y a toda su familia, “porque ella escondió a los espías que él había enviado a Jericó” (Josué 6:25, NTV). ¡Dios intervino milagrosamente para que las paredes de su casa fueran las únicas que no se derrumbaran, y ella pasó a formar parte del linaje de David y Jesucristo! (Mateo 1:5). ¿Significa esto acaso que su mentira fue aprobada y recompensada?

En Hebreos 11, el capítulo de la fe, encontramos la razón básica y legítima: “Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz” (v. 31). Rahab expresó su creencia: “Sé que el Eterno os ha dado esta tierra . . . porque el Eterno vuestro Dios es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra” (Josué 2:9, 11). Ella dio testimonio de que Dios estaba mostrando su gran poder en favor de Israel, ¡y quería beneficiarse! Cuando Dios vio que al esconder ella a los espías y luego pedirle valientemente que la protegiera estaba ejerciendo su incipiente fe, le concedió paz en su angustiosa situación (Filipenses 4:7, 9).

El Comentario Bíblico de la Iglesia de Dios Unida lo expresa muy claramente: “Algunos consideran que el elogio a Rahab en la Biblia justifica su mentira . . . Basándose en esto, argumentan que está bien mentir cuando se trata de ‘una buena causa’. Sin embargo, este nunca es el caso . . . The Nelson Study Bible (Biblia de estudio Nelson) plantea las posibles explicaciones con respecto a la mentira de Rahab, y termina por respaldar la siguiente:  ‘Una mentira es una mentira, y . . . lo que hizo Rahab fue incorrecto . . . Rahab pecó, por muy nobles que fueran sus intenciones . . . La Biblia elogia a Rahab por su fe en Dios, no por su mentira. Es decir, su acción hubiera sido más loable de haber protegido a los espías de otra manera . . .’ (“En profundidad: La mentira”).

“Por supuesto, con el tiempo y la ayuda de las leyes de Dios y de su Espíritu, Rahab seguramente llegó a repudiar su antiguo estilo de vida. De hecho, probablemente se casó con un israelita prominente. [Por lo tanto], es probable que ella misma llegara a considerar que su mentira había sido un error y se arrepintiera de ella, así como todos debemos arrepentirnos de nuestros pecados”. *

Jeremías respondió tal como le había ordenado Sedequías, rey de Judá. Una vez que Jeremías le comunicó la severa advertencia de Dios a Sedequías, este le ordenó que no revelara el motivo principal de su encuentro: “Nadie sepa estas palabras, y no morirás” (Jeremías 38:24). El rey le dijo que respondiera a los príncipes (quienes amenazarían de muerte a Jeremías si no les decía) que había presentado su petición de no ser devuelto a la cárcel para morir. ¡Qué dilema mortal para Jeremías de uno y otro lado! Cuando llegaron los príncipes, Jeremías “les respondió conforme a todo lo que el rey le había mandado” (vv. 26-27).

Entonces, ¿mintió Jeremías, un profeta justo, por omisión? ¡NO! Las palabras que escogió decir eran ciertas. Jeremías le había pedido al rey que no lo devolviera a la prisión para morir (37:20). “Jeremías siguió las instrucciones del rey y ellos se fueron sin enterarse de la verdad” (Jeremías 38:27, NTV). Esto no significa que se valió de un engaño: simplemente no les dijo a los príncipes todo lo que sabía.

Un ejemplo más reciente

Supongamos que un nazi irrumpe en su casa y lo apremia con esta pregunta: “¿Esconde usted aquí a algún judío?”. Muchos suponen que lo sensato y amoroso sería mentir para salvar una vida. Este ha sido siempre un tema de sobremesa recurrente en los clubes de oratoria, que sin duda suscita opiniones encontradas. Pero Corrie Ten Boom [relojera y escritora holandesa que junto a su familia protegió a muchos judíos durante el Holocausto] escribe sobre la vez que se enfrentó a este dilema con vidas reales en juego, incluida la suya. Mientras un guardia pasaba frente a la mesa del comedor, le respondió sarcásticamente: “Claro, ¡están escondidos debajo de la mesa!”. En realidad, estaban bajo la mesa  . . . ¡pero debajo del suelo!

De no haber dicho nada, probablemente el guardia hubiera sospechado que escondía algo, especialmente si ella manifestaba un nerviosismo difícil de ocultar. Lo mejor que se me ocurre en este caso es decir con calma y amabilidad: “¡Adelante!”. Sin duda, esta situación se prestaría muy bien para aplicar el principio de Mateo 10:19-20: “Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros”. Pida en silencio a Dios que lo inspire para hablar con sinceridad y calma, y que controle la reacción del guardia.

¿Se vale Dios del engaño?

El Señor le dijo a un espíritu mentiroso que engañara al rey Acab por medio de sus profetas. El Comentario Bíblico de la IDU explica: “Es notable que podamos vislumbrar . . . cómo Dios a veces utiliza incluso a los demonios para cumplir sus propósitos . . . Simplemente preguntó quién lo haría y le dijo al voluntario que fuera a hacer lo que de todos modos estaba dispuesto a hacer [‘Le inducirás, y aun lo conseguirás; ve, pues, y hazlo así’ (1 Reyes 22:22). Micaías declaró: ‘Y ahora, he aquí el Eterno ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas (v. 23)’]. El hecho de que las verdaderas profecías de Micaías siempre estuvieran en contradicción con las de los profetas de Acab (compare con 1 Reyes 22:8) pareciera implicar que un ‘espíritu de mentira’ estaba continuamente detrás de las palabras de los profetas de Acab”.

The Bible Reader’s Companion (Compañero del lector de la Biblia) explica: “¿Mintió Dios mismo a Acab? De ninguna manera. Permitió que los profetas de Acab mintieran . . . [Pero] Dios, de hecho, reveló claramente a Acab la fuente de las predicciones de sus profetas y la verdad sobre lo que le sucedería en la batalla inminente”.

“Nuestro Dios . . . todo lo que quiso ha hecho” (Salmos 115:3). “Él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?” (Daniel 4:35).

Sobre el noveno mandamiento, “No hablarás falso testimonio”, la Biblia de estudio Berea dice: “La palabra hebrea para ‘dar es anah, que puede entenderse como responder, contestar o testificar.  ‘Falso testimonio’ se deriva de sheqer, que significa engaño o mentira. Esta frase se refiere especialmente al acto de dar falso testimonio, especialmente en un contexto legal”.

Nuestro cerebro está programado para la honestidad

Un estudio realizado en 2010 por la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia (EE. UU.) “demostró que breves períodos de deshonestidad pueden elevar los niveles de cortisol, la principal hormona del estrés del cuerpo. El cortisol prepara al cuerpo para enfrentar o huir de las amenazas que percibe, lo que significa que cuando una persona miente, su cuerpo reacciona como si se estuviera alistando para una confrontación o para escapar. La investigación destaca cómo la mentira desencadena una respuesta fisiológica al estrés cuantificable, lo que destaca la sensibilidad innata del cuerpo a la deshonestidad. La honestidad reduce el estrés . . . Con el tiempo, las hormonas del estrés pueden afectar al sistema cardiovascular, aumentar la inflamación y, potencialmente, causar migrañas”.

En un destacado estudio publicado en la revista Neuroimage en 2002, los científicos midieron la actividad cerebral de los participantes, a los que pedían que dijeran la verdad o  mintieran. “Cuando las personas mentían, registraban la misma actividad cerebral que cuando decían la verdad. Sin embargo, también mostraban actividad en dos regiones vitales implicadas en el autocontrol. Las personas piensan primero en la verdad, pero al mentir, esa verdad se inhibe. Esto sugiere que ser sincero es el estado cognitivo básico. Mentir requiere recursos cognitivos adicionales, lo que conduce a un aumento de la tensión mental y a posibles consecuencias para la salud”.

Las redes del cerebro, conectadas a nuestra corteza prefrontal dorsolateral (CPFDL), controlan nuestro pensamiento crítico y nuestro comportamiento. Los recursos CPFDL que tenemos son limitados  y por tanto, si gastamos energía tratando de mentir, puede haber menos combustible para la resolución de problemas y para el pensamiento creativo”.

Un estudio realizado en 2003 y publicado en el periódico científico Cerebral Cortex (Corteza cerebral), de Oxford,   investigó cómo diversas formas de mentira y engaño afectan los mecanismos neuronales. “Cuanto más relevante es la mentira, mayor es el impacto en la mente y el cuerpo. Mentir exige recordar el contexto de la mentira, sus implicaciones, su objetivo final, a quién se le dijo y cuándo”. Las situaciones inventadas activan significativamente la CPFDL.

La honestidad es siempre la mejor opción

Trágicamente, la encuesta de Cross River Therapy reveló que, de todos los mentirosos, ¡el 70 % afirma estar dispuesto a volver a hacerlo!

Todos los que queremos tener la mente de Cristo y ser perfectos como nuestro Padre (ambos Dioses, y por tanto no pueden mentir) debemos vencer nuestra naturaleza humana, influenciada por Satanás, cuyo deseo es mentir y engañar. El diablo “siempre ha odiado la verdad, porque en él no hay verdad. Cuando miente, actúa de acuerdo con su naturaleza porque es mentiroso y el padre de la mentira” (Juan 8:44, NTV).

Cuando nos autoexaminamos cada año antes de la Pascua, nuestra máxima aspiración debe ser no mentir nunca: ni decir una mentira ni vivir una. Como nos dice 1 Juan 3:9, hablando de la resurrección al regreso de Cristo, “el que es nacido de Dios no practica el pecado . . . y no puede pecar” (1 Juan 3:9).  EC

*ucg.org/learn/bible-commentary/beyond-today-bible-commentary-joshua/joshua-2.