La levadura moderna del ateísmo cristiano
"Dios ha muerto"
La sola idea de que un ateo adopte el cristianismo parece un indiscutible ejemplo de contradicción. Sin embargo, esto es un hecho: el ateísmo cristiano acoge las enseñanzas, historias, símbolos, prácticas y comunidades asociadas con el cristianismo sin aceptar la existencia literal de Dios.
Pero no debería sorprendernos. El porcentaje de estadounidenses que están perdiendo su religión tiende a ser cada vez mayor. En 1965, una encuesta de la empresa de análisis y asesoría Gallup reveló que el 70 % de los encuestados afirmaron que la religión era “muy importante” en sus vidas. Hoy, menos de la mitad de los estadounidenses (45 %) dicen que la religión es “muy importante”.
En la Universidad Emory (Atlanta, Georgia, EE. UU.), en el corazón del llamado Cinturón bíblico [término coloquial utilizado para referirse a una extensa región de los Estados Unidos y a otras regiones del mundo donde el cristianismo evangélico tiene un profundo arraigo social], el difunto profesor asociado Thomas Altizer se convirtió en el rostro del movimiento teológico radical “Dios ha muerto”, surgido en la década de 1960. Él afirmó: “Debemos reconocer que la muerte de Dios es un acontecimiento histórico: Dios ha muerto en nuestro tiempo, en nuestra historia, en nuestra existencia”.
Perspectiva
Jesús advirtió a sus discípulos que tuvieran cuidado con la levadura de los líderes religiosos (los escribas y fariseos, Mateo 16:5-12; Marcos 8:15). Comparó sus doctrinas y enseñanzas con la levadura, que al añadirla a la masa se disemina rápidamente y acaba por leudarla por completo.
Durante la época de la Iglesia del primer siglo, el apóstol Pablo profetizó que habría quienes querrían afiliarse a la Iglesia, diciendo que “tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita” (2 Timoteo 3:5).
De la ausencia de Dios a la anarquía
El Centro de Estudios Cognitivos de la Universidad Tufts (Boston, Massachusetts, EE. UU.) realizó un estudio bajo la dirección de Daniel C. Dennett y Linda LaScola. Dennett es un personaje clave del “Nuevo ateísmo”, el reciente movimiento ateo muy agresivo e influyente que ha ganado reconocimiento entre las élites intelectuales y los medios de comunicación.
El periódico digital cristiano estadounidense The Christian Post publicó un artículo en el que afirmó: “Dennett es un científico cognitivo cuyo libro Breaking the Spell (Cómo romper el hechizo) propone que la creencia en Dios debió servir en algún momento para un importante propósito transformador, otorgando una ventaja evolutiva a quienes creían en una vida después de la muerte sobre aquellos que carecían de tal creencia. La realidad de la muerte, conjetura Dennett, bien podría haber sido el factor desencadenante. Él sugiere que para darle sentido a la vida ante la muerte (y fomentar así la reproducción), los humanos primitivos inventaron la idea de Dios y de la vida después de la muerte. Ahora, argumenta, ya no necesitamos esas creencias primitivas” (“Preachers Who Don’t Believe – The Scandal of Apostate Pastors” [“Predicadores que no creen – El escándalo de los pastores apóstatas”], 21 de marzo de 2010).
La siguiente declaración se atribuye a “Wes”, pastor de una congregación metodista: “Seré el primero en admitir que considero el cristianismo como un medio para un fin, no como un fin en sí mismo. Y el fin es, de manera muy básica, una especie de valores liberales y democráticos”.
A “Darryl”, un pastor presbiteriano liberal de las afueras de Baltimore, Maryland (EE. UU.), le gusta toda la parafernalia espiritual de su iglesia, pero es ateo
(beliefnet.com, Pastors who don't believe in God [Pastores que no creen en Dios], mayo de 2010).
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia anglicana y sus 80 millones de fieles, ha admitido tener dudas sobre la existencia de Dios. Reveló que hace poco, mientras paseaba a su perro, se preguntó por qué el Todopoderoso no había intervenido para evitar cierta injusticia.
Niegan el poder de Dios negando su existencia. ¿Por qué? Porque en esta época supuestamente ilustrada, ¡los teólogos no quieren aceptar la autoridad de Dios sobre sus vidas y se niegan a aceptar la Biblia como la auténtica revelación de Dios a la humanidad!
Con este tipo de teología “de conveniencia” en la que Dios está fuera del panorama, no hay necesidad de obedecer las leyes de la Biblia ni adherirse a la Palabra inspirada de Dios. Cada hombre puede hacer lo que es correcto a sus propios ojos, establecer su propio código de conducta y convertirse en una ley para sí mismo.
¿Cuál es el resultado de este concepto? Que conduce a la confusión, la anarquía y finalmente al caos. Además, refleja el verdadero origen del creador de este tipo de pensamiento: Satanás, el autor de la confusión. Dios es todo lo contrario: él es el autor del orden y la paz, “como en todas las iglesias de los santos” (1 Corintios 14:33).
Hubo muchas ocasiones en las que el antiguo Israel se apartó de Dios y comenzó a adorar a dioses extranjeros. Dos veces en el libro de los Jueces se afirma: “En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía” (Jueces 17:6; 21:25). Aunque hacían lo que era correcto a sus propios ojos, no era en absoluto lo que Dios pretendía, así que finalmente él permitió su cautiverio a manos de potencias extranjeras.
Si Dios realmente está muerto, quiere decir que el hombre puede hacer lo que le plazca y nunca tendrá que rendir cuentas ni ser juzgado. De esta manera queda solo para elaborar su propio código de ética, o carente de ella, y los principios morales bíblicos se tiran por la ventana. A medida que el mundo se ha alejado de Dios, el sentido moral del bien y del mal ha tocado fondo.
Se creen sabios
Hablando de aquellos teólogos y maestros que rechazan el conocimiento de Dios, Pablo escribió a la congregación de Roma:
“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido” (Romanos 1:18-21).
Cuidémonos de ellos
Debemos tener cuidado con el incesante afán del hombre por enseñar falsamente que no hay Dios y también con quienes rechazan la Biblia como su libro de instrucciones para la humanidad, pues se presentan como sabios, pero en realidad se convierten en necios.
El rey David escribió en el Salmo 14:1-4: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; no hay quien haga el bien. El Eterno miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, para ver si hay había algún entendido que buscara a Dios”.
¿Somos de aquellos que aún buscan a Dios en sus vidas? Dios dice en Jeremías 29:13: “Me buscaréis y me encontraréis cuando me busquéis de todo corazón” (Nueva Versión Internacional). Esta es mi perspectiva. EC