¿Somos pruebas vivientes de que hay un Dios en los cielos?

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¿Somos pruebas vivientes de que hay un Dios en los cielos?

Se llamaba Dan y se encontraba en la última etapa (4) de un cáncer terminal de pulmón. Cuatro semanas después de haber sido ungido, los doctores quedaron perplejos al no hallar ningún rastro de cáncer en su cuerpo. Él llevaba un diario titulado “Observaciones acerca del milagro de Dios en mí”. En uno de sus apuntes decía: “¿Ficción, coincidencia, suerte? Tales palabras no hacen desaparecer el cáncer. Solo sigo adelante por la gracia de Dios. Hay un Dios en los cielos y mi vida es prueba viviente de ello”. Él siempre mantuvo esa fe, aun cuando al año siguiente el cáncer reapareció. Este hombre de fe era mi padre, quien finalmente murió de cáncer cuando yo apenas tenía 11 años.

“Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas . . .” (Santiago 1:2). Este versículo acude a mi mente de vez en cuando. ¿Ha sentido alguna vez que está enfrentando una prueba muy difícil de superar y que Dios se encuentra muy lejos? Después que murió mi padre, mi vida gradualmente se convirtió en un desastre; la depresión, el pecado y la pérdida de fe impidieron que yo sanara durante mucho tiempo, pero cuando cumplí 15 años me acordé de Dios. Recordé la inquebrantable fe de mi padre y cómo amaba el camino de vida de Dios. Me preguntaba por qué lo amaba tanto, así que tuve que averiguar por mí misma si ese camino era algo que yo también podría amar.

1. Usted es un hijo del Dios viviente:

“Y será, que en el lugar donde les fue dicho: ‘Vosotros no sois pueblo mío’; allí serán llamados hijos del Dios viviente” (Romanos 9:26). Dios es su padre y usted es su hijo. Nuestro Padre nos ama más que a cualquier cosa y nunca nos dejará, ni desamparará (Deuteronomio 31:8). Siempre nos espera con los brazos abiertos y sabe lo que necesitamos incluso antes de que se lo pidamos (Mateo 6:7-8), aunque no encontremos las palabras adecuadas para describir nuestro dolor.

2. Dios nos ha dado su palabra de vida:

“Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos; y que alcanza hasta partir el alma y el espíritu, y las coyunturas, y los tuétanos; y que discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. (Hebreos 4:12, énfasis nuestro).

¡Utilice su Palabra viviente y poderosa como escudo contra Satanás, que trata de hacernos pecar! Satanás desea que sintamos tristeza, duda y enojo hacia Dios. Sin embargo, cuando usted confía en Dios y cree en su Palabra, puede enfrentar cualquier situación que se le presente.

3. Dios le ofrece esperanza de vida:

“Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesús, el Cristo, que según su grande misericordia nos ha engendrado de nuevo en esperanza viva, por la resurrección de Jesús, el Cristo, de los muertos” (1 Pedro 1:3). No se desanime, porque en su misericordia nuestro Padre nos ha dado la esperanza de vida, entregando a su Hijo unigénito como sacrificio vivo para que todos podamos vivir (Juan 3:16). Dios tiene fe en usted, y en que podrá superar cualquier prueba si su corazón permanece cerca de Dios, tal como Jesús hizo cuando debió sufrir y morir en la cruz.

4. Usted es una piedra viva y preciosa del cuerpo de Cristo:

“Al cual acercándoos, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas escogida y preciosa para Dios. Vosotros también, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo” (1 Pedro 2:4-5).

Como usted es de gran estima para Dios y él quiere que forme parte de su familia, lo ha colocado en un sitio estratégico como parte de su casa espiritual. Persevere en la construcción de su propia casa espiritual sobre el poderoso fundamento de la roca (Mateo 7:24-27) de Dios, sin olvidar que debe ser la mano de Dios la que lo guíe por el camino de la justicia, aun en medio de las pruebas.

En cuanto a mí concierne, quiero ser una prueba viviente, para que mi Padre me diga “Bien hecho, siervo bueno y fiel” (Mateo 25:21, 23). Además, quiero estar en el Reino de Dios para encontrarme de nuevo con mi papá. Si no hubiera sido por esta tremenda prueba en mi vida, no creo que ahora estaría confiando en Dios, con cuya ayuda puedo incluso mover montañas. Dios me sanó y cambió mi vida.

¿Ficción, coincidencia, suerte? Tales palabras no hacen que el dolor, el sufrimiento, la depresión o la tristeza desaparezcan. Solo por la gracia de Dios sigo adelante. Hay un Dios en los cielos y yo soy prueba viviente de ello.