Consuelo para el dolor profundo

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Consuelo para el dolor profundo

Quienes comprendemos el plan de salvación de Dios no nos “[entristecemos] como los demás que no tienen esperanza” (1 Tesalonicenses 4:13). Sabemos que Jesucristo volverá a la Tierra, resucitará a los santos, les dará vida eterna y gloriosa en su reino, y después resucitará a los otros muertos en la segunda resurrección. ¡Este conocimiento es un gran consuelo para nosotros!

Aun así, también experimentamos momentos de profunda tristeza. La mayoría de nosotros, incluyendo a nuestras familias y amigos, sufrimos grandes aflicciones; algunas son relativamente breves, mientras que otras duran toda la vida.

Todos, tarde o temprano, pasamos por la desgarradora experiencia de perder a un ser querido. “Perder” a un ser querido suele significar que falleció. Pero debemos estar conscientes de que hay muchos tipos y grados de “pérdidas” personales. En primer lugar, debemos estar preparados espiritual y mentalmente para nuestras pérdidas personales y también para poder ofrecer ayuda amorosamente a otros cuando sufran pérdidas.

Este artículo tiene dos objetivos básicos: el primero es ofrecer mayor comprensión y consuelo a los quebrantados de corazón, y el segundo, contribuir para que todos sepan cómo ayudar de mejor forma a quienes están afligidos.

Refutemos algunas creencias dañinas

En primer lugar, desechemos una terrible superstición que se ha mantenido viva desde el principio de los tiempos. Se trata del concepto de que a menudo el sufrimiento es una maldición infligida por Dios. Por supuesto, a veces él disciplina a sus hijos con amor para guiarlos de vuelta al camino correcto (Hebreos 12:5-11). Pero tengamos en cuenta que si Dios decide disciplinarnos, no lo hace para lastimar a alguno de nuestros seres queridos.

Gran parte de lo que sucede, incluso al pueblo de Dios, es simplemente el resultado de la ley de causa y efecto, como las consecuencias de los errores de las personas y del “tiempo y ocasión” (Eclesiastés 9:11-12).

Este mito es una de las principales razones por las que muchas personas son tan duras con los demás. Jesús detestaba tal concepto. Lea en Lucas 13:1-5 cómo él refutó este mito tan dañino. También asombró a las multitudes al manifestar, con su propio ejemplo, un gran amor (e incluso un amor muy profundo) hacia las personas abandonadas y rechazadas por aquella sociedad: los que sufrían de lepra, discapacidades, daño físico, enfermedades, pobreza y muerte prematura en sus familias.

Otra idea insidiosa

Otro pensamiento malsano es que no es posible que Dios sea amoroso y todopoderoso si no impide una calamidad personal. De hecho, algunos de nuestros miembros han dejado la Iglesia porque se sintieron desilusionados o abandonados por Dios como resultado de una tragedia familiar. Esta es una reacción funesta. ¡Oremos para que ellos cambien esos conceptos errados y logren tener una relación con Dios más cercana que nunca!

Para entender este tema en mayor profundidad, lea nuestra guía de estudio ¿Por qué Dios permite el sufrimiento?, publicado por nuestra Iglesia.

Prepárese espiritualmente para las cosas malas

Con frecuencia, las personas cometen el error de no orar pidiendo guía, ayuda y protección porque ingenuamente suponen que todo saldrá bien. Al contrario, debemos admitir que es mucho más probable que surjan problemas si descuidamos la oración o desobedecemos a Dios. Debemos darnos cuenta de que estamos rodeados de innumerables peligros. ¡Y el peor de ellos es la poderosa influencia de Satanás y sus demonios!

De hecho, las profecías bíblicas nos advierten que en los últimos tiempos habrá un extraordinario aumento de engaños, muertes, problemas de salud, persecuciones, traiciones y todo tipo de caos y tribulación. La Biblia nos insta a estar preparados espiritualmente para no entrar en pánico ni desilusionarnos, como vemos en Juan 16:1-4; 2 Timoteo 3:12-17; Hechos 14:22.

Recordemos que Dios nunca ha prometido el paraíso o una existencia libre de problemas en esta vida. ¡Debemos enfocarnos celosamente en nuestra fidelidad a Dios para poder disfrutar del paraíso en la vida futura!

¡Dios nos ama profundamente!

La Biblia es la carta de amor de Dios a la humanidad. Cuanto más la leemos y entendemos, más pruebas encontramos de la extraordinaria gracia y el amor de Dios por todos los seres humanos. Dios “no quiere que nadie perezca” y “quiere que todos los hombres sean salvos” (2 Pedro 3:9; 1 Timoteo 2:4).

Dios y su Hijo nos comprenden y se compadecen de nosotros porque Jesús experimentó todo tipo de sufrimiento durante su vida terrenal. ¡Y lo soportó todo por nuestro bien! Por favor, lea el artículo “Los tres niveles del gran sacrificio de Jesucristo” en la edición Marzo-Abril 2024 de Las Buenas Noticias.

Muchas formas desgarradoras de perder a un ser querido

Perder a un ser querido suele ser absolutamente desgarrador y devastador, aun estando cerca de Dios. Incluso la Biblia llama a la muerte el “enemigo” (1 Corintios 15:26). Felizmente, la Biblia también revela la buena noticia de cómo ese enemigo será destruido gracias a la resurrección de entre los muertos (versículos 20-28).

Una muerte repentina es desastrosa, así como también el largo y doloroso deterioro de la salud que conduce a la muerte.

Cuando una pareja ha estado casada por muchos años y uno de los dos fallece, quien enviuda suele sufrir mucho. La pareja ha disfrutado de la compañía mutua y ha sido “una sola carne”, ¡por lo que el viudo o la viuda siente que le falta una mitad!

Cuando muere alguien relativamente joven, es particularmente terrible. Todos los padres tienen un deseo vehemente de que sus hijos vivan mucho más que ellos, así que la agonía de perder a un hijo es inimaginable. La pérdida suele ser devastadora, sea que se trate de un bebé, un niño pequeño, un adolescente o un adulto. Del mismo modo, a menudo hay gran dolor después de perder a miembros queridos de la familia, sean padres, abuelos, hermanos, tíos o sobrinos.

Pero, indudablemente, la muerte no es el único “enemigo”. También lo son las enfermedades graves, las lesiones y las limitaciones físicas. Otro es ver a un ser querido sufrir demencia y disminución de sus capacidades mentales y físicas. Otro es el distanciamiento físico cuando se debe vivir en un asilo de ancianos.

Pero existen también otras tragedias familiares dolorosas: maltrato físico y mental; abuso de alcohol o drogas; diversas adicciones; rupturas matrimoniales y divorcios; hostilidad y persecución religiosa, e incluso el alejamiento prolongado por diferencias políticas. Quienes sufren estas situaciones, ¡sin duda necesitan nuestras oraciones!

Piense en la persona que cuida a un ser querido. El cuidado personal es un asunto bastante complejo, digno de un artículo aparte. El asunto es que, aunque la mayoría de los parientes que se ocupan de sus familiares enfermos hacen su labor con amor y entrega, atender día tras día a un ser querido que sufre es a menudo muy estresante y agotador.

Es evidente que en esta vida mortal hay todo tipo de experiencias desgarradoras. Cuando se sufre una pérdida o una crisis, es fundamental hacer ajustes prácticos en la vida. Además, es muy importante para todos pasar por un proceso de duelo activo. De hecho, el duelo profundo a menudo nunca termina. En general disminuye, pero con muchos altibajos. Afortunadamente, hay muchos libros y sitios web útiles que explican los procesos e importantes beneficios del duelo.

¿Qué debemos hacer?

¿Cómo podemos ayudar? En este artículo exponemos algunas ideas, como la de cultivar relaciones más estrechas con nuestros familiares y amigos y así llegar a comprendernos mejor unos a otros. Además, podemos pedirle a Dios que nos guíe para poner en práctica la mejor manera de animarlos, consolarlos y ayudarlos.

Quienes sufren una pérdida grave suelen recibir inmediatamente muchas tarjetas y otras muestras de condolencia. Esto siempre es bueno, pero también, ocasionalmente, debemos procurar abrir la puerta a los recuerdos para compartir juntos los momentos felices y tristes del pasado, lo cual puede ser muy reconfortante para los deudos.

Una persona en duelo se beneficia enormemente cuando un familiar o amigo le expresa amor y consuelo, no solo ofreciéndole ayuda práctica, sino también llorando con ella. Eso es precisamente lo que Pablo quiso decir en Romanos 12:15 cuando escribió: “Llorad con los que lloran”. Para comprender mejor lo que significa llorar juntos, le sugerimos leer el artículo “Llorad con los que lloran”, publicado en la edición Marzo-Abril de 2021 de El Comunicado.

La Biblia contiene muchos pasajes maravillosos sobre cómo Dios nos consuela y quiere que nos consolemos unos a otros. Concluiremos con este: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:3-4). EC