Posteriormente algunos de la familia de Sem, la mayoría de la familia de Cam y unos pocos de la familia de Jafet, llegaron del este a la llanura de Mesopotamia (la tierra de Sinar) (Génesis 11:1-4).

Aquí parece, por algunas evidencias, que la familia de Cam, concretamente los descendientes de Cus, iniciaron un movimiento para impedir una mayor dispersión, proponiendo la edificación de un monumento conocido como la torre de Babel, la cual quisieron que fuera elevada hasta el cielo, como punto visible de reunión en esa llanura. En ese momento, todos ellos estaban reunidos y tenían un solo lenguaje. Pero Dios descendió y confundió su lengua para que ninguno entienda lo que hablaba su compañero. (Génesis 11:6-8). Y de esa manera Dios trajo un juicio sobre ellos que llevó a una dispersión forzada y rápida por toda la faz de la tierra, dejando de continuar la edificación de su famosa torre.

Esta circunstancia explica por qué en cada parte del mundo donde Jafet migró posteriormente ha ido siempre precedido por Cam, lo cual se aplica a cada uno de los continentes donde empezaron a poblar y multiplicarse sus descendientes. Todos los avances culturales que lograron los pioneros camitas tendieron a ser absorbidos por los sucesores jafetitas. El registro de la extensión más relajada de Jafet por la tierra ha quedado manchado por la destrucción, tanto de la cultura como de sus creadores camitas, considerando que los jafetitas llegaron con la suficiente fuerza para conseguir su dominio. Esto sucedió en el Valle del Indo, sucedió en Australia, en el oeste de América del Norte, al oeste de Centro América y llegando incluso hasta la costa occidental de Sudamérica.

Esa es una de las razones que Cristóbal Colón efectuó el primero de sus cuatro viajes a las Indias Occidentales, denominación del continente americano hasta la publicación del Planisferio de Martín Waldseemüller, en 1507, que fue considerado como el descubridor de un nuevo continente, llamado “Nuevo Mundo” para Europa, por ser el primero que trazó una ruta de ida y vuelta a través del océano Atlántico, difundiendo y dando a conocer tal noticia. Este simple hecho impulsó decisivamente la expansión mundial de la civilización europea, a través de la conquista y colonización por varias de sus potencias en el continente americano.

Si nos ceñimos estrictamente al hecho de que Colón fue el descubridor de América, podemos afirmar que en realidad no lo fue, porque el continente americano ya se encontraba poblado por los verdaderos descubridores de América, es decir, por los descendientes jafetitas de occidente, quienes por entonces fueron llamados “indios”, nombre que ha perdurado hasta nuestros días. Por esa razón, a lo largo de cada una de las rutas migratorias de aquellos pueblos, se encuentran asentamientos, donde cada uno de ellos difiere ligeramente del que le precedió y del que le sigue. Como regla general, la dirección del movimiento tiende a evidenciarse por una pérdida gradual de efectos culturales que siguen en uso más atrás en la línea, o bien desaparecen del todo más adelante en la línea, o que también son copiados de una forma burda o meramente representados en imágenes o en el folclore.

De hecho, cuando se irradian diversas líneas a partir de un solo centro de expansión, la imagen que se presenta es más o menos una serie de círculos de asentamientos cada vez más amplios, donde cada uno de ellos va compartiendo menos y menos de los artefactos culturales originales que aún persisten en el centro.