Breve introducción a la historia romántica de los nombres bíblicos

Muchos lectores de la Biblia tratan sus listas genealógicas como si fueran registros poco importantes, y se preguntan por qué forman parte de una revelación divina como lo es la Biblia. A primera vista, no parece tener sentido ni provecho la simple enumeración de los nombres de los hombres que murieron hace miles de años. Sin embargo, como la Biblia es la Palabra inspirada de Dios, incluso estas listas de nombres, que no lucen tan interesantes, fueron escritas para nuestro conocimiento; y si las estudiamos apropiadamente, producen resultados que pueden ser más útiles que cuestionables. Muchos de estos nombres describen naciones, así como hombres, y tienen, por lo tanto, un valor histórico inestimable. Al consultarlos, encontramos que a menudo muestran el curso que tomaron los hombres en su asentamiento sobre la tierra. Los nombres hebreos antiguos, que a primera vista podrían parecer poco atractivos, se pasan por alto como poco importantes sin una reflexión seria, pero hay algo en ellos que obliga a nuestra reconsideración. En muchos casos, los relatos bíblicos son fragmentos de la historia antigua, es decir, revelaciones de propósitos divinos, con expresiones de esperanza y profecías del futuro.
Todo judío acostumbraba a llevar un registro de su linaje, y se enorgullecía si podía clarificar su descendencia real o sacerdotal. José, por ejemplo, podía jactarse de ser "hijo de David". Los registros genealógicos de Crónicas, Esdras, Nehemías, Mateo y Lucas, que contienen la mayoría de los nombres de los hijos, prueban lo meticulosos que eran los judíos en la preservación de su ascendencia. Era común en casi todas las familias judías transcribir su árbol genealógico. El historiador judío Josefo que vivió en la época de nuestro Señor, nos dice que podía rastrear su ascendencia hasta los Macabeos, o sacerdotes gobernantes, a partir de registros públicos. También afirma que dondequiera que se establecieran los judíos se llevaban registros de nacimientos y matrimonios del sacerdocio, y que los registros se remontaban a unos dos mil años. Que los israelitas estaban muy interesados en la preservación de su linaje se puede probar por 1 Crónicas 9:1. La pérdida de aquellas tribus que perdieron su linaje, se ve en Esdras 2:59 y Nehemías 7:63. La verdad enseñada por los nombres, es otro aspecto importante que debemos considerar.
El reconocimiento de los nombres nos abre un campo de agradable y provechosa investigación para todos los verdaderos amantes de las Escrituras. Si bien muchos de los nombres pueden no haber sido diseñados para ser típicos, pero sugieren una verdad espiritual, como se puede ver en los nombres que Jacob dio a sus hijos. En el antiguo Israel, se suponía que el nombre de una persona indicaba alguna característica de esa persona o estaba vinculado a circunstancias, por triviales que fueran, como el caso de Moisés con su hijo Gersón (Forastero en tierra ajena) (Éxodo 2:22) y el nombre de Icabod (1 Samuel 4:21). Al revisar los significados de los nombres, veremos que abarcan muchas asociaciones, como porque denotan cualidades naturales o personales. Un ejemplo clásico de esto es la súplica de Abigail a David por su marido inútil: “como es su nombre, tal es él; Nabal es su nombre y la necedad está con él" (1 Samuel 25:25). Nabal significa "tonto". En efecto, Abigail dijo: "No hagas caso a mi marido. Es un tonto por nombre, y un tonto por naturaleza".
También los nombres apuntan a una ocupación. Hay muchos ejemplos de estos nombres ocupacionales: Arquipo, significa "gobernador de caballos": Asa, "médico"; Carmi, "viñador". También, los nombres tienen un carácter simbólico o profético.
Los nombres, separados o dobles, de una misma persona son frecuentes. Algunos ejemplos son: "Saulo, llamado Pablo", "Simón Barjonás", "Simón Zelote", "Judas Iscariote". Junto a estos nombres dobles tenemos a aquellos hombres que llevan un apellido distinguido y honorable. Por "apellido" se entiende un nombre adicional, un nombre que se distingue del nombre "cristiano", es decir, el nombre que se añade por sobrenombre. Los apellidos, tal como los conocemos actualmente, eran desconocidos entre los hebreos, la palabra como se usa en la biblia simplemente significaba la concesión de un título halagador u honorable. Los extranjeros, envidiosos de los privilegios de los judíos, estaban ansiosos de apellidarse con el nombre de Israel, es decir, de ser inscritos como miembros de la nación judía (Isaías 44:5). Dios puso a Ciro el sobrenombre de “mi pastor”, lo que significa que le dio el honorable título de “mi pastor”, designándolo así para ser su instrumento para la restauración de su pueblo (Isaías 44:28).
A veces un hombre y una mujer tenían el mismo nombre, por ejemplo, Abihail (Ester 2:15; 1 Crónicas 2:29). También las personas y los lugares tienen el mismo nombre. Edén es el nombre de un hombre, así como el jardín donde vivió Adán por primera vez, y Belén es el nombre de una persona, así como el lugar donde nació Jesús.
También los nombres están vinculados con las relaciones familiares. Estos nombres se encuentran registrados en secuencia ordenada conforme al abecedario. Esto lo podemos verificar a través de varias enciclopedias y diccionarios bíblicos.
Además, un nombre expresaba alguna esperanza de los padres, como el caso de Juan, que significa "don misericordioso de Dios". También en el Nuevo Testamento se establecía el nombre de manera similar, por ejemplo, Simón fue llamado, Pedro (Hechos 10:5, 32); También Santiago y Juan fueron llamados Boanerges (Marcos 3:17); Judas tuvo por sobre nombre, Iscariote (Lucas 22:3). Asimismo, existen nombres a los que fueron añadidos un complemento, como Elías, el Tisbita.
1° de Nisan - Domingo 30 de marzo de 2025