#150 - 2 Crónicas 36: "Religión de misterios babilónicos - Parte 2"

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#150 - 2 Crónicas 36

"Religión de misterios babilónicos - Parte 2"

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Como la región de Babilonia fue la "cuna" de la humanidad, de allí provienen los falsos conceptos  espirituales que se difundieron por el mundo entero desde el tiempo de Huerto del Edén. Esta zona, luego del Diluvio, se llamó Sumeria, el Sinar bíblico (Génesis 10:10). Es la primera civilización sobre la tierra después del Diluvio y de allí provienen los primeros escritos de las ideas religiosas antes y después del Diluvio. Puesto que fueron los primeros registros, todos los demás escritos, incluyendo a los de los egipcios, indios y chinos son posteriores. El historiador Carl Grimberg señala: "Los trabajos del arqueólogo Leonard Wooley parecen indicar igualmente que los sumerios tomaron posesión de Mesopotamia y se establecieron allá después del Diluvio… Para Wooley, esta brusca ruptura (la capa de lodo de casi 3 metros que separa a las dos civilizaciones), de un proceso evolutivo por otra parte regular, es una prueba patente de la inmigración y del establecimiento de un nuevo pueblo, que se cree es el sumerio. Wooley sitúa el Diluvio hacia el año 3000 antes de Cristo" (Tomo 2 p. 96). 

Los babilonios, que conquistaron a los sumerios, adquirieron íntegramente su sistema religioso y la adaptaron con nombres y conceptos babilonios. Esta religión estaba férreamente dominada por los poderosos sacerdotes, que, dice Grimberg, "gracias a su pretendido poder para alejar los malos espíritus y predecir el futuro, los sacerdotes babilónicos adquirieron tanta influencia sobre el pueblo, que formaron durante mucho tiempo un Estado dentro del Estado, como ocurrió con el clero egipcio" (Historia Universal, Tomo 2, p. 101). De este modo, el sistema religioso babilónico logró imponer sus falsas creencias y sus abominables prácticas.

Hasta el momento hemos identificado a dos rasgos principales de la religión babilónica: 

  1. El sistema de idolatría que es el origen de los falsos dioses y sus imágenes que existen hasta hoy día, muchos con nombres "cristianizados". 
  2. La práctica de prostitución religiosa que hizo famosa a Babilonia al forzar por medio de la religión y los sacerdotes, a que toda virgen primero se prostituyera con un extraño en el templo de Milita o Istar, antes de poder casarse. 

Esta tradición probablemente se remonta a la diosa de la ciudad, Istar, identificada por algunos historiadores con Semíramis, la esposa de Nino, que fundó junto con él a Babilonia. Dice la Enciclopedia Clásica: "Nino, primer rey asirio, fundador de Nínive, (según la Biblia sería Nimrod, vea Génesis 10:9-11) enamorado de su belleza y maravillado por su valor, la robó a su marido asociándola a su trono, donde a su muerte reinó como única soberana. Se le atribuye la fundación de Babilonia" (Tomo 2, p. 711). Kramer añade: "Istar, la diosa del amor y la lujuria… ha tenido numerosos amantes y ella es, por naturaleza, infiel… tanto si se trata de la Venus romana, como de la Afrodita griega, como de la Istar babilónica, siempre ha tenido la virtud de inflamar la imaginación de los hombres… los sumerios la adoraban bajo el nombre de Inanna, la "reina del cielo" (pp. 244, 275). De modo que Babilonia tuvo desde su fundación una reina ramera, Semíramis, y entendemos mejor la frase "un misterio: Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra" (Apocalipsis 17:5).

Veamos ahora otra doctrina central de la religión babilónica que se propagó por el mundo entero bajo diferentes nombres, la idea de un salvador de la humanidad y sus fechas de nacimiento y de su muerte. Según Samuel Kramer, los sumerios inician la idea del salvador de la humanidad, llamado Dumuzi. Dice: "Inanna (la diosa que más tarde se llamaría Istar), tenía por esposo al dios Dumuzi, el Tamuz de la Biblia. En Ezequiel 8:14 podemos ver cómo esta creencia llegó hasta Israel: "Y me llevó a la entrada… de la casa del Eterno, que está al norte; y he aquí mujeres que estaban allí sentadas endechando a Tamuz". Veremos que de aquí viene la fiesta de la Cuaresma.

En su libro, "Las Creencias Paganas y Cristianas",  Edward Carpenter comenta: "Habían once dioses de siete países cuyos nacimientos ocurrieron en o cerca del día de la Navidad. Nacieron de una virgen, en una cueva, y vivieron una vida de duros trabajos en favor de la humanidad. Fueron llamados luminares, sanadores, mediadores y salvadores. Se pensaba que habían sido vencidos por los poderes de las tinieblas, que bajaron a los infiernos para luego resucitar y que fueron los pioneros de la humanidad para alcanzar el cielo… Krisna, el dios de la India, es un paralelo sobresaliente respecto a la vida de Cristo… La idea de que Dios sacrificara a su Hijo por la humanidad se remonta a las religiones más antiguas y se manifiesta es sus ritos" (pp. 21-23, 133).

Entre los otros "salvadores" de la humanidad, aparte de Tamuz y Krisna, están Osiris de los egipcios, Atis de los frigios, Adón de los fenicios, y Dionisio o Baco de los griegos. Sospechosamente, casi todos nacen alrededor de la "Navidad" y mueren por violencia en la primavera, donde las mujeres los endechan y celebran un tipo de "pascua florida" con su posterior resurrección. Frazer menciona: "El  ritual de la Navidad, como al parecer se realiza en Siria y Egipto, era muy notable. Los celebrantes reunidos en capillas interiores, salían a medianoche (del 24) gritando, ¡La Virgen ha concebido! ¡La luz está aumentando!... Sin duda, en el solsticio invernal, la Virgen que concebía y daba a luz un hijo el 25 de diciembre era la gran diosa oriental que los semitas llamaron la Virgen Celeste o simplemente la Diosa Celestial; en los países semíticos (Medio Oriente) era una forma de Astarté (Istar). También Mitra fue identificada por sus adoradores con el sol… por eso su nacimiento caía también el 25 de diciembre" (p. 414). 

Woodrow añade: "Y no sólo Mitra… había nacido en esta época del año, sino también Osiris, Horus, Hércules, Babo, Adonis, Júpiter, Tamuz y otros dioses, puesto que todos eran procedentes de la misma leyenda de Tamuz con otros nombres. Todos ellos habían nacido en la misma época invernal conocida hoy como "Navidad". Dice un notable escritor: "Las celebraciones consistían en árboles de pino para Adonis, Saturno y otros que representaban el calor del nuevo nacimiento del sol en forma de fuego". En Babilonia el cumpleaños de Tamuz era celebrado en esta época del invierno con grandes fiestas, celebraciones y borracheras, igual que se celebra hoy día. La vieja celebración llegó a Roma y Grecia pagana… y era conocida como la Saturnalia… otro nombre de Nimrod o Tamuz" (Babilonia, Misterio Religioso, pp. 240-241).

El Dr. C. Paul Meredith, de la Iglesia, menciona en su artículo, "El Gran Engaño de Satanás", de 1959 lo siguiente: "Estas costumbres eran tan similares a las verdades que sugieren enfáticamente que debía haber una fuerza orientadora detrás de ellas… Considere por un momento, ¿Creen que los paganos, que tenían sus formas de adoración aparentemente tan similares a las creencias de Cristo y los apóstoles, al entrar en el cristianismo dejarían completamente sus prácticas paganas, que muchas  veces incluían cosas placenteras, a pesar de que Dios lo ordenara? ¡Claro que no! Pablo advirtió en 2 Tesalonicenses 2:7: "porque ya está en acción el misterio de iniquidad". Era una perversión misteriosa del evangelio que estaba actuando ya en los tiempos de Pablo. Los paganos no dejaron sus ideas. Pero ¿cuándo comenzó esta misteriosa fuerza de la maldad? Se inicia con Satanás, que es el gran engañador". 

Ahora podemos entender claramente las palabras de Pablo en 1 Corintios 11:14: "Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras". Satanás conoce íntimamente el Plan de Dios y ha falsificado el Camino de Dios. Dice Pablo: "Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas" (2 Timoteo 4:3).

De este modo, ya la humanidad estaba "saturada" de supuestos salvadores para confundir al hombre cuando llegara Cristo. Jesús hace mención de esto en la parábola de la cizaña: "El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue… El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo" (Mateo 13:24-25, Mateo 13:37-39). De esta manera vienen las mezclas del cristianismo con el paganismo, el trigo y la cizaña. Dice el historiador Hurlbut: "Las formas y ceremonias del paganismo gradualmente se fueron infiltrando en la adoración. Algunas de las antiguas fiestas paganas llegaron a ser fiestas de la iglesia con cambio de nombre y de adoración… La adoración de la virgen María sustituyó a la adoración de Venus (la Istar babilónica) y Diana; la cena del Señor llegó a ser un sacrificio en lugar de un acto recordatorio; y el "anciano" evolucionó de predicador a sacerdote. Como resultado del poder ejercido por la iglesia no vemos al cristianismo transformando al mundo a su propio ideal, sino al mundo dominando a la iglesia. La humildad y la santidad de la época primitiva fueron sucedidas por la ambición, el orgullo y la arrogancia entre los miembros de la iglesia. Había aún muchos cristianos de espíritu puro… pero la ola de mundanalidad avanzó indómita sobre muchos de los que profesaban ser discípulos de su humilde Señor" (p. 71).

Otra de las fiestas cristianas que tiene la marca de Babilonia es la Cuaresma. Dice el artículo de la iglesia, ¿Guardaba Cristo la Cuaresma?: "La Cuaresma parece haber sido un preliminar indispensable de la gran fiesta anual que conmemoraba la muerte y resurrección de Tamuz, el mesías pagano de los caldeos. El mes del calendario babilónico correspondiente a junio-julio llevaba el nombre de aquel falso mesías. Los 40 días anteriores a la fiesta de Tamuz (que generalmente caía en junio) ¡eran el período cuaresmal de los paganos! Esto se describe vívidamente en Ezequiel 8:14" (p. 2).

Una cita final, aunque hayan muchas más sobre estos falsos salvadores que Satanás plantó para engañar a la humanidad del verdadero Mesías. Sir James Frazer en su libro, "La Rama Dorada" explica: "Parece ser, pues, que la iglesia cristiana eligió la celebración del nacimiento de su fundador el día 25 de diciembre con objeto de transferir la devoción de los gentiles del sol al que fue llamado después Sol de la Rectitud. Si esto fue así, no puede haber duda de que los mismos motivos pueden haber conducido a las autoridades eclesiásticas para infiltrar la fiesta de la Pascua de la muerte y resurrección de otro dios asiático que cayese en la misma estación del año (el 25 de marzo, la semana santa pagana). También la resurrección de Atis, que reunía en sí mismo los caracteres de Padre divino y de Hijo divino, se celebraba en ese mismo día en Roma. Cuando recordamos que… la fiesta de la Asunción de la Virgen en agosto desalojó a la fiesta pagana de Diana; que el día de Todos los Santos en noviembre es la continuación de una antigua fiesta de los gentiles a los muertos; y que la misma natividad de Cristo fue fijada en el solsticio invernal por creerse que era el nacimiento del sol, difícilmente podrá juzgarse temerario decir que la otra fiesta cardinal de la iglesia cristiana, la Pascua, fue adaptada de una celebración similar del dios frigio Atis en el equinoccio primaveral... Tomadas en conjunto, las fiestas paganas y cristianas, tienen coincidencias demasiado estrechas y numerosas para considerarlas accidentales; ellas muestran el pacto a que se vio obligada la Iglesia en la hora de su triunfo con sus rivales vencidas, pero todavía peligrosas" (pp. 414-442).

Otra fiesta de origen babilónico era la del Año Nuevo. Dice Contenau: "Cada dios tenía sus días de fiesta (como los santos lo tienen ahora), pero la solemnidad más importante era la de Año Nuevo… Esta fiesta duraba doce días en Babilonia… Sus protagonistas eran estatuas o el gran sacerdote y la gran sacerdotisa. Concluida la fiesta, las estatuas regresaban a sus santuarios" (p. 282). No hay ningún problema con empezar un año nuevo, pero es cuando se celebra como una fiesta religiosa que caemos en error.

De esta manera se ha cubierto en general las  creencias de los falsos salvadores y de sus fiestas consagradas. Ahora nos toca examinar el concepto sumerio, babilónico, egipcio y griego de la inmortalidad del alma, el cielo y el infierno. Los sumerios, los originadores de la idea del infierno, dice Grimberg, "tenían una idea muy sombría de lo que les esperaba después de la muerte. El hombre, en forma de espíritu (o alma) sobrevivía, más en algún lugar, en donde reinaba el dios Nergal (Satanás), asistido de un grupo de espíritus maléficos (los demonios). En estos infiernos tenebrosos y fríos erraban los espíritus de los difuntos, vestidos de plumas y se alimentaban de barro y polvo. Nadie alcanzaba la dicha después de la muerte" (Tomo 2, p. 21,22). Kramer añade: "Se llegaba al infierno llamado Kur, a bordo de una barca, atravesando el río devorador del hombre, conducida por el piloto de la barca -- de ahí viene la laguna Estigia y el piloto Caronte de los griegos" (p.241). Los babilonios a la vez adaptaron ligeramente el concepto del infierno. Dice Contenau en su libro, "La Vida Cotidiana de Babilonia y Asiria": "En esta morada oscura, donde todo está cubierto de polvo, donde no hay aire, ni comida, ni bebida, los espíritus de los muertos se alimentan sólo con las ofrendas funerarias. Si se los olvida, suben a la tierra y persiguen a los vivos. Tan sólo los que se distinguieron en la guerra viven junto a sus familias y pueden beber agua fresca. Así era el infierno para un babilonio del año 600 a.C." (p. 294). Grimberg añade: "Con todo, los malos son más desgraciados todavía que los justos; deben "comer la basura de la ciudad de los muertos, beber el agua de las cloacas y una roca les sirve de cama. Este y otros hechos indican que los babilonios creían en la existencia de un tribunal de los infiernos"(p. 85).

Los egipcios tomaron muchos de los mismos conceptos, pero fueron más optimistas. Grimberg comenta: "Los egipcios, dotados de excelente carácter, tenían de la vida eterna una idea muy distinta que los asirios y los babilonios, pueblos más severos y de naturaleza más prosaica. El egipcio, en definitiva, esperaba seguir en la eternidad una vida terrenal muy placentera; por eso las tumbas de sus difuntos estaban decoradas con tanto lujo" (p. 85).  Es interesante notar que el mismo "salvador" falso, Osiris, que descendió al infierno y resucitó, es, según ellos, el juez de la humanidad. Dice Frazer: "Allí también, en el gran salón de las Dos Verdades, asistido por cuarenta y dos asesores, uno por cada uno de los distritos principales de Egipto, presidía como juez en el juicio de las almas de los muertos, que hacían su confesión solemne ante él. Cuando habían sido pesados sus corazones en la balanza de la justicia, recibían el premio de la virtud en una vida eterna o el castigo apropiado de sus pecados" (p. 423). De aquí proviene la idea tradicional cristiana de ser juzgado inmediatamente después de la muerte y sus obras pesadas en unas balanzas – todo lo que es falso y no proviene de la Biblia. Estos conceptos fueron tomados por los griegos, que hicieron otros ajustes. El Hades griego, no el bíblico que sólo indica una tumba, era un lugar en las profundidades de la tierra, como el babilonio. El barquero Caronte llevaba a las almas al infierno. Cerbero, un perro con tres cabezas permite que entren, pero que ninguno salga del lugar. Los espíritus retienen su imagen física y se ocupan de lo que hicieron en la tierra. Hay jueces que pasan el castigo y se miraba el lugar con gran terror. El concepto egipcio del cielo se transformó en el Elíseo, el lugar de los bienaventurados y el infierno en el Tártaro como el Hades de los malditos. Estas creencias luego pasaron a los romanos y lentamente a la iglesia Romana. Muchos de los tormentos del infierno del cristianismo de hoy, no tienen nada que ver con las verdades bíblicas.

Finalmente concluimos con la idea babilónica de los sacerdotes y las monjas. Dice Contenau: "La confesión entre los mesopotámicos se limita a enunciar el pecado cometido… Generalmente la confesión se hace a un sacerdote, cuya asistencia resulta necesaria por la incapacidad en que se halla el creyente para librarse por sí solo de su pecado. El sacerdote, intercediendo por el pecador, preguntará si éste "ha ofendido a su dios..." (p. 265). Como Samuel Vila señala: "Si la confesión auricular no fue establecida por Jesucristo ni practicada por los apóstoles, ¿de dónde sacó la Iglesia Romana esta costumbre? No cabe duda que fue de la misma cantera de donde había sacado otras prácticas de la religión y sacerdocio pagano… También el celibato obligatorio del clero es, de modo innegable, una práctica pagana que se introdujo poco a poco en la Iglesia… de los sacerdotes célibes de Cibeles y de Baco" (A las Fuentes del Cristianismo, p. 35, 133). Grimberg añade sobre las monjas babilónicas: "estaban alistadas en hermandades adjuntas a los grandes templos, en particular el del Sol. Pero no se hallaban encerradas en ningún retiro ni tenían su libertad limitada… excepto en lo que se refería a sus votos de permanecer solteras" (Tomo 2, p. 73).

Woodrow es muy sincero, sin desear atacar a nadie sino a las creencias, al decir: "Estos sacerdotes solteros eran miembros de un alto orden sacerdotal de la reina Semíramis quien los ligó a una vida de celibato, a pesar de que Semíramis era adúltera e inmoral. "Aunque parezca extraño, dice Hislop, la voz de la Antigüedad atribuye a la reina viuda la invención del celibato clerical y esto en su forma más estricta". Desde Babilonia, esta doctrina del sacerdocio soltero se propagó a otras naciones, como es evidente por el celibato sacerdotal en el Tibet (China), Japón y otros países… hasta llegar a la Roma pagana. "Todo estudioso sabe, dice Hislop, que cuando el culto a Cibeles, la diosa babilónica, fue introducido en la Roma pagana, éste se estableció en su forma primitiva, con su clero célibe. La supuesta pureza dentro del celibato sacerdotal nunca ha sido una realidad. Así era ya en el celibato de los sacerdotes de la Roma pagana. Tan malas eran sus consecuencias, que el Senado romano se vio obligado a poner mano y expulsarlos una y otra vez. Pero al llegar los días de la separación de la verdadera fe, a pesar de los corrompidos frutos del celibato en la Roma pagana, la doctrina de "prohibir casarse" vino a ser parte de la Iglesia Romana. Esta iglesia la impuso en contra de la costumbre de las congregaciones cristianas de los primeros siglos, cuyos pastores y obispos solían ser casados. Esta imitación del paganismo demuestra una influencia directa del clericalismo pagano dentro del Cristianismo". 

Continua Woodrow: "Los ministros del Nuevo Testamento, incluyendo a los apóstoles, eran casados (1 Co 9:5). La Biblia dice: "Conviene, pues, que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer". Satanás, que conoce bien la naturaleza humana, sabía que del mismo modo que existió la corrupción entre el sacerdote célibe de la Roma pagana, se produciría de igual modo entre los sacerdotes de la Roma papal. Por ejemplo, cuando el papa Pablo V (1605-1621) trató de clausurar los burdeles en la Ciudad Santa, el Senado romano votó en contra de dicha intención, dando como motivo que la existencia de estos sitios era el único medio para evitar que los sacerdotes sedujeran a sus esposas e hijas. No es sin razón que Pablo llamara proféticamente doctrina de demonios al celibato en 1 Timoteo 4:1-3 que dice: "...algunos apostatarán de la fe, escuchando a… doctrina de demonios (Satanás)... y prohibirán casarse". Desgraciadamente, sigue Woodrow, la Historia ha justificado estas predicciones de la Palabra de Dios con una serie de escándalos realmente inimaginables, aun entre los papas y cardenales. ¿Y qué diremos del clero inferior, con menos posibilidades de riqueza y autoridad, pero con los mismos apetitos naturales que sus jefes? No es de extrañar de ningún modo que hayan ocurrido infinidad de abusos sexuales más o menos frecuentes y notorios según las circunstancias de cada individuo o la cultura de cada época a causa de esta difícil y peligrosa doctrina. En el confesionario, jovencitas y mujeres declaraban sus deseos y debilidades y de ahí que frecuentemente los sacerdotes solteros escogían sus víctimas y siguen haciéndolo hasta hoy." (p. 184-185).

En tiempos recientes han surgido varios escándalos entre la alta jerarquía Romana en los Estados Unidos, donde admiten tener hijos ilegítimos de feligreses. Además, la homosexualidad entre el clero es bastante común en algunas partes, como en Holanda, dónde un reportaje de la Revista Newsweek decía que una tercera parte de ellos admitían ser homosexuales. Ahora vemos con más claridad por qué Dios le pidió a su pueblo en el Antiguo Testamento y a su  iglesia en el Nuevo que salga "de ella, pueblo mío para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas" (Apocalipsis 18:4). Igual que su pueblo soportó 70 años de Babilonia hasta que quedaron libres para volver a su amada Israel, nosotros debemos soportar este sistema sin mezclarnos hasta que venga Cristo para ponerle su fin y reivindicar a su verdadera iglesia.