#146 - 2 Reyes 23-24: "Muerte de Josías; Conquista de Nabucodonosor"

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#146 - 2 Reyes 23-24

"Muerte de Josías; Conquista de Nabucodonosor"

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Recuerden que durante el largo reinado de Manasés, los asirios llegaron a la cúspide del poder. El rey Asurbanipal extendió los límites del imperio hasta Tebas, la capital sureña de Egipto. No obstante, las profecías bíblicas indicaban que Dios la castigaría pronto. Dice Dios: "Oh Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira… Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado toda su obra en el monte de Sión y en Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria, y la gloria de la altivez de sus ojos. Porque dijo: Con el poder de mi mano lo he hecho, con mi sabiduría porque he sido prudente... ¿Se gloriará el hacha contra el que con ella corta?... Por esto el Señor, el Eterno de los ejércitos enviará debilidad sobre sus robustos, y debajo de su gloria encenderá una hoguera como ardor de fuego… no temas de Asiria… levantará el Eterno… azote contra él" (Isaías 10:5-26). Esto se cumplió al pie de la letra. 

Dice el libro "La Arqueología y las Escrituras": "Asiria se extendía sobre el Asia occidental como un pulpo, cuyos fuertes tentáculos se alargaban desde el Golfo Pérsico hasta el Nilo y cuya cabeza estaba en Nínive. Se necesitaron varios años para romper el tenaz agarre de Asiria sobre las naciones vecinas, y para llegar al día cuando los ejércitos combinados de los babilonios, de los medos y de los escitas habrían de herir el corazón de Asiria, al capturar a Nínive" (p. 182). Bruce describe la caída de Asiria: "Las debilidades  internas del Imperio Asirio se agravaron con la invasión de sus territorios del norte por los escitas de las estepas rusas (se cree que algunos escitas eran parte de las tribus perdidas de Israel) hacia finales del reinado de Asurbanipal cuando se convirtieron en una seria amenaza para el imperio. Egipto y Libia aseguraron su independencia unos años antes; Media hizo lo mismo, y Elam, tan recientemente conquistada por Asiria, fue tomada por los persas, una nación aria más oriental. En 626 a.C., un príncipe caldeo llamado Nabopolasar (padre de Nabucodonosor) se estableció como rey independiente de Babilonia, donde fundó una poderosa dinastía... Así, Judá y Jerusalén disfrutaron de una tregua asiria... Manasés falleció en 641 a.C. y en 639 a.C., Josías le sucedió a los 8 años de edad. Cuando Josías tuvo edad para tomar en sus propias manos las riendas del reinado, el poder de Asiria sobre Israel se había debilitado bastante, lo que le permitió al joven Josías afirmar su independencia sin temor a los asirios, extender el dominio hasta Samaria (donde destruye el becerro de oro en Bet-el) y llevar a cabo una política de reforma religiosa que los asirios no le habían permitido completar a su bisabuelo Ezequías" (p. 97). Abajo vemos el desmembramiento del "pulpo" asirio.

DESINTEGRACIÓN DEL IMPERIO ASIRIO 612-605 a.C.

Ahora veremos cómo se cumplieron las profecías bíblicas referentes a Asiria. Dios dijo que traería "debilidad sobre sus robustos, y debajo de su gloria encenderá una hoguera como ardor de fuego" (Isaías 10:16). Esto se refiere a que habría un espíritu de cobardía en Nínive y que sería incendiada. Luego de la muerte del último gran rey asirio, Asurbanipal, le suceden unos hijos débiles y decadentes. El historiador Arnold Brackman relata gráficamente la caída de Nínive: "En el siglo VII a.C., los babilonios se levantaron en rebelión y proclamaron su independencia. Rebeliones análogas estallaron desde Egipto a Persia. Los insurgentes se unieron en una gran alianza y marcharon contra Nínive. Los relatos clásicos de la caída de Nínive en el 612 a.C., por Beroso, Ctesias, Diodoro, y Eusebio… han apasionado a los lectores de todas las edades. En esos relatos, Sardanápalo, (ahora se sabe que fue Sin-saris-kun, nieto de Asubanipal) es considerado responsable de "la total destrucción de un imperio que había durado más que cualquier otro conocido en la historia". Se dice que Sardanápalo, "superaba a sus antepasados en sus lujos y su holgazanería". "Llevaba la vida de una mujer" escribió Diodoro con disgusto. "Usaba vestidos femeninos y se cubría el rostro y todo el cuerpo con cosméticos y otros ungüentos usados por las cortesanas, que lo tornaban más delicado que a una mujer amante del lujo" (Era un trasvesti; persona que se viste con la ropa del sexo contrario – aquí vemos el espíritu de debilidad mencionado). "Imitaba la voz de las mujeres y en las fiestas no sólo bebía y comía en exceso, sino que también perseguía los deleites del amor con hombres así como con mujeres; porque se entregaba a los goces sexuales de ambas clases sin restricción" (llamado ser bisexual). Mientras que la inquietud se difundió por todo el imperio, Sardanápalo se solazaba por la antigua profecía de que "ningún enemigo tomará a Nínive por asalto, a menos que el río Tigris se convirtiera primero en enemigo de la ciudad". Y así sucedió.

"La estrategia de los rebeldes incluía una desviación de las aguas del Tigris, sobre cuyas márgenes estaba Nínive. La antigua profecía asiria se cumplió. Según Ctesias, para evitar la captura, Sardanápalo encendió un enorme fuego en su palacio, apiló encima todo su oro y su plata, así como todos los elementos del guardarropa real, y encerrando a sus concubinas y eunucos en el cuarto de la pira, los entregó a ellos, a sí mismo y a su palacio a las llamas. Con pompa wagneriana, esa muerte ígnea marcó el ocaso de Asiria. Narró más tarde Nabopolasar, rey de Babilonia: "Destrocé al país… convertí a la nación hostil en pilas de ruinas. Los asirios, quienes desde lejanos días habían regido sobre todos los pueblos y cuyo pesado yugo había causado perjuicio a la tierra… su yugo destruí".  Nínive cayó tras sólo dos meses y medio del asedio. 

Noten ahora como las profecías de Dios en el libro de Nahum se cumplen fielmente: "¡Ay de ti ciudad sanguinaria, toda llena de mentira y de rapiña...(que dejó) cadáveres sin fin… a causa de la multitud de las fornicaciones de la ramera de hermosa gracia (¿Sardanápalo?), maestra en hechizos, que seduce a las naciones con sus fornicaciones… mostraré a las naciones tu desnudez, y a los reinos tu vergüenza… Las puertas de los ríos se abrirán, y el palacio será destruido. Todas tus fortalezas serán cual higuera con brevas, que si las sacuden, caen en la boca del que las ha de comer. He aquí, tu pueblo será como mujeres en medio de ti; las puertas de tu tierra se abrirán de par en par a tus enemigos; fuego consumirá tus cerrojos… Allí te consumirá el fuego... El Señor de los ejércitos está contra ti y todos los que te vieren se apartarán de ti, y dirán: Nínive es asolada; ¿quién se compadecerá de ella?... El Señor nuestro Dios convertirá a Nínive en asoleamiento y en sequedad como un desierto...acerca de ti mandará el Eterno que no quede ni memoria de tu nombre... porque fuiste vil" (Nahúm 1:14; Nahúm 2:6 Nahúm 3:15).

Dice Brackman: "Nínive desapareció tan rápidamente de la vista que cuando Jenofonte condujo a sus diez mil griegos por el lugar, doscientos años más tarde, en su celebrado reconocimiento del imperio persa, no llegó a comprender que las ruinas de Nínive estaban bajo sus pies... ¿Qué había pasado? Cuando la pira funeraria de Sardanápalo enviaba una columna de humo hacia el cielo, los grandes palacios y templos, construidos de ladrillos cocidos, estallaron en llamas. Cuando el "enmaderamiento" tomó fuego,  los techos se derrumbaron. Las paredes se combaron y se hundieron. Los ladrillos no cocidos, expuestos a las lluvias estacionales, se disolvieron... Gradualmente se fueron llenando las ruinas chamuscadas. Quedaron cubiertas, transformadas en montículos artificiales que se cubrieron luego con un manto de pasto.  Abajo el montículo de Nínive como es representado antes y como es ahora:

Sin embargo, todavía les quedaba a los asirios Harán, el antiguo hogar de Abraham (Génesis 11:31). Dice Merril: "Con la caída de Nínive y Sin-sar-iskun, un oficial del ejército asirio, Asur-ubalit II, tomó el mando y juntó a todas sus tropas en Harán. Tras dos años, la coalición babilónica y meda llega a Harán y la conquista en 610 a.C. Es aquí donde retomamos la historia de Josías.

En 609 a.C, el rey asirio le pide ayuda al faraón egipcio, Necao II para recuperar a Harán. A éste le conviene salvar a los asirios, que ya no son una amenaza para ellos y así proteger su nuevo territorio de Palestina contra los peligrosos babilonios. Va en apoyo de los asirios y Josías se opone. La Biblia dice: "En aquellos días Faraón Necao rey de Egipto subió "contra" el rey de Asiria al río Eufrates, y salió contra él el rey Josías; pero aquél… lo mató en Meguido" (2 Reyes 23:29). En 2 Crónicas 35 añade: "Necao rey de Egipto subió para hacer guerra en Carquemis junto al Eufrates; y salió Josías contra él. Y Necao le envió mensajeros, diciendo: ¿Qué tengo yo contigo, rey de Judá? Yo no vengo contra ti hoy, sino contra la casa que me hace guerra; y Dios me ha dicho que me apresure. Deja de oponerte a Dios, quien está conmigo, no sea que él te destruya. Mas Josías no se retiró, sino que se disfrazó para darle batalla, y no atendió a las palabras de Necao, que eran de boca de Dios (este fue el error fatal de Josías) y vino a darle batalla en el campo de Meguido. Y los flecheros tiraron contra el rey Josías. Entonces dijo el rey a sus siervos: Quitadme de aquí, porque estoy gravemente herido. Entonces sus siervos lo sacaron de aquel carro, y lo pusieron en un segundo carro que tenía, y lo llevaron a Jerusalén, donde murió… Y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías… Todos los cantores recitan esas lamentaciones sobre Josías hasta hoy". Fue tan triste y chocante la muerte del joven rey, algo parecido al impacto mundial que causó el asesinato del  Presidente John Kennedy, que dejó una huella indeleble en el pueblo de Judá. Incluso cuando venga el Milenio y los judíos se den cuenta de que Jesús fue el verdadero Mesías, dice la Biblia: "...y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora la muerte por hijo unigénito... En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadadrimón en el valle de Meguido" (cuando murió Josías), (Zacarías 12:10-11). Bruce añade: "Buena razón tenían para lamentarse, más de lo que pensaban, pues con Josías murió también la independencia de Judá… De la mal calculada aventura de Josías resultó casi inmediatamente el vasallaje de su país en favor de Egipto" (p. 106).

El Comentario Arqueológico Bíblico explica bien lo que sucedió: "Los medos y babilonios estaban atacando a Asiria (en Harán). Nínive había caído ya, pero la resistencia asiria continuaba. El faraón Necao trató de acudir en auxilio de Asiria, no contra ella, como algunas versiones bíblicas lo traducen. La preposición hebrea “al”, que se usa a continuación también con respecto al río Eufrates, significa en este caso particular más bien la dirección o propósito del movimiento que una oposición. El rey Josías no era amigo ni aliado de Asiria, sino lo contrario, así que para impedir que fuera auxiliada por el faraón, se interpuso a éste en Meguido, o sea que de hecho se puso de parte de Babilonia... Necao siguió adelante (luego de matar a Josías) y en Carquemis, en el alto Eufrates tiene una derrota decisiva a manos de los babilonios (es posible que la demora por Josías le costó la batalla). El profeta Jeremías alude a ella en Jeremías 46:12. Las excavaciones en Meguido muestran (Nivel II) que Necao destruyó la ciudad a tal grado que ésta ya no se recuperó, y perdió su importancia" (p. 142). Así se aclara una escritura oscura de la Biblia.

Una vez enterrado el rey Josías, los egipcios vienen contra Judá. Dice Keller: "En su camino de regreso a Egipto, el faraón Necao se declara señor de Siria y de Palestina. En Judá, da una prueba para que no haya lugar a dudas sobre de quién depende ahora el país. Joacaz, hijo y sucesor de Josías, es despojado del trono y llevado a Egipto en calidad de prisionero" (p. 285). La Biblia explica: "Entonces el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y lo ungieron y lo pusieron por rey en lugar de su padre. De veintitrés años era Joacaz cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén… E hizo lo malo ante los ojos del Eterno… y lo puso preso Faraón Necao... para que no reinase en Jerusalén; e impuso sobre la tierra una multa de cien talentos de plata, y uno de oro. Entonces Faraón Necao puso por rey a Eliaquim, hijo de Josías, en lugar de Josías su padre, y le cambió el nombre por el de Joacím; y tomó a Joacaz y lo llevó a Egipto, y murió allí" (2 Reyes 23:30-34). 

No obstante, continúa Keller, "Cuatro años más tarde, en el año 605 a.C., el sueño de Necao relativo a su dominio sobre Asiria, como sus antecesores la denominaban, se había desvanecido… Después de su común victoria, los medos y los babilonios se repartieron el reino de Asiria. Los medos se quedaron con la parte Norte y Noreste; Babilonia, con el Sur y el Sudoeste. Debido a ello, Siria y Judá cayeron en poder del rey Nabopolasar. Envejecido y fatigado por las duras tareas, mandó a su hijo Nabucodonosor para tomar posesión de las nuevas tierras. Necao emprendió una contraofensiva, pero fracasó por completo. En Carquemis, 605 a.C., en el mismo sitio donde cuatro años antes, el último rey de Asiria había querido resistir, fue completamente derrotado". Sería la última vez que Egipto se aventura a desafiar el poder babilonio. En el próximo estudio, veremos el fin de Judá con el ascenso de Nabucodonosor, el conquistador renuente de Jerusalén.