#136 - 2 Reyes 4-6
"Los diversos milagros de Eliseo"
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#136 - 2 Reyes 4-6: "Los diversos milagros de Eliseo"
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Entramos ahora de lleno en la vida del profeta Eliseo. Su nombre significa "Dios es mi salvación" y realmente fue una salvación para Israel. Gracias a 'los milagros sin precedentes y grandes profecías, Elíseo completa la obra de Elías al destruir en esa época el culto a Baal. No obstante, una vez muerto Eliseo, Israel vuelve a adorar a Baal y como resultado, vendría el terrible castigo del cautiverio y la esclavitud.
Dotado con una doble porción del Espíritu Santo, Eliseo emprende la obra como un tipo de "Superman". En contraste con Elías, vive en medio de su pueblo, y tras cualquier problema, viene a su socorro. Hace 13 milagros durante este tiempo, algunos parecidos a los de Elías, pero en número hace el doble más.
- Multiplica el aceite de una viuda
- Sana a mujer estéril
- Resucita al hijo
- Sana comida envenenada
- Multiplica panes
- Sana general leproso (Naaman - Luke 4:27)
- Pone lepra sobre Giezi
- Flota hacha
- Muestra a los ángeles
- Ciega ejército
- Quita la ceguera
- Castiga a Siria según los golpes
- Sus huesos resucitan a soldado
Cuando una viuda de un profeta de Dios acude a él, la ayuda de inmediato. Ella le dice: “Tu siervo mi marido ha muerto; y tú sabes que tu siervo era temeroso del Eterno; y ha venido el acreedor para tomarse hijos míos por siervos” (2 Kings 4:1). Dios se preocupa de las viudas y guía a Eliseo a solucionar el problema. Dice el Comentario Exegético: “Por estatuto de la ley, un acreedor tenía derecho a reclamar la persona y los hijos del deudor insolvente, y a obligarlos a servirle como esclavos hasta que el año de jubileo les diera libertad” (p.293).
¡Qué terrible situación! Sus dos hijos serían reducidos a una miserable esclavitud por esta deuda. "Y Eliseo le dijo: ¿Qué te haré yo? Declárame que tienes en casa. Y ella dijo: Tu sierva ninguna cosa tiene en casa, sino una vasija de aceite" (2 Kings 4:2). Con gran confianza, Eliseo le dice que se llenen de aceite todas las vasijas prestadas.
“Cuando las vasijas estuvieron llenas, dijo a un hijo suyo: Tráeme aún otras vasijas. Y él dijo: No hay más vasijas. Entonces cesó el aceite. Vino ella luego, y lo contó al varón de Dios, el cual dijo: Ve y vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede” (2 Kings 4:6-7). El aceite en ese entonces era uno de los productos más caros y cotizados en el mercado – tenía cinco usos. Dice el Diccionario Bíblico Ilustrado: "El aceite dulce y fresco se prefería a la manteca animal como sazón para el alimento. Servía como combustible para las lámparas (Mathew 25:1-13). Se utilizaba como medicina tanto externa como interna (Isaiah 1:6; Mark 6:13). Como cosmético se empleaba después del baño (Rut 3:3). Se usaba también como medio de cambio y se vendía como mercancía (1 Kings 5:11; Luke 16:6). De modo que la viuda pudo vivir cómodamente después de este milagro.
En sus viajes, Eliseo pasaba por el pueblo de Sunem, en la ruta por el valle principal. “Y había allí una mujer importante, que le invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer” (2 Kings 4:8). Ella se preocupó tanto de este siervo que le construyó una pieza para que Eliseo y Giezi, su criado, pudieran dormir allí. Así fue, y Eliseo, agradecido, pensó en cómo recompensarla. Nunca había tenido hijos y ya era mayor.
Le dijo que oraría a Dios y que “el año que viene, por este tiempo, abrazará un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva. Más la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho. Y el niño creció. Pero aconteció un día, que vino a su padre, que estaba con los segadores; y dijo a tu padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y el padre dijo a un criado; llévalo a su madre. Y habiéndole él tomado y traído a su madre, estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió” (2 Kings 4:16-20).
Según los síntomas del niño, parece que fue un caso de insolación aguda. “Por los gritos del niño, la parte afectada, y la estación del año en que esto aconteció se cree que él sufrió insolación. Dolor, estupor y fiebre inflamatoria son síntomas de este mal, el cual es a menudo fatal” (Cometario Exegético, p. 293).
Ella acudió de inmediato a la ayuda de Eliseo. Al verla, Eliseo dijo: “…su alma está en amargura, y el Eterno me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado” (2 Kings 4:27). Aquí vemos que Dios estaba comunicándole constantemente a Eliseo lo que debía hacer. De nuevo nos hace recordar el principio de que los siervos de Dios no hacen nada hasta que Dios se los revele (Amos 3:7). Como dijo Moisés: “En esto conoceréis que el Eterno me ha enviado para que hiciese todas estas cosas, y que no las hice de mi propia voluntad” (Numbers 16:28).
Eliseo primero envió a Giezi para que pusiera su báculo sobre la cara del niño, pero no fue suficiente. Esto no preocupó Eliseo - fue a Dios en oración. "Entrando él entonces, cerró la puerta tras ambos, y oró al Eterno. Después subió y se tendió sobre el niño, poniendo su boca sobre la boca de él, y sus ojos sobre sus ojos, y sus manos sobre las manos suyas; así se tendió sobre él, y el cuerpo del niño entró en calor… y se tendió sobre él nuevamente, y el niño estornudó siete veces, y abrió sus ojos” (2 Kings 4:33-35). Es la segunda persona resucitada en el A.T. y habría otra más, mediante sus huesos. Cristo continuaría con estos milagros en el N.T.
Ahora Eliseo se dirige a una de las escuelas de los profetas en Gilgal de más de cien estudiantes (2 Kings 4:43). Él era el "profesor" principal y ellos aprendían las doctrinas y el Camino de Dios por medio de él (2 Kings 4:38). Durante esta estadía, vivían y comían juntos (2 Kings 6:1). Como había una gran sequía, preparaban "una olla común". Eliseo instruye a su siervo: “Pon una olla grande, y haz potaje para los hijos de los profetas” (2 Kings 5:38). El potaje en ese entonces consistía en carne cortada en pedazos chicos, mezclada con arroz o harina y vegetales. Uno de los jóvenes halló un tipo de “Calabazas silvestres; y volvió, y las cortó en la olla del potaje, pues no sabía lo que era”. Al comerla, el sabor amargo les delató que eran venenosas, “y gritaron: ¡Varón de Dios, hay muerte en esa olla! Y no lo pudieron comer” (2 Kings 4:39-40).
Era común buscar en los campos plantas silvestres como malvas y espárragos, pero hay en esa región una calabaza o pepino llamado coloquíntinda que es venenoso y puede producir la muerte. Eliseo, sin embargo, no se inmutó. Dios le había indicado qué hacer. Puso un poco de harina en la olla y quedaron sanos los alimentos. Ahora vino uno con veinte panes y le dijo que lo distribuyera entre todos. Dijo el hombre: ¿Cómo pondré esto delante de cien hombres? Pero él volvió a decir: Da a la gente para que coma, porque así ha dicho el Eterno: Comerán y sobrará. Entonces lo puso delante de ellos, y comieron y les sobró, conforme a la palabra del Eterno” (2 Kings 4:43-44).
El siguiente milagro sería con un gentil, o persona no israelita. Una muchacha israelita había sido capturada por los sirios y servía a la esposa del gran general Naamán, que era “valeroso en extremo, pero leproso” (2 Kings 5:1). Trataban bien a la muchacha y ella les contó de los milagros de Eliseo y de que era capaz de sanar la lepra del general. El rey aceptó el plan de que Naamán fuera a ver a Eliseo. Aparentemente Siria e Israel tenían una de esas treguas debido al enemigo común que tenían en Asiria.
Es jocoso lo que sucede: “Y le dijo el rey de Siria: Anda, ve, y yo enviaré cartas al rey de Israel. Salió, pues, él, llevando consigo diez talentos de plata, y seis mil piezas de oro, y diez mudas de vestidos. Tomó también cartas para el rey de Israel, que decían así: Cuando lleguen a ti estas cartas, sabe por ellas que yo envío a ti mi siervo Naamán, para que lo sanes de su lepra. Luego que el rey de Israel leyó las cartas, rasgó sus vestidos, y dijo: ¿Soy yo Dios, que mate y dé vida, para que éste envíe a mí a que sane un hombre de su lepra? Considerad ahora, y ved cómo busca ocasión contra mí” (2 Kings 5:5-7). El rey Joram no tenía fe en Eliseo, y seguía los malvados consejos y principios de su madre.
Sin embargo, cuando Eliseo supo las noticias, le dijo: “¿Por qué has rasgado tus vestidos? Venga ahora a mí, y sabrá que hay profeta en Israel. Y vino Naamán con sus caballos y con su carro, y se paró a las puertas de la casa de Eliseo. Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. Y Naamán se fue enojado…Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado. Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio? El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio” (2 Kings 5:8-14).
Cristo usó este ejemplo para Mostrar que había gentiles con más fe que recurrían a los siervos de Dios cuando en Israel se caracterizaban por la incredulidad. “Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo: pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio” (Lucas 4:27).
Naamán quedó tan impresionado con su sanidad que quiso regalarle mucho dinero y cosas finas. Eliseo rehusó todo regalo. En un principio bíblico para los ministros de jamás aceptar una recompensa por un milagro hecho por Dios. Naamán acepta al verdadero Dios como su Dios y le pide a Eliseo que le excuse cuando debe entrar en el templo sirio con su rey. Eliseo lo acepta y Naamán retorna a Siria.
Ahora viene un incidente muy triste. Geizi, el siervo de Eliseo, se tienta con todas las riquezas que Naamán le ofrece a Eliseo y decide aprovecharse él. Va tras Naamán y le miente diciendo que llegaron dos hijos de los profetas y que sería conveniente un regalo para ellos. Le dijo: “Te ruego que les des un talento de plata, y dos vestidos nuevos. Dijo Naamán: Te ruego que tomes dos talentos. Y le insistió...y así que llegó a un lugar secreto, él lo tomó de mano de ellos, y lo guardó en la casa; luego mandó a los hombres que se fuesen. Y él entró, y se puso delante de su señor. Y Eliseo le dijo: ¿De dónde vienes, Giezi? Y él dijo: Tu siervo no ha ido a ninguna parte. El entonces le dijo: ¿No estaba también allí mi corazón, cuando el hombre volvió de su carro a recibirte? ¿Es tiempo de tomar plata, y de tomar vestidos, olivares, viñas, ovejas, bueyes, siervos y siervas? Por tanto, la lepra de Naamán se te pegará a ti y a tu descendencia para siempre. Y salió de delante de él leproso, blanco como la nieve (2 Kings 5:22-27). De ese modo, Giezi se vuelve una advertencia a los ministros de no tomar regalos por los milagros que Dios hace por medio de ellos. ¡Recordaos de Giezi!
De nuevo Eliseo se encuentra con sus estudiantes. Habían crecido en número y dijeron: “He aquí, el lugar en que moramos contigo nos es estrecho. Vamos ahora al Jordán, y tomemos de allí cada uno una viga, y hagamos allí lugar en que habitemos. Y él dijo: Andad. (2 Kings 6:1-2). Mientras que talaban unos árboles al lado del río Jordán, a uno se le resbaló el hacha y cayó en las profundidades del río. Estaba muy preocupado pues esta herramienta era prestada y cara. Debido a su pobreza, no podía comprar otra y podría caer en una demanda judicial. Eliseo hizo otro milagro: “cortó un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el hierro. Y dijo: Tómalo. Y él extendió la mano, y lo tomó” (2 Kings 6:6-7).