#033 - Génesis 38, 41-47
"José y los Hicsos"
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#033 - Génesis 38, 41-47: "José y los Hicsos"
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Respecto a por qué Dios castigó con la muerte a Onán, tenemos la respuesta en el folleto "La Dimensión Desconocida de la Sexualidad", pp.188,289:
"Judá, padre del pueblo judío, tuvo tres hijos. El mayor, llamado Er que dejó al morir una viuda (llamada Tamar) sin hijos. Según la ley israelita, correspondía al segundo hijo, Onán, desposarse con la viuda con el fin específico de darle un hijo que llevara el nombre del esposo difunto. El estatuto legal que gobernaba tales casos aparece en Deuteronomio 25:5-6. 'Cuando hermanos habitaren juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se casará fuera con hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y la tomará por su mujer, y hará con ella parentesco. Y el primogénito que ella diere a luz sucederá en el nombre de su hermano muerto, para que el nombre de este no sea borrado de Israel'.
Ahora continuemos la historia de Onán: 'Y sabiendo Onán que la descendencia no había de ser suya, sucedía que cuando se llegaba a la mujer de su hermano, vertía en tierra, por no dar descendencia a su hermano' (Génesis 38:9-10)... Su pecado fue negarse a obedecer la Ley que le ordenaba engendrar un hijo para que llevara el nombre de su hermano difunto". Por ese motivo egoísta de Onán, murió ante Dios.
Ahora bien, Sela, el único hijo que le quedaba a Judá que podía continuar el linaje de Er al casarse con Tamar, era muy joven. Judá le dio la promesa a Tamar de que cuando Sela fuera mayor, la tomaría como esposa. Ella esperó pacientemente, pero Judá no cumplió con su promesa. En su desesperación, Tamar se disfrazó de ramera y Judá la dejó embarazada. Al saber por fin Judá la verdad de lo que había sucedido, aceptó él la culpa:
"Entonces Judá los reconoció, y dijo: Más justa es ella que yo, por cuanto no le he dado a Sela mi hijo" (Génesis 38:26).
Al dar a luz, Tamar tuvo mellizos que formarían las dos ramas importantes de la descendencia de Judá, que incluiría a David y a Jesucristo (Mateo 1:1-17). Con el fin de entender la importante profecía relacionada con los mellizos, Fares y Zara, les insto a que lean el capítulo 8 de "La Llave Maestra de la Profecía".
Ahora podemos volver al relato de José en Egipto. Para entender mejor cómo la Biblia encaja con la historia, es necesario estudiar a fondo el período que coincide, según la mayoría de los expertos, con la llegada de José en Egipto, llamada la época de los hicsos.
"Ningún estado del viejo Oriente nos ha transmitido su historia de manera tan fiel como Egipto. Hasta el año 3000 A.C. conocemos casi sin solución de continuidad los nombres de los faraones, como conocemos también los de las dinastías de los Imperios Antiguo, Medio y Nuevo. Ningún otro pueblo ha trazado con tanta exactitud los acontecimientos de su historia, las hazañas de sus soberanos, sus campañas, la construcción de sus templos y de sus palacios, así como su literatura y su poesía.
Pero… las noticias de los pasados siglos, casi jamás interrumpidas, cesan alrededor el año 1730 a.C. casi en forma repentina. Desde aquella fecha y durante mucho tiempo la historia de Egipto permanece en una profunda oscuridad. Sólo en el año 1580 a.C. aparecen nuevos testimonios. ¿Cómo explicar la falta de datos durante un espacio de tiempo tan grande y referente a un pueblo tan desarrollado?
Es que algo terrible ocurrió en la tierra del Nilo hacia el año 1730 a.C. De repente, como un rayo en cielo sereno, unos guerreros montados en carros, ligeros como flechas, invaden el país; columnas interminables, envueltas en el polvo del camino, se precipitan sobre Egipto...Y antes de que los egipcios se apercibiesen, el país estaba invadido, ocupado, vencido. El gigante del Nilo, que en el transcurso de su larga historia jamás vio a ningún conquistador extranjero, yace ahora amordazado en tierra.
El dominio de los conquistadores da comienzo con un río de sangre, los hicsos, tribus semíticas de Canaán y Siria, no tienen entrañas. Con el año 1730 a.C. terminan con la dominación de las Dinastías Egipcias, que habían perdurado 1300 años. El Imperio Medio de los Faraones se resquebraja ante el asalto del pueblo asiático, de los ‘soberanos de los países extranjeros’. Esto es lo que significa el nombre de hicsos.
Cuán vivamente grabada en el alma del pueblo quedó esta catástrofe política, aparece claro en la descripción del historiador egipcio Manetón: “…De improviso llegaron hombres plebeyos de los países del Este. Tuvieron la osadía de realizar una expedición a nuestro propio país y lo sometieron por la fuerza, pero con toda facilidad, sin librar una sola batalla. Y cuando se hubieron apoderado de nuestros soberanos, incendiaron en forma bárbara nuestras ciudades, destruyeron los templos de los dioses'.
El relato bíblico de la historia de José y de la permanencia de los hijos de Israel en Egipto procede de esa época de gran turbulencia en que 'el Nilo se hallaba bajo la soberanía de los hicsos. No es, pues, de extrañar que no tengamos de ella ninguna mención egipcia contemporánea. En cambio, existen pruebas indirectas sobre la autenticidad de la historia de José. La representación bíblica del fondo histórico es exacta; hasta en sus más pequeños detalles es puramente egipcio. El egiptólogo lo ve confirmado mediante una serie de objetos hallados en las excavaciones.
El nombramiento de José como virrey de Egipto podríamos decir que viene indicado en la Biblia en forma protocolaria. Es revestido con las insignias de su elevado cargo; recibe el anillo, el sello del Faraón, una rica vestidura de lino y una cadena de oro (Génesis 41:42); exactamente como los artistas egipcios han representado y descrito en las inscripciones murales y en los bajorrelieves las solemnes investiduras.
José ocupa el 'segundo carro' (Génesis 41:43) del Faraón en su calidad de virrey. Esto equivale a decir que nos hallamos en la época de los hicsos. Estos soberanos extranjeros' fueron los primeros en traer a Egipto los veloces carros de guerra. Y sabemos que los soberanos hicsos fueron los primeros en utilizar un carro de lujo para sus ceremonias en Egipto… El primero de los carros correspondía al soberano y el 'segundo carro' era ocupado por el dignatario más importante del reino...
La Biblia representa a José como un gran organizador quien, en su calidad de gran visir del pueblo egipcio, ayuda en los tiempos difíciles con su consejo, y hace provisiones en los años de abundancia para los años de escasez. El hace almacenar el trigo en los graneros para las épocas de penuria (Génesis 41:53-54).
Los años de sequía, malas cosechas y épocas de hambre son muy frecuentemente mencionados al hablar de las tierras del Nilo. En los tiempos antiguos, al principio del tercer milenio, parece ser que hubo una época de hambre que duró siete años según consta en una inscripción mural del tiempo de los Tolomeos. El rey Zoser hace llegar a los nobles que, junto a la gran catarata, rigen los destinos de aquel país, el siguiente mensaje:
“Estoy muy preocupado por los que están en el palacio. Mi corazón está apenado porque hace siete años que el Nilo no ha subido. Existen pocos frutos del campo y falta hierba, así como toda clase de alimentos… Los depósitos de víveres fueron abiertos, pero… todo cuanto en ellos había ha sido ya consumido”.
Han sido hallados los restos de los graneros que ya existían en el antiguo reino. En muchas tumbas se han encontrado reproducciones de ellos en arcilla. Al parecer, también tratándose de los muertos se pensaba en los posibles años de penuria” (Y La Biblia Tenía Razón, Keller, p. 99-104). La confianza que tenía el Faraón con José es un ejemplo de cómo un jefe inconverso pero manso puede reconocer el valor de una persona conversa, es decir, su honradez, sus principios de vida, la diligencia y sabiduría. “Id a José, y haced todo lo que él os dijere” (Génesis 41:55).
“Mientras que la Biblia no proporciona materiales para una cronología exacta, se indica a menudo que fue en el tiempo de los hicsos cuando José fue elevado al poder en Egipto. Siendo que los gobernadores hicsos eran en su gran mayoría semitas, puede entenderse que ellos hubieran estado más inclinados a honrar a José, un compañero semita…
José fue llamado por un nombre egipcio, Zafnat-panea, interpretado por algunos como "Dios dice, él vivirá". Su esposa egipcia Asenat tiene un nombre que honra a una diosa egipcia "Ella es de Neit" (Diccionario Bíblico Arqueológico, p. 384).
"José se casó con la hija del sacerdote de On (Génesis 41:45). Aunque tenía esposa pagana, gobernaba sobre un país pagano y vivía en un centro de vil idolatría, mantuvo la fe de su niñez en el Dios de sus padres, de Abraham, Isaac y Jacob" (Halley, p. 104).
"Como había predicho, Egipto disfrutó de siete años de abundancia cuando el Nilo inundó sus orillas, regó la tierra y el alimento creció en gran profusión. Mientras tanto, José envió por todo el país a superintendentes para que recogieran la quinta parte de producto campesino. En todas las ciudades se construyeron enormes graneros para almacenar esta contribución. La reserva obtenida fue tan grande que José 'desistió de contarlo, porque sobrepasaba toda medida (Génesis 41:49).
Más tarde, tras siete años de abundancia, cesaron de pronto los desbordamientos del Nilo y Egipto quedó fiado por el hambre. Todos acudieron al Faraón a fin de compra el trigo imprescindible para sobrevivir… Cuando el hambre tocó a su fin, José se había hecho con casi toda la tierra de Egipto para su soberano.
El hambre afectó también a los países vecinos. En Hebrón, Jacob supo que había alimentos en Egipto y envió allí a todos sus hijos, excepto a Benjamín, a que compraran grano… Al llegar a Egipto fueron enviados al visir del Faraón, quien dirigía la distribución del trigo.
Al fin, les llegó el turno de suplicar al visir por el suministro de trigo. José reconoció inmediatamente a sus hermanos, pero ellos no reconocieron al muchacho que habían vendido como esclavo. José ahora tenía casi cuarenta años. Como se había predicho en el sueño que José tuviera de joven, los hermanos se inclinaron ante él. (Cómo vivieron los grandes personajes de la Biblia, p. 64).
Luego, José trama una forma de traer a toda su familia a Egipto y, a la vez, de darles una buena lección a sus hermanos por lo que le hicieron.
"El virrey había obtenido un amplio permiso para que los suyos pudiesen atravesar la frontera, y lo que relata la Biblia corresponde exactamente a las normas de gobierno de aquel país. Se ha encontrado un papiro de aquella época que… se trata del permiso para la utilización de pastos; los fugitivos de un país en el cual reina el hambre son aceptados para instalarse en Egipto, en el delta, a la orilla derecha del Nilo, en la tierra bíblica de Gosen. Desde aquel lugar ejercen también su soberanía los conquistadores hicsos (Keller, p. 105).
"José encaja perfectamente en el trasfondo del periodo de los hicsos. Como muchos otros de esa época, fue un sirviente semita en la casa de un importante egipcio. La corte del faraón es absolutamente egipcia, sin embargo, el semita José fue rápidamente designado a un alto puesto. Los elementos egipcios mezclados con los de semitas reflejados en el relato caben perfectamente en la época de los Hicsos. Es más, la zona donde la historia transcurre, el Delta Oriental (la ciudad de Avaris) es importante durante el periodo Hicso, pero no lo vuelve a ser por más de doscientos años, en el tiempo de Moisés (Diccionario Bíblico Revisado, p. 304). Es importante notar que Dios ya tenía planeado la estadía de su pueblo en Egipto y él es quien quita y pone los reyes (Daniel 4:25-32; Daniel 5:21). El favor que recibió José de parte de un Faraón muy especial, de una nación parecida a la suya, no fue una casualidad, sino una parte integral del plan de Dios. Dijo José, “vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para mantener en vida a mucho pueblo (Génesis 50:20).