Siguiendo las huellas de un dios diferente
La Biblia muestra claramente que las civilizaciones y sociedades se encuentran bajo la influencia de Satanás. El apóstol Juan escribió que “el mundo entero está bajo el maligno” (1 Juan 5:19). Satanás ha engañado al mundo entero por medio de su influencia (Apocalipsis 12:9). La totalidad de la civilización humana ha sido seducida por este astuto ser, quien utiliza engaños persuasivos y mentiras sutiles.
Como resultado, el hombre ha experimentado miles de años de angustia, miseria y sufrimiento. Engañados por sus mentiras, los seres humanos han adoptado el camino de vida de Satanás, en lugar del camino de vida de Dios. El resultado de seguir el camino de Satanás, que debido a sus engaños aparece atractivo y natural a casi todas las personas, es previsible: “Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12; 16:25).
Este engaño es tan completo, tan insidioso, que la Biblia llama a Satanás “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4). El apóstol Pablo, quien escribió originalmente sus epístolas en griego, lo identifica en dicho idioma como theos (el dios, aquel que es adorado) de este eon(esta era, este periodo de la historia).
Tal es la magnitud de la influencia de Satanás sobre la humanidad, que ha logrado que la mayor parte de ella lo siga sin darse cuenta y lo adore como su dios. ¡Esta es la sorprendente verdad que se revela en la Biblia! Entender esta realidad nos ayuda a explicar muchas de las increíbles paradojas que vemos a
nuestro alrededor.
Pablo explicó que, debido a la influencia de Satanás sobre la humanidad, la mayoría de las personas no creen la verdad de la Biblia. No entienden el evangelio –las buenas noticias– del plan que Dios tiene para los seres humanos. Así lo expresó en 2 Corintios 4:3-4: “Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios”.