¿Cómo puedo saber si Dios se preocupa por mi?

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¿Cómo puedo saber si Dios se preocupa por mi?

Parecemos pequeños e insignificantes ante el Universo. Comparados con la inmensidad del espacio, la profundidad de los océanos y el asombroso arreglo de las formas de vida sobre la Tierra, pareciera que no somos importantes. En medio de una multitud de gente, podemos sentirnos intrascendentes. ¿Se preocupa Dios realmente de mí? ¿Sabe que existo?

La respuesta es, “Sí, así es”. Él conoce su vida y está pendiente de lo que le ocurre.

Aunque no podemos comprender cómo, Dios está profundamente involucrado en la vida de su pueblo.

Desde nuestra perspectiva, es difícil comprender cómo un Dios tan grande puede estar pendiente de los pequeños detalles de nuestra vida. ¿Cómo puede, el ser que creó todas las cosas, estar atento de nosotros?  

Se requiere fe, pero debemos saber, fuera de toda duda, que el Creador del Universo sabe quién es usted. Puede estar seguro de que él se preocupa de todo lo que usted piensa o hace. He aquí algunas cosas para ponderar por qué a Dios realmente le importa usted.

Primero, considere que su vida es inimitable. No hay otro lugar en la vastedad del universo como este planeta. A Dios le ha complacido dar vida, por un corto tiempo, a un planeta único. Además, entre todas las personas que han vivido y han muerto, ninguno es como usted. La singularidad de su creación es una razón más para creer que Dios tiene puestos sus ojos en usted.

Lea los versos del Salmo 139 escritos por el rey David, para ver lo bien que Dios conoce su gente y sus necesidades. “Oh Eterno, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme, has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí oh Eterno, tú la sabes toda” (Salmos 139:1-4).

Aunque no alcanzamos a comprender como, Dios está profundamente involucrado en la vida de su pueblo. David se dio cuenta y escribió: “Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender” (Salmo 139:6). Sin embargo, él concluyó: “¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo”. (Salmo 139:17-18).

Como seres humanos, no podemos ni siquiera contar los granos de arena que juntamos en nuestro puño. ¡Cuánto más puede Dios conocer a quien confía en él!

Considere las palabras de Jesucristo que dijo: “No os hagáis, pues, semejantes a ellos, porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis” (Mateo 6:8). Él nos dice, además: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mateo 6:26).

La escritura es muy clara cuando dice que nuestro Padre Celestial, creador de todo el Universo, tiene un cuidado especial por aquellos que le buscan. Por lo tanto, confiemos en él, que nos prodiga cuidado y que nos muestra todo lo que hace por nosotros.