¿Fue el domingo el día de adoración en el Nuevo Testamento?

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¿Fue el domingo el día de adoración en el Nuevo Testamento?

Hay tres pasajes de la Escritura que han dado a algunas personas la impresión de que el domingo fue el día de reposo y de adoración en la iglesia del Nuevo Testamento. Examinémoslos y veamos qué es lo que dicen en realidad.

El “día del Señor”

Uno de los versículos citados frecuentemente para apoyar la observancia del domingo es Apocalipsis 1:10, en donde el apóstol Juan escribió: “Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor”. Para algunos, esto indica que Juan estaba guardando el domingo y había tenido la visión en ese día. Pero la Biblia en ninguna parte define el “día del Señor” como el primer día de la semana. De hecho, este es el único versículo en la Biblia en que aparece esta expresión. Es razonable suponer que el “día del Señor” se habría mencionado varias veces si la iglesia hubiera estado guardando el domingo por muchos años.

Si esto estuviera haciendo referencia a algún día de la semana, entonces por lógica deberíamos concluir que se estaba refiriendo al séptimo, por cuanto Jesús dijo que él era el “Señor del sábado” (Marcos 2:28), no de algún otro día de la semana.

Sin embargo, el contexto de la visión de Juan nos muestra que él no se estaba refiriendo a ningún día de la semana. Estaba explicando cómo en la visión había sido transportado a un tiempo futuro que en la Biblia se llama “el día del Señor”, “el día del Señor Jesús”, “el día de nuestro Señor Jesucristo” o “el día de Cristo” (Hechos 2:20; 1 Corintios 1:8; 1 Corintios 5:5; 2 Corintios 1:14; Filipenses 1:6, Filipenses 1:10; Filipenses 2:16; 1 Tesalonicenses 5:2; 2 Tesalonicenses 2:2; 2 Pedro 3:10).

Estas expresiones no hacen referencia a ningún día de la semana. Se refieren más bien a los acontecimientos que en los tiempos del fin tendrán lugar en relación con el regreso de Jesucristo, el momento en que él personalmente intervendrá en los asuntos del hombre y dará comienzo a la época de su gobierno universal. Por lo tanto, tales expresiones están relacionadas con el fin de la era del gobierno humano y el comienzo de la era de Jesucristo. Este es el tema central del Apocalipsis y del “día del Señor” que Juan vio en visiones.

Colecta dominical

Algunos creen que en 1 Corintios 16:1-2 se habla de una colecta durante un servicio religioso dominical. Pero si lo examinamos más de cerca, veremos que se refiere a algo muy distinto. Aunque la Biblia dice que la colecta ocurrió en el primer día de la semana, en ninguna parte se nos menciona que se estuviera llevando a cabo un servicio religioso.

Esta era una colecta especial “para los santos”, miembros de la iglesia en Jerusalén (vv. 1, 3). Era parte de un esfuerzo que estaban realizando varias congregaciones en Galacia (v. 1), Macedonia y Acaya (Romanos 15:25-26), y también los corintios a quienes les estaba escribiendo Pablo. Este generoso apoyo es lo que parece haber sido descrito en Hechos 11:29-30: “Los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea; lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo”.

Pablo no ordenó que esta colecta se hiciera durante los servicios religiosos; por el contrario, en las instrucciones que les dio a los corintios les dijo: “Cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas” (1 Corintios 16:2). Las contribuciones deberían ser “apartadas” y “guardadas”, no recogidas en los servicios de la iglesia. Decir que esto es el relato de una colecta en un servicio dominical religioso es leer la Biblia con una indebida interpretación personal.

¿Partir el pan en domingo?

Otro pasaje que algunos ven como una prueba de que la iglesia del Nuevo Testamento guardaba el domingo, se encuentra en Hechos 20:7: “El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche”.

Algunos interpretan que “partir el pan” es una referencia al pan y al vino de la ceremonia de la Pascua y, por lo tanto, se trata de un servicio religioso celebrado en el primer día de la semana. Sin embargo, “partir el pan” no se refiere a ningún servicio religioso; tiene que ver con partir trozos de pan en una comida. “Esto significaba compartir un alimento e implicaba tomarlo en una comida . . . Los lectores [de las epístolas y los manuscritos originales del Nuevo Testamento] no tendrían en sus mentes ningún otro significado al leerlo” (E.W. Bullinger, Figures of Speech Used in the Bible [“Figuras de pensamiento usadas en la Biblia”], pp. 839-840). Esto está comprobado con el hecho de que después que Pablo terminó de hablar, volvió nuevamente a partir el pan y a comer (v. 11). También en Lucas 24:30, Lucas 24:35 y Hechos 27:34-36 se habla de partir el pan y comer.

Si nos fijamos en la cronología de estos hechos podremos entenderlos más claramente. En Hechos 20:7-11 se narran varias cosas que ocurrieron en una sola noche. Dado que en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, el principio de los días se cuenta a partir de la caída del sol (ver el recuadro de la página 4: “¿Cuándo se debe guardar el sábado?”), estos acontecimientos empezaron con una cena el sábado por la noche, lo que correspondía a la primera parte del “primer día de la semana”. Una glosa en la Biblia de Jerusalén confirma que esto ocurrió el sábado por la noche.

Pablo tenía planeado partir al día siguiente para otra ciudad, y habló largamente durante la noche. A la medianoche un joven de la congregación se quedó dormido y, cayéndose de la ventana donde estaba sentado, murió como consecuencia de la caída. Pablo levantó al joven y éste resucitó milagrosamente. Después, las personas reunidas partieron nuevamente el pan y comieron otra vez, conversando hasta el amanecer. Pablo emprendió el viaje cuando el día ya había aclarado.

Después de haber enseñado y conversado toda la noche, la mañana siguiente Pablo caminó más de 30 kilómetros para llegar a Asón y reunirse con las personas de su grupo que ya estaban allí (vv. 11, 13-14). En lugar de describir un servicio religioso dominical, lo que estos versículos nos dicen es que el apóstol Pablo caminó más de 30 kilómetros en ese día, lo que hace muy difícil creer que estaba guardando el domingo como día de reposo y adoración.

No existe ningún otro pasaje que nos mencione algo que se parezca remotamente a unos servicios religiosos en el primer día de la semana. El Nuevo Testamento fue escrito durante un período de más de 60 años después de la muerte y resurrección de Jesús, y en ninguna parte nos enseña que el día de reposo fue cambiado para el domingo.