La esperanza de la resurrección
Hagamos un resumen de lo que verdaderamente dice 1 Tesalonicenses 4:16, donde se menciona que los creyentes serán arrebatados:
- El retorno de Jesucristo será proclamado mediante el sonido de una trompeta tocada por un ángel. Es muy claro que esto no es un secreto.
- Los creyentes que hayan muerto para ese entonces serán resucitados para unirse a Cristo en el momento que él regrese a establecer su gobierno sobre la Tierra.
- Los creyentes que aún vivan serán transformados en seres espirituales para unirse a quienes hayan resucitado de entre los muertos.
- Todos los santos, arrebatados en el aire, ascenderán para recibir a Cristo y estar con él para siempre.
En otras escrituras relacionadas con el tema, vimos que los santos descenderán a Jerusalén con Cristo para gobernar a su lado durante el Reino de Dios sobre la Tierra (Zacarías 14:1-5; Apocalipsis 5:10; Apocalipsis 20:6).
También hemos visto que el arrebatamiento de los santos al momento en que se toque la última trompeta no ocurrirá antes del catastrófico periodo del tiempo del fin, sino al final de los tres años y medio de la gran tribulación y el día del Señor. Durante este tiempo habrá protección para el pueblo de Dios, pero dicha protección será en la Tierra, no en el cielo.
No habrá un rapto secreto de creyentes antes del periodo de tribulación. Podemos agradecerle a Dios que haya una resurrección en la cual los verdaderos cristianos serán arrebatados en el aire a la gloriosa segunda venida de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
Esta es la gran esperanza para todos los que confían en Dios y creen en él y en su propósito para nuestras vidas (Romanos 8:28). La gran lección de la gran tribulación venidera, la persecución de los santos y el inminente retorno de Jesucristo y la resurrección de los fieles, es que no hay tiempo que perder para desarrollar nuestra relación con Dios el Padre y su Hijo.
El tiempo es ahora. Comience hoy mismo a acercarse al Eterno en oración y pídale que lo ayude a someterse a su voluntad. Manténgase cerca de Dios el Padre y de Jesucristo y deje atrás el temor al futuro, confiando en la esperanza de la resurrección.