¿Cómo se llama el Reino?

Usted está aquí

¿Cómo se llama el Reino?

Descargar

Descargar

¿Cómo se llama el Reino?

×

En sus escritos, Marcos, Lucas y Juan emplearon el nombre “reino de Dios”; en cambio, la expresión “reino de los cielos” aparece solo en el Evangelio de Mateo. En más de 30 pasajes relacionados directamente con Jesucristo, Mateo escribió acerca del “reino de los cielos”; sin embargo, hubo ocasiones en que empleó indistintamente los términos “reino de Dios” y “reino de los cielos”. Por ejemplo, en Mateo 19:23-24 aparecen ambos nombres, lo que indica claramente que son sinónimos. “El significado de las formas ‘reino de Dios’ y ‘reino de los cielos’ es idéntico . . . puesto que los judíos frecuentemente utilizaron la palabra ‘cielo’ como una perífrasis respetuosa del nombre divino”(The Interpreter’s Dictionary of the Bible [Diccionario bíblico del intérprete], 3:17).

Como dijo Jesús, el cielo es donde se encuentra Dios (Mateo 5:34, Mateo 5:45, Mateo 5:48). Al emplear la expresión “reino de los cielos” Mateo dejó muy claro para sus lectores que el Reino de Dios no es una monarquía humana como los reinos de este mundo. Él sabía que el reino habría de venir y que los seguidores de Cristo deberían orar así: “Venga tu reino” (Mateo 6:10).

Por lo general, el apóstol Pablo utilizó el término “reino de Dios”. Pero reconociendo el papel de Jesucristo como Soberano de ese reino y como quien hace posible nuestra entrada en él, también lo llamó “el reino de Cristo y de Dios” (Efesios 5:5). Y en Colosenses 1:13 expresó la profunda relación de amor que existe entre el Padre y Jesucristo al decir que Dios “nos ha trasladado al reino de su amado Hijo”.

De igual manera, el apóstol Pedro reconoció el papel central de Cristo en el reino y se refirió a éste como “el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 1:11). En la actualidad, Cristo es nuestro Amo y Señor, y será el Gobernante supremo en ese reino futuro (Apocalipsis 17:14; Apocalipsis 19:16). Por ser el Salvador de la humanidad, Jesús es la “puerta” y el “camino” por el cual podemos tener acceso a Dios y recibir la salvación en su reino eterno (Juan 10:9; Juan 14:6).