Nuestras tareas diarias
Es un buen hábito buscar hacer una tarea por la cual no recibimos ningún pago, sino únicamente la satisfacción de facilitarle un poco la vida a alguien. Por ejemplo, decirle a alguien que lo amamos o bien, ser amable con un extraño, sonreír cuando nos sentimos tristes, tener un pensamiento noble, seguir la verdad, hablar con nuestro Creador y buscar tener un corazón dispuesto cuando él nos llame. Estas son algunas tareas que nos pueden producir felicidad en nuestro diario vivir.
Jesucristo habló acerca de un exitoso hombre que trabajó duro e hizo las cosas correctamente. Sin embargo, falló al no incluir aquellas tareas que complacen a Dios. Cuando finalmente pensó que había encontrado un momento para Dios, ya no le quedaba tiempo. Jesús lo llamó insensato, porque esa misma noche su vida llegaría a su fin y se había olvidado de lo más importante: estar preparado para salir al encuentro de su Hacedor (Lucas 12:20-21). Procuremos que nuestras actividades diarias sean completas, construyendo para la eternidad, siendo ricos para Dios antes de hacer riquezas para nosotros mismos.