Ellos saben que se producen errores en la mente de todos los seres humanos vivos. También saben que las cosas se encuentran en un estado de cambio o flujo constante. Los humanos podemos tener un sesgo en donde la única verdad es la propia y así convencernos para que nada nos pueda disuadir de nuestra opinión. Incluso en la religión hay quienes están convencidos de que la única verdad es su verdad. Aparentemente es muy fácil deslizarse hacia una posición de mente cerrada. Y nada puede traspasar esa posición.

Los absolutos existen, pero es posible que no podamos identificarlos. La existencia de Dios sería de hecho un absoluto, por su constancia e inmutable personalidad (Malaquías 3:6). En las palabras de los científicos que afirman que es imposible tener certeza absoluta yace un absoluto. Están absolutamente seguros de que no hay certeza absoluta. Los seres humanos somos criaturas limitadas y encadenadas a las barreras de nuestras mentes (1 Corintios 8:2). Esa es una certeza absoluta. Que moriremos es una certeza absoluta (Hebreos 9:27). Fuimos creados de esta manera para buscar a Dios.