Hebreos 11 - Abel

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Hermano contra hermano y una lección de humildad

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[Darris McNeely] Continuamos en nuestra serie de Hebreos 11, el capítulo de la fe en la Biblia. Una fascinante sección que narra algunos ejemplos y pruebas tangibles de este tema importante cuando se trata de una relación con Dios. Hablamos en el primero de la serie sobre el hecho de que en el versículo 1 del capítulo 11 Pablo menciona la certeza de lo que no se ve. Y esa evidencia es algo que Dios nos provee, incluso en cosas que no percibimos con el fin de ayudarnos a entenderlas.

La fe es algo que no vemos. Es como la justicia o el pecado. Es una de esas cualidades espirituales intangibles que no necesariamente se ve o demuestra, poniendo las manos y dedos alrededor, pero a pesar de ello es muy real, Hebreos 11:1 lo menciona. Pablo continúa en el capítulo 11 descubriendo historias sobre personas de la Biblia que nos exponen exactamente qué es la fe a través de sus ejemplos e historias. Luego dice que ellos son una gran nube de testigos en derredor nuestro, eso es exactamente lo que nos deja.

El primero mencionado en el versículo 4 es el personaje del libro de Génesis llamado Abel. Abel, la historia que nos recuerda este libro es que fue el primero en ser asesinado por su hermano Caín. Ambos ofrecieron sacrificios a Dios, pero el de Abel fue aceptado. No el de Caín. No obstante, éste, se levantó en ira y envidia en contra de su hermano y lo mató. Y dice aquí en el capítulo 11 en el verso 4 de Hebreos, “Por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó testimonio de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y muerto, aún habla por ella” (Hebreos 11:4).

Un versículo, muy breve, que nos muestra que Abel fue justo ante Dios y él aceptó su sacrificio. Esa es la historia verdadera entre Caín y Abel y lo que sabemos acerca de Abel es que su holocausto fue aceptado. Realmente no importa qué tipo fue. Nos dice que se trataba de un sacrificio animal, pero lo que es más importante cuando se comprende este tema desde el punto de vista de Dios es que él está más preocupado por lo que está en el corazón, lo que sentimos, y la sinceridad con la que traemos un sacrificio.

En Salmos 51, David escribe que los holocaustos que a Dios le gusta son aquellos de un corazón contrito y sencillo, un corazón humilde. Eso es lo que tenía Abel. Eso es lo que trajo, y lo que Dios aceptó. Y fue completamente opuesto a lo que su hermano Caín hizo. Así también la fe, la historia de Abel nos indica que esa fe comienza en el corazón de una manera completa, sacrificio total, dar de nosotros mismos a Dios, poner nuestras vidas en su mano y comenzar a desarrollar una relación con él, como lo hizo Abel y Dios lo aceptó en vez de Caín que fue rechazado en ese momento en particular.

El primer paso en la fe es asegurarnos de que tenemos un espíritu contrito y un corazón humilde.

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