El ADN demuestra el diseño divino
Cuando recién se descubrió el ADN, los científicos creían que éste era un simple código genético repleto de lo que ellos denominaron “ADN chatarra”, o restos inservibles de lo que parecían ser remanentes de nuestros supuestos ancestros. Sin embargo, ahora han descubierto que dicho código es pasmosamente complejo, estratificado y hasta bidireccional.
El 5 de septiembre de 2012, el periódico The New York Times informó: “El genoma humano está constituido de al menos cuatro millones de interruptores genéticos que se alojan en partículas de ADN, las cuales en algún momento fueron desestimadas y consideradas ‘basura’, pero que en realidad juegan un papel crucial para controlar el comportamiento de células, órganos y otros tejidos . . .
“Thomas Gingeras, investigador del proyecto ENCODE (un proyecto internacional de colaboración entre grupos que investigan las partes y elementos funcionales del genoma humano), del Laboratorio Cold Spring Harbor, dijo que antes del inicio de dicho proyecto se creía que solamente entre un 5 y un 10 por ciento del ADN de un ser humano llegaba a utilizarse. Cuál sería su sorpresa cuando se enteraron de que el ADN no solo se usa en su totalidad, sino que, además, una gran parte de sus genes experimenta un cambio.
“Antes de ENCODE”, dijo el Dr. John Stamatoyannopulos, científico de la Universidad de Washington que participó en el proyecto, “si uno hubiera dicho que la mitad del genoma, y probablemente más, poseía instrucciones para apagar y encender los genes, no creo que la gente le hubiese creído” (“Bits of Mistery DNA, Far From ‘Junk’, Play Crucial Role” [Trocitos misteriosos de ADN no son ‘basura’ y juegan un papel crucial], sep. 5, 2012, edición en línea).
La asombrosa complejidad del código de ADN fue la razón principal que llevó a Sir Anthony Flew, el fallecido filósofo de fama mundial que en un momento fuera el líder de los ateos en Inglaterra, a renunciar a su ateísmo hace algunos años y a aceptar la existencia de una Inteligencia divina detrás de todo lo que existe.
Él escribió: “Yo creo que el material del ADN ha mostrado que, debido a la casi increíble complejidad de los mecanismos que se requieren para que se produzca vida, tiene que haber habido algún tipo de inteligencia involucrada para que estos extraordinarios elementos lograran trabajar juntos” (There is a God: How the World’s Most Notorious Atheist Changed His Mind [Existe un Dios: Cómo cambió sus convicciones el ateo más famoso del mundo] 2007, p. 75).
Ahora veamos algunos ejemplos de la increíble complejidad del código de ADN.
Códigos espías
Durante los días de la Revolución de los Estados Unidos, Jorge Washington y sus oficiales se enviaban entre sí cartas con doble significado. Si una carta era interceptada por el enemigo, parecía un mensaje común y corriente que describía incidentes típicos de una granja. Pero a quienes tenían la clave para descifrarla, su mensaje podía revelarles la ubicación y el número de las tropas enemigas. Sin la clave, sin embargo, el mensaje se mantenía a salvo y oculto.
Los científicos han llegado a concluir que, de manera parecida, ciertas áreas del código genético contienen mensajes secundarios que pueden ser descifrados por los dispositivos traductores de una célula.
Comparando el ADN a un código espía, el historiador científico Stephen Meyers explica: “De la misma forma, la célula tiene una maquinaria y códigos de ARN (ácido ribonucleico) que funcionan conjuntamente como un código, permitiéndole acceder a los mensajes secundarios grabados en el mensaje principal del genoma . . . la presencia de estos genes incluidos dentro de los genes (mensajes dentro de los mensajes) incrementa la densidad de almacenamiento de información del genoma” (Signature in the Cell: DNA and the Evidence for Intelligent Design [La firma en la célula: El ADN y la evidencia que respalda el diseño inteligente], 2009, pp. 463-464).
¡Imagínese lo difícil que sería escribir un mensaje e insertarlo dentro de otros mensajes! La evolución irracional no puede producir información genética de ninguna clase, ¡mucho menos en niveles superpuestos de esta naturaleza!
El código bidireccional del ADN
Los científicos también han descubierto que el genoma es bidireccional, es decir, que transmite diferentes mensajes cuando se lee desde direcciones opuestas, lo que maximiza la eficiencia espacial.
El doctor Meyer explica: “Al igual que las palabras son ordenadas en frases y las frases en párrafos, las bases de nucleótidos [dentro de la cadena molecular] están ordenadas en genes y los genes están a su vez ordenados en grupos específicos de genes.
“También podemos imaginarnos estos genes individuales como archivos de información computacionales, y los grupos de genes como carpetas que contienen varios archivos. Los grupos de ‘archivos’ de ADN que observamos cumplen varias funciones. Estos grupos permiten que la célula fabrique transcriptos más largos, que son combinaciones de diferentes mensajes genéticos. En otras palabras, los módulos de transcodificación de los archivos de genes en una ‘carpeta’ pueden combinarse de distintas maneras y en ambas direcciones, para aumentar considerablemente la cantidad de transcriptos codificados y productos proteínicos de la misma región o recursos genómicos” (pp. 467-468).
¡Imagine una vez más cuán difícil sería diseñar algo como esto! Al leer hacia adelante, uno encuentra un mensaje; al leer hacia atrás, se encuentra con otro diferente. ¿Cómo podría la evolución explicar algo así? ¡Sin duda, esto es una clara evidencia de la obra de una Mente inteligentísima!
Del “ADN chatarra” a un complejo sistema operativo computacional
Los usuarios de computadores están muy familiarizados con los sistemas operativos de su computador, tales como Microsoft Windows, que establece y controla el ambiente en el que operan los programas de software. Los científicos ahora están muy asombrados al descubrir que muchas regiones del genoma, que previamente se consideraban inútiles, en realidad cumplen funciones claves, similares a las del sistema operativo de un computador.
El doctor Meyer explica: “Ahora se sabe que algunas porciones del ADN, consideradas anteriormente como ‘ADN chatarra’ por muchos científicos, cumplen muchas funciones importantes, incluyendo la regulación y expresión de la información para fabricar proteínas . . . las zonas no proteínicas en la codificación del genoma funcionan de manera muy similar a la de un sistema operativo en un programa de software, dirigiendo y regulando la forma en que se procesa la información en el sistema” (p. 367).
Desechando el mito del “ADN chatarra”
Creer que toda esta increíble y eficiente complejidad simplemente evolucionó mediante la mutación y la selección natural es negar los abrumadores hechos.
Así lo expresa el biólogo molecular Jonathan Wells: “Los científicos logran adelantos sometiendo a prueba la hipótesis en contra de la evidencia. Pero cuando los científicos ignoran la evidencia y se aferran a una hipótesis por razones filosóficas o teológicas, la hipótesis se convierte en un mito. Uno de ellos es el del ‘ADN chatarra’ . . .
“Como han demostrado los recientes descubrimientos, estamos apenas comenzando a desentrañar los misterios del genoma. De hecho, lo mismo se puede decir de los organismos vivos en general. Pero dar por sentado que cierta característica de un organismo carece de una función desalienta los esfuerzos por investigar más al respecto. En este sentido, el mito del ADN chatarra ha sido un tropiezo para la ciencia. Pero ya no más: este momento histórico es muy emocionante para los científicos dispuestos a seguir la evidencia a dondequiera que ésta conduzca” (The Myth of Junk DNA [El mito del ADN chatarra], 2011, p. 107).
—Mario Seiglie