[Steve Myers] Una vez alguien me dijo que no debería usar tantos superlativos – palabras como “siempre” o “nunca”, porque realmente no se puede saber si es verdad humanamente hablando. Probablemente en la mayoría de los casos es cierto. Pero cuando se trata de Dios, el Padre y Jesucristo, ellos si pueden hablar en términos superlativos.

Estoy pensando en un pasaje que se encuentra en el libro de Mateo, en el capítulo 28. Esta escritura en particular es después de la crucifixión, Jesucristo está hablando a sus discípulos. Dice algo muy interesante que actualmente me recuerda una historia que estaba leyendo sobre Livingston. Él fue un misionero en África, y mientras estuvo allí sufrió muchas dificultades. Usted, tal vez, se acuerda de su historia. Luego de ser rescatado de África, fue desgarrado por leones y su brazo colgaba mientras se enfrentaba al público, la gente lo estuvo interrogando acerca de la situación. Uno de ellos le preguntó: “¿Cómo sobreviviste?” Livingston mencionó Mateo 28:20. Dijo que siempre mantuvo ese versículo en mente, “Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo” (NVI).

Pensando acerca de este mensaje y su vida, si hubiera estado desgarrado por leones, tal vez no literalmente, pero en sentido figurado, cuando se ha enfrentado a dificultades y desafíos, angustias en su vida, totalmente desanimado. Creo que Mateo 28:20 es un pasaje que siempre debemos recordar, que Dios no irá a ningún lado. Está ahí para respondernos. Siempre estará con nosotros, y nunca nos abandonará. Así que, Dios utiliza esos superlativos para que podamos realmente concebir en nuestras mentes que él siempre estará para nosotros no importa qué. Téngalo en cuenta cuando se enfrente a los leones. Dios siempre está para nosotros.

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