«No os volváis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultéis, contaminándoos con ellos. Yo soy el Eterno vuestro Dios» (Levítico 19:31).
Como sabemos hoy día, Halloween se desarrolló en gran parte en un antiguo festival pagano de origen celta llamado Samhain, un día impregnado de brujería e intentos de contactar espíritus, un día que los cristianos no deben tener nada que ver con ello.