Dios nos manda a guardar y mantener santo el sábado. Debemos laborar por seis días, “mas el séptimo día es reposo para el Eterno tu Dios.” Dios nos instruye cesar de trabajar, desglosando sus instrucciones detalladamente: “tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú” (Deuteronomio 5:14).

A la luz de la ley de Dios, no debemos comprar o arrendar negocios que funcionen durante los siete días de la semana, ni contratar personas que trabajen los sábados y días santos. Adicional a lo mencionado, Éxodo 20:10 confirma a Dios diciendo a su pueblo que ni “tú, ni...tu siervo, ni tu criada” deben laborar en el sábado. Los empleados de un negocio que usted dirija cuentan como siervos y criadas “dentro de tus puertas”, como dice Deuteronomio 5.

Debido a su propiedad o el hecho de que esté sujeto a contratos y arrendamientos como empleador, usted es la parte responsable de que un negocio opere durante siete días. Ya que eso sería una clara violación de la ley de Dios, es inaceptable que un cristiano sea dueño de o arriende un negocio de este tipo.