¿Debo prepararme para el apocalipsis por venir?

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¿Debo prepararme para el apocalipsis por venir?

En los años recientes ha habido un resurgimiento de la ficción distópica, es decir, de aquella que especula sobre el futuro trágico de la humanidad.

Muchos libros, películas y series televisivas han explorado todo aquello que gira en torno al colapso total de la sociedad. A veces incluyen virus mortales, zombies, guerra nuclear, gobiernos corruptos, etc. Al parecer no importa mucho cuál sea la causa del inicio del fin, el resultado es siempre el mismo: el fin de la civilización y la necesidad de que un remanente sobreviva a toda costa, con lo que sea que puedan conseguir.

Este resurgimiento de la ficción distópica y la sensación general de incertidumbre y ansiedad respecto a la fortaleza de nuestra sociedad, han dado pie también a un resurgimiento de lo que conocemos como survivalismo, preparacionismo o supervivencialismo. 

Los supervivencialistas son personas que están preocupadas por las cosas que ven en la sociedad, la economía y política, y han decidido prepararse para el fin del mundo como lo conocemos. Almacenan alimentos, armas y municiones, así como otros artículos intercambiables como cigarrillos, bebidas alcohólicas y papel higiénico; todo esto en caso de que la sociedad y la economía llegasen a colapsar. 

Algunas veces refuerzan sus hogares para hacerlos menos vulnerables, o construyen grandes refugios de concreto o cabañas en los bosques, llenando sus escondites con abundantes suministros para tener un lugar al cuál retirarse cuando la sociedad implosione. 

Esta preparación física para enfrentar lo desconocido ayuda a apaciguar la incertidumbre y la ansiedad de los supervivencialistas por lo que podría ocurrir, dándoles la sensación de que al menos están preparados para sobrevivir a lo que viene, y que pueden confiar en su previsión y sus habilidades adquiridas. 

¿Es esto suficiente?

Cuando uno examina la Profecía del Monte de los Olivos (Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21) y algunas partes del libro de Apocalipsis, nota que Jesucristo revela las condiciones del tiempo del fin y lo que habrá de indicar su retorno. 

Estos pasajes describen un tiempo venidero de engaño y traición. Un tiempo de guerra, cuando naciones se levantarán contra naciones. Es una etapa de grandes desastres naturales y hambruna. 

Jesús continúa la Profecía de los Olivos describiendo un próximo tiempo de persecución para los creyentes, una época en la que las personas serán odiadas y asesinadas por creer en Jesucristo. Describe que en el Lugar Santo se llevará a cabo la “abominación desoladora” como fue dicho en Daniel, y le dijo a los que estaban escuchándolo que cuando eso sucediera, debían huir de sus hogares. Les indicó que debían marcharse al desierto y no volver a su casa ni siquiera para obtener suministros, simplemente debían huir. La tribulación por venir es grande y terrible, una era como el mundo jamás ha visto o volverá a ver. 

Cristo continúa diciendo que si Dios no acortara esos días por aquellos que ha escogido, nadie sería salvo (Mateo 24:22).

Sin la intervención de Dios y su protección, la humanidad se extinguiría.

Si bien este evento fue parcialmente cumplido durante el tiempo de los apóstoles, con la destrucción de Jerusalén en el año 70 d.C., mucho de lo que está descrito no ha ocurrido. Más notablemente, Cristo no regresó en ese entonces, lo que indica que es una serie de acontecimientos que están por venir.

Cuando consideramos el transcurrir de esos eventos que son comúnmente conocidos como el Apocalipsis, debemos preguntarnos: ¿almacenar armas y comida, o construir un búnker de concreto, ayudará a alguien a sobrevivir esos tiempos? ¿Puede alguna cantidad de preparación física o el confiar en nuestra preparación mental, hacer una diferencia en ese venidero tiempo de tribulación? ¿Está dispuesto a defender su búnker, su comida y agua de esa familia hambrienta que se encuentra en el camino? ¿Dispuesto a pelear con grupos de vigilantes que van de casa en casa buscando suministros? ¿A defender su hogar de oficiales gubernamentales o fuerzas extranjeras?

Debemos confiar en Dios y en que él nos protegerá. 

Apocalipsis 12:14-17 habla sobre un lugar en el desierto que será para protección del pueblo de Dios, en donde serán resguardados y proveídos durante este tiempo de tribulación. Este regalo de protección es otorgado por Dios. En Apocalipsis 3:10-11, se aborda una promesa de Dios hacia la Iglesia de Filadelfia: debido a que han perseverado: declara que serán guardados de la hora de prueba que vendrá sobre la Tierra. Lucas 21:36 nos instruye que debemos estar vigilantes y orar para que seamos considerados dignos de escapar de esa adversidad.

Sobrevivir al venidero tiempo de tribulación, será resultado de la providencia de Dios y de nuestra preparación espiritual y perseverancia; no de almacenar suministros físicos para sobrevivir como fuere a los tiempos difíciles. Desarrollar y mantener nuestra relación con Dios es lo que realmente importa.

En Mateo 25, el pasaje inmediatamente posterior a la Profecía del Monte de los Olivos, Cristo le proclama a sus discípulos una parábola que trata sobre la importancia de la preparación espiritual. No es coincidencia que esa lección sea subsecuente a la Profecía de los Olivos; están conectadas. 

Cristo habló sobre cinco vírgenes que son sensatas y cinco que son insensatas; y de cómo las insensatas no se prepararon y no llevaron aceite para sus lámparas [recordemos que el aceite es comúnmente utilizado en las escrituras como un símbolo del Espíritu Santo]. Cuando cayó la noche, todas cabecearon y se quedaron dormidas, sensatas e insensatas. Cuando el esposo llegó, las vírgenes sensatas despertaron, dispusieron sus lámparas con aceite y salieron a su encuentro, mientras las insensatas entraron en pánico e intentaron solucionar su descuido en el último momento. 

Esta no es una descripción acerca de la preparación, física, sino sobre la preparación espiritual y la importancia de construir nuestra relación con Dios mientras aún podamos. Igual que en la parábola, aquellos que lo hagan, serán invitados al banquete de bodas, mientras que, los que no, serán excluidos. La parábola concluye con la advertencia de estar velando - grégoreó en griego, que significa estar despierto, vigilante y atento. 

Nuestra preparación espiritual debe ser prioridad en nuestras vidas. No es que sea insensato prepararse físicamente, sino que es importante mantenerse espiritualmente balanceado mientras lo hacemos.

De hecho, en las escrituras se aborda la importancia de ser precavido y trabajador. Proverbios 6:6-11 nos habla sobre la industriosa hormiga, que si bien no tiene un capataz ni un supervisor, almacena durante el verano sus provisiones para el largo invierno que se avecina.

Las emergencias de todo tipo ocurren, incluso algunas veces provienen de dificultades financieras o pérdidas de empleo, y es sabio tener un fondo de emergencia y quizá algo de comida y suministros guardados para que podamos asegurar la integridad de nuestro hogar. El gobierno de los Estados Unidos, por ejemplo, sugiere un suministro de 72 horas de alimentos y otros recursos necesarios en caso de desastres naturales masivos, como terremotos o huracanes, y se aconseja tener dos o tres veces esa cantidad previendo que los tiempos de respuesta de los servicios de emergencia no son siempre iguales. 

Pero ¿podemos realmente prepararnos para un tiempo que no será como ningún otro que haya pasado o volverá a pasar? ¿Hay algo que, como humanos podamos hacer para encarar la gran tribulación o algo de semejante escala?

Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán.