¿Esperaba el apóstol Pablo subir al cielo?

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¿Esperaba el apóstol Pablo subir al cielo?

¿Qué es lo que Pablo quería decir con esto? ¿Tenía la esperanza de subir al cielo? ¿Qué es lo que implica su deseo de estar con Cristo?

Antes de estudiar lo que este pasaje dice, es importante que nos fijemos bien en lo que no dice. Aquí no dice en qué lugar iba a estar Pablo con Cristo después de su partida; no hace ninguna referencia al cielo. Si concluimos otra cosa es porque leemos con prejuicios las palabras de Pablo.

Al escribirles a los cristianos de Filipos, Pablo se debatía entre dos deseos: quería dejar la vida y estar con Cristo, pero también quería permanecer con el pueblo de Dios que lo necesitaba. En su segunda carta a Timoteo, Pablo ya sabía que su vida física terminaría pronto y él estaba preparado para ello: “Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano. He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (2 Timoteo 4:6-8).

Aquí podemos darnos cuenta de lo que significaba para Pablo “estar con Cristo”. Él sabía que no iba a recibir la recompensa inmediatamente después de su muerte. Estaba esperando la corona de justicia que le sería dada “en aquel día”, es decir, a la segunda venida de Cristo. Como el apóstol lo explicó, Jesús traerá la recompensa con él, y Pablo la recibirá en ese momento, no antes, y la recibirá juntamente con todos aquellos que sean resucitados al regreso de Cristo.

“He aquí que el Eterno el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro” (Isaías 40:10; ver también Apocalipsis 22:12).

Pablo les explicó a los corintios: “He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Corintios 15:51-52).

Pablo sabía muy bien que no recibiría su recompensa hasta que Jesucristo regresara: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo” (2 Corintios 5:10).

A Pablo le parecerá un instante el tiempo transcurrido desde el momento de su muerte hasta el momento de su resurrección. En el próximo instante que tenga conciencia, estará con Cristo y será un hijo glorificado de Dios. No es de extrañar, entonces, que en medio de los sufrimientos de esta vida Pablo quisiera partir y estar con Cristo.