Dios se ha comprometido a terminar lo que ha comenzado en nosotros

Usted está aquí

Dios se ha comprometido a terminar lo que ha comenzado en nosotros

Esta escritura parecía hecha personalmente para mí cuando me embarqué en mi proyecto de ir a esta universidad para estudiar la Biblia y tener una parte activa en el ministerio de Jesucristo. Este versículo me infundió la esperanza de que Dios estaba comprometido conmigo, y también fe, porque la palabra “convencido” estaba incluida en él.

El apóstol Pablo describió a Jesús como “el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:2). Dios está comprometido a terminar lo que él ha comenzado en nosotros. ¡Esto es maravilloso! Él está siempre ahí con sus brazos abiertos, cada vez que lo necesitamos.

Cuando entendemos la naturaleza de Dios, ¡nos damos cuenta de que él tenía un plan para la humanidad desde su mismo comienzo! Este plan comienza en Génesis 1 y concluye exitosamente en Apocalipsis, con una descripción de la humanidad en un mundo pacífico y saludable. El propósito de Dios llega a buen fin y no fracasa.

Durante mis 43 años en el ministerio he leído Filipenses 1:6 muchas veces, porque considero que este pasaje es una promesa viviente para mí, y nunca me ha defraudado. En mi ministerio he visto prácticamente todo lo imaginable: desde éxtasis hasta agonía. Pero cuando soporté con paciencia, Dios resolvió mis problemas y contratiempos en su debido momento. Él ha sido muy bueno conmigo, siempre fiel a su compromiso declarado en Filipenses 1:6. Cuando me he arrepentido sinceramente, él siempre me ha aceptado nuevamente. Yo me regocijo y tengo fe porque Dios es muy responsable y confiable.

¿Qué hubiera pasado si Jesucristo hubiese decidido darse por vencido a medio camino de su plan para la humanidad? ¿Y si hubiera decidido a último minuto que no valía la pena experimentar una espantosa muerte por crucifixión, y que él y su Padre cambiarían los planes? La salvación nunca hubiese sido posible.

Pero él está comprometido. Mientras estuvo en la Tierra, Jesucristo destacó que él tenía una misión y que estaba comprometido a cumplirla. Jesús dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra” (Juan 4:34, Nueva Versión Internacional). ¡Y cumplió su palabra!

Dios llevará a cabo esa misión liberando al ser humano de su comportamiento actual tan inicuo, y llevándolo a un mundo nuevo. Será un mundo de éxito inimaginable, porque Dios lo diseñó así a pesar de cómo somos. En tiempos antiguos, Dios permitió diluvios o cautividad cuando lo provocaron demasiado, pero siempre siguió fiel a su plan de restauración y perdón, y nunca ha fallado.

A nivel de su Iglesia, él ha prometido estar con su pueblo. A través de los siglos, Satanás has intentado dañar y destruir la Iglesia de todas las formas posibles –desde adentro, desde afuera, desde todos los ángulos. Pero yo vivo por la promesa de Filipenses 1:6 y tengo confianza en que Dios nos protegerá a pesar de todo lo que Satanás haga. Yo no tengo duda de ello, porque gracias a la promesa de Dios, prevaleceremos.

Estas palabras tan esperanzadoras fueron escritas por Pablo, quien tenía razones de sobra para dejarse convencer y desanimarse. Su ministerio fue una serie de calamidades, traiciones, persecuciones, encarcelamientos, naufragios y más, pero aun así él pudo escribir estas palabras, con mucha confianza en que podría superarlo todo. Este es mi ejemplo de éxito, y yo no he pasado ni siquiera por una fracción de lo que Pablo tuvo que pasar.

No nos desanimemos. Vivimos en una era en la cual la gente es incapaz de comprometerse en relaciones de lealtad mutua o de cumplir promesas, pero nosotros no tenemos que ser así. Podemos seguir el ejemplo del autor y consumador de nuestra fe, para terminar lo que él ha comenzado en nuestra vida personal, en la Iglesia y en el mundo.