Dios lo está llamando a que cambie su vida

Usted está aquí

Dios lo está llamando a que cambie su vida

Una de las cosas más difíciles para los seres humanos es cambiar.

Esto no quiere decir que la gente no desea cambiar. Solo observe alrededor suyo; ¿cuánta gente conoce que está insatisfecha con algún aspecto de su vida? ¿Cuántos conoce que ansían cambiar cosas como su peso, el color de su cabello, o su empleo?

Pero el cambio no se limita a este tipo de cosas. ¿Cuántas personas conoce usted que desean cambiar algo más sustancial en sus vidas, como tener una mejor actitud o pasar más tiempo de calidad con sus seres queridos?

Aunque tengamos las mejores intenciones,el cambio nos elude. ¿Por qué? Porque cuando se trata de cambios verdaderos, positivos y duraderos, el único camino seguro hacia el éxito es Dios y su propósito para nuestras vidas.

No obstante, esto es lo asombroso: si usted está leyendo y comprendiendo esto, ¡Dios lo está invitando a cambiar su vida de manera increíble!

¿Cómo podemos implementar esos cambios? El apóstol Pablo escribió toda una sección de la Biblia con respecto a los tres elementos esenciales para lograr un cambio genuino y duradero.

Estos tres elementos son los que nos ayudan a cambiar nuestras vidas. ¡Y este es el momento que Dios nos ha dado para encontrar un nuevo rumbo en la vida y empezar a seguirlo a él!

Camine con cautela,fijándose donde pisa

El primer paso hacia un cambio significativo es este: tenemos que caminar con cuidado. Pablo escribe en Efesios 5:15: “Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios” (Nueva Versión Internacional). O, parafraseando sus palabras, “No vaguen sin rumbo; no anden a la deriva; no vayan por la vida sin ningún propósito”. Él dice que debemos caminar con un objetivo en mente.

El vocablo griego usado aquí es un término usado en contabilidad para expresar precisión y un cálculo cuidadoso. Lo que en realidad quiso expresar el apóstol fue que debemos asegurarnos de caminar–vivir– con movimientos exactos y calculados.

El acto de caminar es algo común y corriente que hacemos a diario. La Escritura usa la expresión “caminar” como una metáfora dela forma en que vivimos.Después de analizar esta analogía, cambiemos un poco nuestra perspectiva. ¿Ha intentado alguna vez caminar o desplazarse sin rumbo fijo en la oscuridad? No es fácil, ¿verdad? Cuando uno no puede ver donde pisa, puede encontrarse con obstáculos y peligros.

Ahora, piense en el mundo en que vivimos, pero en términos espirituales. Este es un mundo oscuro; en este pasaje, Pablo nos advierte que no debemos andar descuidadamente en medio de las tinieblas sino prestar atención y concentrarnos en lo que estamos haciendo.

Un poco antes, en esta misma sección, Pablo dice: “Porque ustedes antes eran oscuridad”. Antes de que Dios comience a trabajar en nosotros abriendo nuestras mentes a su verdad y su camino de vida, naturalmente tendemos a deambular en la oscuridad. Pablo completa el pensamiento en este versículo instándonos a vivir “como hijos de luz” (Efesios 5:8, NVI, énfasis nuestro en todo este artículo).

Así, pues, debemos hacernos dos importantes preguntas: ¿Acaso me encuentro vagando sin rumbo, tropezando en la oscuridad? ¿O, por el contrario, estoy caminando con sabiduría, como hijo de luz?

Andar como hijos de luz

¿Qué debemos hacer, entonces, para andar como hijos de luz? Primero que nada, infundir nuestras vidas de propósito y dirección y asegurarnos de que el propósito y la dirección de Dios se conviertan en los nuestros.Cuando aprendemos a caminar prudentemente, nos damos cuenta de cómo se relaciona esto con nuestras acciones y hábitos diarios. Todo
se reduce a cómo conducimos nuestras vidas.

Proverbios 14:15 habla de este concepto y dice: “El ingenuo cree todo lo que le dicen; el prudente se fija por dónde va” (NVI).

En otras palabras, cuando usted esté listo para cambiar su vida y vivir de acuerdo a la forma que Dios desea, sometiéndose completamente a él y comenzando a vivir según sus instrucciones y leyes reveladas en la Biblia, se va a fijar muy bien adónde se dirige y donde pisa. Pero a menos que Dios empiece a trabajar con nosotros, difícilmente nos preocuparemos de nuestro destino final ni de la forma de llegar a él. Sin embargo, aquellos que Dios está llamando deben vivir y caminar con propósito y precisión.

Dios nos dice por medio del profeta Jeremías que necesitamos encontrar nuestro rumbo en la vida y que “el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jeremías 10:23). Aquí él nos está diciendo que si nos apoyamos en nuestro propio juicio, razonamiento y lógica, terminaremos en problemas. Como resultado, muchas veces vemos que ciertos esfuerzos sinceros por cambiar simplemente fracasan porque dejan a Dios fuera del panorama. Si usted está pensando seriamente en cambiar, debe convertir a Dios en el centro y meta del proceso. ¡Tiene que creer en él y comenzar a hacer lo que dice!

En síntesis, el primer paso para comenzar a cambiar nuestras vidas consiste en caminar prudentemente, es decir,vivir con propósito y permitirle a Dios que dirija nuestros pasos.

Aproveche el tiempo, usándolo sabiamente

El apóstol Pablo agrega un segundo requisito indispensable para llevar a cabo los cambios más importantes y esenciales en nuestra vida. En Efesios 5:16, él dice que los cristianos deben estar “aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos” (NVI).

Cuando observamos el mundo que nos rodea, con todas sus dificultades, sufrimientos y tragedias, es prácticamente imposible contradecir la afirmación del apóstol “los días son malos”. Es un hecho más que comprobado que vivimos en un mundo perverso; no tenemos más que escuchar y leer las noticias para enterarnos de todas las cosas terribles que están ocurriendo.

Pero a Pablo no le preocupa únicamente que “los días [sean] malos”. Él nos indica algo que debemos hacer:tenemos que darnos cuenta de que el momento para iniciar los trascendentales cambios en nuestra vida es ahora. Cierto refrán dice “No hay tiempo mejor que el presente”, y es muy cierto. Cuando se trata de poner en marcha los grandes cambios en la vida, no debemos aplazar el comienzo; no podemos darnos el lujo de esperar; tenemos que “aprovechar el tiempo”; pero ¿qué significa en realidad todo esto?

Thayer’s Greek Lexicon (Léxico griego de Thayer) dice que el vocablo griego traducido en Efesios 5 como “aprovechar” [o “redimir”, en otras versiones de la Biblia], en este contexto puede significar también “hacer uso concienzudo y sagrado de cada oportunidad de hacer el bien”. Este es un concepto verdaderamente asombroso, ¿no le parece? Es increíble que tengamos la habilidad de hacer decisiones sabias en cuanto a cómo utilizar nuestro tiempo para dedicarlo a un propósito sagrado.

Pablo está diciendo que no debemos gastar nuestro tiempo en búsquedas inútiles, sino invertirlo en metas provechosas y duraderas. La moraleja es que debemos usar nuestro tiempo de manera sabia.

¿Cuántas veces ha sentido usted que su tiempo se desperdició en todo tipo de proyectos que ni siquiera valieron la pena? Con frecuencia, la vida se transforma en una seguidilla de tareas innecesarias y lo único que hacemos es tachar lo ya logrado en una larga lista de “cosas por hacer”. Dios dice que tenemos que usar nuestro tiempo de manera más productiva y eficaz, invirtiéndolo en cosas espirituales.

No obstante, esto no quiere decir que debemos simplemente ignorar todas las cosas normales de la vida que requieren tiempo. Vamos a la escuela, conseguimos un empleo, nos casamos y criamos hijos, nos jubilamos, esperamos que nuestra salud nos acompañe, y finalmente morimos. Este es el patrón normal de la vida, y todas estas cosas son naturales y, por lo general, muy buenas. Pero, ¿acaso hay alguna manera de vivir normalmente y al mismo tiempo aprovechar el tiempo que tenemos?

¿Hay alguna forma de sacar partido de las oportunidades y darse cuenta de que este es el momento preciso para cambiar nuestras vidas, siguiendo y obedeciendo plenamente a Dios? Eso es lo que Pablo está diciendo en Efesios: que podemos vivir vidas normales y aun así invertir el tiempo que tenemos en honrar sabiamente a Dios.

Dios nos exhorta a que no dejemos escapar ninguna oportunidad. Él quiere que utilicemos nuestro tiempo para hacer grandes cambios y para crecer cada vez que se nos presente la ocasión. Junto con usar nuestro tiempo sabiamente, podemos cuidar a nuestras familias y criar a nuestros hijos para que conozcan y sigan el camino de Dios.

Cuando aprovechamos bien el tiempo, nos comprometemos a no pasar por alto los valiosos momentos que tenemos para acercarnos a Dios en oración y estudio de la Biblia. Este compromiso debe ser inalterable, lo cual significa que en ocasiones debemos sacrificar otros aspectos. A veces tenemos que decirle “no” a ciertas actividades como ver televisión o navegar por Internet. Estas cosas no son nocivas en sí mismas, pero tenemos que colocar a Dios mucho más arriba en nuestra lista de prioridades.

También es indispensable que seamos muy celosos y diligentes para usar nuestro tiempo de la manera más sabia y productiva posible. Una vez que tomamos en serio la necesidad de cambiar nuestras vidas, debemos asumir toda la responsabilidad por lo que hacemos y por la manera en que invertimos nuestro tiempo. Cuando cambiamos nuestros valores y nos sintonizamos con los valores de Dios, comenzamos a sacarle partido a nuestro tiempo dedicándolo al sagrado propósito de desarrollar una relación íntima con él. ¡La sola idea de hacer que cada hora cuente y de no desperdiciar ninguna oportunidad debe llenarnos de emoción!

En resumen, el segundo elemento esencial para un cambio verdadero es¡aproveche el tiempo!Renuncie a las cosas que solo desperdician su tiempo y dedique cada minuto que pueda a desarrollar su relación con Dios.No deje que el tiempo se le escape sin dirección ni propósito.

Conozca la voluntad del Señor, y entienda el propósito de su vida

Pero tomar en serio los grandes cambios que necesita hacer no termina aquí. El apóstol Pablo nos entrega un tercer paso, esencial para cumplir el propósito de Dios en nuestras vidas.

Pablo escribe en Efesios 5:17: “Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”. Él dice que si vamos a tomar en serio el hecho de efectuar cambios en nuestras vidas, tenemos que entender a Dios y lo que él desea para nosotros.

Creo que es apropiado decir que “la voluntad del Señor” es como un mapa caminero personal que nos muestra cómo recorrer los senderos de la vida con propósito, para que no andemos dando manotazos a ciegas. La voluntad del Señor nos dice hacia dónde vamos y cómo llegar a nuestro destino.

Probablemente usted no emprendería un largo viaje por tierra sin un mapa o un Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés). De igual manera, no debemos emprender la travesía de nuestra vida sin instrucciones ni dirección. Sin el conocimiento de la voluntad de Dios, carecemos de un mapa o de un manual
de instrucciones.

Sin embargo, conocer la voluntad de Dios no se trata de saber qué empleo quiere él que tengamos, ni con quién debemos casarnos. No significa tampoco que él debe darnos una respuesta fácil a todas las preguntas o problemas que tengamos en la vida. Conocer la voluntad de Dios es algo mucho más grandioso que eso, y en realidad tiene que ver con el propósito sublime que Dios tiene para nosotros como individuos y para toda la humanidad.

Cuando entendemos plenamente la voluntad del Señor, nuestras vidas empiezan a cambiar. Al enterarnos de lo que Dios está haciendo con nosotros y con los demás, nuestra perspectiva general de las cosas se transforma por completo. Junto con aprender cuál es la voluntad del Señor adquirimos un conjunto de instrucciones, un mapa, para saber cómo desplazarnos correctamente por la vida.

¿Se ha preguntado alguna vez lo que debe ser caminar por un campo minado? Lo más lógico es concluir que, a menos que se cuente con mucha instrucción y entrenamiento, no es algo que se pueda hacer sin correr riesgos.

Lo primero que se debe hacer al ingresar a un campo minado es evaluar adecuadamente la situación (o, dicho de otra manera, “pensar antes de actuar”). Uno debe procurar ver las señales que indican la presencia de minas. Una de las razones por las cuales estas son tan peligrosas es que se hallan escondidas bajo la superficie.

Y esto mismo puede aplicarse a los peligros espirituales en la vida: puede que no sean obvios, porque después de todo, se nos dice que Satanás se aparece como un ángel de luz (2 Corintios 11:14). Algo puede parecer muy bueno, pero puede que sea una mina espiritual, y por eso es tan importante que conozcamos la voluntad y el propósito de Dios — ¡para que podamos reconocer lo que es bueno y lo que no lo es!

Tal como caminar por un campo minado sin saber lo que uno está haciendo es físicamente peligroso, intentar caminar por la vida sin el conocimiento de la voluntad de Dios es espiritualmente peligroso. Si no nos educamos en los caminos de Dios, los riesgos son mucho mayores.

¿Cuál es el tercer factor esencial, entonces? Comprender lo que Dios está haciendo en su vida y cuál es su increíble propósito para usted. Usted es muy especial para Dios, y él desea que entienda esta verdad y que ella lo llene de ánimo.

Su magnífico futuro como hijo de Dios

A la luz de todo esto es preciso que nos preguntemos:
¿Cuál es la voluntad de Dios? ¿Cuál es su propósito para nuestras vidas? Repasemos nuevamente lo que dijo el apóstol Pablo. Él nos da un indicio de cuál es la respuesta en Efesios 3, cuando habla de Dios y “su eterno propósito realizado en Cristo Jesús nuestro Señor” (v. 11, NVI). Esto nos muestra cómo debemos caminar y por qué debemos usar nuestro tiempo de manera sabia: porque Dios tiene en mente un propósito eterno para nosotros.

Pablo incluye otra pista importante sobre el meollo de ese propósito cuando se refiere a Dios como aquel“de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra” (v. 15, NVI). La increíble e inspiradora verdad –y la mayor razón por la cual necesitamos hacer cambios en nuestras vidas ahora mismo– es que tenemos la extraordinaria oportunidad de ser parte de la familia de Dios.

¿Comienza a entenderlo? ¿Comienza a ver la visión de la voluntad de Dios en su vida? ¿Comienza a darse cuenta de cuál es ese maravilloso propósito para usted? Es verdaderamente increíble e inspirador que Dios mismo quiera que usted forme parte de su familia — ¡por toda la eternidad!

Volviendo a Efesios 3, Pablo añade los detalles que faltan: “en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios” (v. 19, NVI). Dios lo está llamando para que entienda su voluntad y reconozca que su propósito sublime es que usted, yo y toda la humanidad seamos sus hijos divinos y parte de su familia por toda la eternidad. Usted ha sido llamado a salir de la oscuridad de este mundo, para que camine con propósito hacia esa meta.

No espere — cambie su vida a partir de hoy

Desde luego, conocer una cosa no es lo mismo que hacerla. Así que quiero hacerle una gran pregunta, una que forma parte del mensaje principal de la Biblia: ¿Se siente motivado a cambiar algo en su vida después de conocer y entender el propósito que Dios tiene para usted?

¡El conocimiento de ese propósito sublime y del plan que Dios le ha revelado debería animarlo a cambiar toda su vida!También debería ayudarlo a cambiar cada paso que dé, a caminar con prudencia y vivir cada día con el propósito de su Padre en mente.

Este conocimiento debería transformar su perspectiva sobre el tiempo y cómo usarlo eficazmente. Pero, para llegar a ese punto, debe permitirle a Dios que sea el Señor y Maestro de cada aspecto de su existencia. Esto quiere decir que no debe haber ninguna área de su vida que usted no someta a Dios. Significa que va a dedicar suficiente tiempo a la oración y al estudio bíblico y que no permitirá que otras distracciones se interpongan en su camino. Significa que va a estudiar diligentemente su Palabra para descubrir cómo quiere él que usted viva, para luego ponerlo en práctica.

Parte del propósito de Dios mientras recorremos su camino de vida es que aprovechemos el tiempo que desperdiciamos y que en cambio lo dediquemos a vivir de acuerdo a su propósito.

Cuando usted entienda el propósito de Dios para su vida, lo invadirá un sentido de urgencia que lo motivará a cambiar; pero no más tarde, no mañana, no en algún momento, sino ahora mismo. Dios nos da el poder que necesitamos para lograrlo, y también direcciones y un sendero que conduce a nuestro destino glorioso y final.

Y a medida que recorremos este camino de la vida, cuidemos nuestros pasos y caminemos con un objetivo en mente, evitemos los peligrosos obstáculos espirituales y permitamos que la guía de Dios nos dirija por ese sendero. Así llegaremos a la meta y cumpliremos su propósito.

Pero no debemos esperar para comenzar;debemos emprender esa caminata ahora mismo; ¡este es el momento para convertir a Dios en nuestra más alta prioridad y seguir su camino! Este es el momento de aprovechar la maravillosa oportunidad que Dios le está ofreciendo.

Este es el momento de cambiar y hacer que el propósito de Dios también sea el suyo. No postergue más la respuesta a su llamado. ¡Dios lo está llamando a cambiar su vida ahora mismo!   BN