¡Mantenga una actitud positiva!

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¡Mantenga una actitud positiva!

En las reuniones del Consejo de Ancianos siempre hay asuntos que resolver, por el bienestar de la Iglesia y en cumplimiento de nuestro rol como representantes de la Asamblea General de Ancianos. Hay pruebas que enfrentar, y es importante mantenerse serenos bajo presión. Todos los miembros del Consejo hemos tenido que aprender a tomarnos las cosas con calma para prevenir el agotamiento.

Esto trae a la mente ciertas palabras de Jesús: “Así que no se preocupen por el mañana, porque el día de mañana traerá sus propias preocupaciones. Los problemas del día de hoy son suficientes por hoy” (Mateo 6:34, Nueva Traducción Viviente).

Es importante preguntarse lo siguiente: ¿cómo estamos enfrentando los desafíos de la vida? Tal como un miembro me dijo, “Sabemos las maravillosas verdades de Dios, pero lo difícil es ponerlas en práctica”.

Una de las respuestas, tal como Jesús mencionó, consiste en mantener un espíritu positivo y no permitir que la ansiedad se apodere de nosotros. Esta es una forma de actuar muy sabia, ya que estudios clínicos han mostrado que alrededor de un 90 por ciento de las cosas que nos preocupan nunca llegan a ocurrir.

Como sabemos, la vida fue creada por Dios para incluir una multitud de experiencias agradables. Sin embargo, también fue diseñada como una carrera de obstáculos para desarrollar carácter. Hay vallas que superar, y a veces no es fácil. Es importante mantener en mente la visión global –el Reino venidero de Dios– y no olvidar que la vida fue creada para ser disfrutada, para pasarlo bien, pero también para poner en práctica un carácter según la voluntad de Dios y crecer en gracia y conocimiento. De hecho, la Iglesia debe ser un tipo de universidad y gimnasio espiritual donde los miembros puedan crecer en las verdades de Dios y en los cuales puedan desarrollar no solo carácter, sino también músculos espirituales.

A continuación se describen tres pasos que nos pueden ayudar a mantenernos optimistas a pesar de las dificultades de la vida:

1. No podemos cambiar las circunstancias, pero sí podemos cambiar nuestra actitud hacia ellas

Un marinero aprende a navegar con vientos en contra acomodando y ajustando las velas para moverse hacia adelante en forma de zigzag. Nosotros también podemos ajustar nuestras decisiones de acuerdo a la situación que enfrentemos.

William James, un famoso psicólogo estadounidense, dijo una vez: “El descubrimiento más grande de mi generación es que los seres humanos pueden alterar sus vidas alterando sus actitudes”.

La lectura de esta declaración me causó gran impacto. Me di cuenta de que mi actitud no tenía por qué ser determinada por las circunstancias, y de que yo podía cambiarla conscientemente si pensaba positivamente y desarrollaba una actitud de “sí puedo”.

Como dice Proverbios 17:22, “El corazón alegre constituye buen remedio; mas el espíritu triste seca los huesos”.

Pablo y Silas dieron un maravilloso ejemplo de esto cuando fueron arrestados, golpeados y arrojados a un húmedo calabozo en Filipo. Sin embargo, la Biblia dice: “Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían” (Hechos 16:25). Así fue: ellos habían aprendido a mantenerse cerca de Dios y a ser positivos sin importar cuán grave fuese su situación, y como recompensa a su fe, Dios no pasó por alto sus buenas actitudes y les respondió: “Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron” (v. 26).

Pablo no solo habló acerca de este principio, ¡sino que también lo vivió! Quizá la declaración más positiva de Pablo en cuanto a enfocar nuestros pensamientos y acciones en esta dirección se encuentra en Filipenses 4:8: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.

2. Escojamos cuidadosamente las palabras que utilizamos, ya que se volverán nuestro vocabulario diario

Los seres humanos por lo general no nos damos cuenta del poder y la influencia que nuestras palabras pueden ejercer sobre otras personas.

Proverbios 18:21 nos advierte: “La muerte y la vida están en poder de la lengua, y el que la ama comerá de sus frutos”.

Sí, las palabras que escogemos determinarán nuestro destino y la calidad de nuestras relaciones, ya que los pensamientos llevan a las palabras, las palabras moldean nuestras actitudes, nuestras actitudes se traducen en acciones, y nuestras acciones determinan los resultados.

El uso de palabras negativas y derrotistas muy posiblemente lo llevarán al fracaso, mientras que las palabras triunfadoras lo llevarán a la victoria. Solo piense en las palabras que Winston Churchill utilizó para levantar el ánimo de la gente durante la Segunda Guerra Mundial. Él siempre hablaba de superación y nunca de renuncia o entrega. En uno de sus famosos discursos, se puso de pie y simplemente dijo: “Nunca, jamás, jamás, jamás, jamás, jamás, jamás se rindan. Nunca se rindan. Nunca se rindan. Nunca se rindan”.

También es importante aprender a utilizar palabras con tacto y diplomacia en nuestras conversaciones, lo que prácticamente se ha convertido en un arte perdido.

Este principio es muy importante tanto en el matrimonio como en la familia. Uno de mis dichos favoritos dice así: “Frecuentemente, la diferencia entre un matrimonio exitoso y uno mediocre consiste en nodecir tres o cuatro cosas”.

Proverbios 15:23 nos dice: “El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra a su tiempo, ¡cuán buena es!”

Anthony Robbins, un famoso orador motivacional, dijo una vez: “Las palabras que vinculamos a nuestra experiencia se convierten en nuestra experiencia. Las palabras tienen efectos bioquímicos en el cuerpo. Cuando usted usa una palabra como ‘devastado’, va a producir un efecto bioquímico muy diferente que si dice ‘estoy un poco decepcionado’. No es difícil apreciar el impacto de esto cuando la gente nos habla. Por ejemplo, si alguien le dijese ‘creo que no está en lo correcto’ en vez de ‘está mintiendo’, ¿no tendría usted una respuesta bioquímica diferente frente a ambas afirmaciones? Ese mismo proceso ocurre con las palabras que usamos en nuestro interior pero, desafortunadamente, estamos menos conscientes de su impacto”.

Recuerde, su vocabulario dice mucho acerca de usted, por lo que escoja palabras positivas en vez de negativas, y cada vez que pueda, rodéese de gente optimista.

3.  Considere la adversidad como un desafío y una oportunidad para podar sus ramas secas y crecer

Proverbios 24:10 dice: “Si fueres flojo en el día de trabajo, tu fuerza será reducida”.

La adversidad nos convierte en personas mejores y más fuertes.Por ejemplo, el año pasado Andy Murray logró ser el primer tenista inglés en ganar el torneo de Wimbledon en 77 años. Antes de ganar este famoso torneo del Grand Slam, cierto reportero dijo lo siguiente acerca de su excelente desempeño en el Abierto de Australia 2013: “Sin duda alguna, la buenísima y madura actuación de Andy Murray en la semifinal del Abierto de Australia el viernes fue culpa en parte de Roger Federer. Si Federer no hubiera dejado la vara tan estratosféricamente alta para el tenis masculino en la década del 2000, el joven Andy Murray pudo haberse dormido en sus laureles; pudo haberse contentado con seguir mordisqueando barras de caramelo, engullendo sodas e invirtiendo en horas de práctica, pero no . . . en la calidad de su juego.

“Si Federer no hubiese hecho llorar a Murray en una serie de finales del Grand Slam, dejándolo lleno de dudas y frustraciones, tal vez éste nunca hubiera sentido la necesidad de transformarse voluntariamente en semejante espécimen físico; quizá nunca hubiese maximizado su velocidad y servicio ni hubiera derrotado su nefasto y agotador hábito de quejarse de sí mismo, de su equipo de asistentes y de los caprichos de un deporte incompatible con las exigencias de un perfeccionista.

“Pero un compromiso a medias consigo mismo y con su juego simplemente no hubiera sido suficiente en una época que había pertenecido a Federer más que a ningún otro hombre . . . El resultado quedó a la vista para él y para todos los que observaron cómo en una fría noche de viernes Murray avanzó a la final del Abierto de Australia, después de haber derrotado a Federer en cinco sets”.

Lo que pasó fue que Andy Murray se dedicó a fortalecer su “sistema inmune” para triunfar finalmente en Wimbledon. Las derrotas lo motivaron a esforzarse aún más, hasta que logró la victoria sobre su talentoso rival.

Nosotros también podemos valernos de la adversidad para desarrollar nuestro sistema inmune espiritual y ser más fuertes en el futuro.

El apóstol Pedro se refirió a este principio en 1 Pedro 1:6-7: “Esto es para ustedes motivo de gran alegría, a pesar de que hasta ahora han tenido que sufrir diversas pruebas por un tiempo.  El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele” (Nueva Versión Internacional). 

Ahora pasemos a resumir estos tres pasos tan vitales para mantener una actitud positiva ante las pruebas:

1.  Cambie su actitud.En otras palabras, mire el vaso y véalo medio lleno en lugar de medio vacío. Ser positivo ofrece mayores posibilidades de obtener mejores resultados.

2.  Cambie su vocabulario.Esto alterará positivamente la calidad de sus relaciones personales.

3.  Considere la adversidad como un desafío y una oportunidad para eliminar lo malo y mejorar como persona. Después de todo, es cierto que “Lo que no nos mata, nos hace más fuertes”.

La vida consta de 24 horas diarias, y una de las mejores cosas que podemos hacer para vivirla abundantemente es mantener una actitud positiva. Jesús dijo a sus seguidores: “. . . yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Juan 10:10, NVI).