Por qué el brexit es importante para Europa y para usted

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Por qué el brexit es importante para Europa y para usted

Vivimos en tiempos extremadamente inquietantes. Solo hay que darle una mirada al estado del mundo. La violenta reacción política desatada en junio del año pasado por el voto británico (“brexit”) a favor de retirarse de la Unión Europea (UE), ha continuado con la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos en noviembre. Las próximas elecciones en varias naciones europeas sacudirán aún más al continente.

Estos resultados han estremecido profundamente a las elites gobernantes. ¿Qué está sucediendo? Muchos expertos definen esta revolución política como actos descarados de nacionalismo antiinmigración. ¿Será esto cierto? ¿Qué hay detrás del voto brexit para salir de la UE, y qué augura esto para el futuro de Europa y el resto del mundo? Y, aún más importante, ¿por qué debería importarle a usted?

Voto contra la inmigración, la globalización y las elites políticas

El flujo de inmigrantes que entró a Gran Bretaña desde otros países de la UE y la devastación causada por las guerras en el Medio Oriente y en África en los últimos años, sirvieron de chispa para encender los ánimos de quienes querían que Gran Bretaña abandonara la UE. Pero los británicos que votaron por la salida de la UE votaron también por los irresponsables burócratas en Bruselas (donde está la sede de la UE) cuyos nombres y rostros nadie conoce, que han estado imponiendo políticas aparentemente irrazonables y estrangulando su sentido de soberanía nacional.

Con cada ataque terrorista, cada pérdida de empleo, cada reportaje sobre un sistema de bienestar social que lucha por satisfacer las necesidades de un flujo aparentemente interminable de inmigrantes, además de las de sus propios ciudadanos, los más desposeídos dijeron “¡basta!”

Como escribió Nic Robertson, editor de asuntos diplomáticos internacionales del noticiero CNN: “Muchos en el Reino Unido . . . ven una clase alta que ha llegado a ser ridículamente rica, y que se interrelaciona con una elite política a la que tiene en su bolsillo . . . El argumento de los líderes políticos de que la inmigración beneficia la economía es inútil para los partidarios de la ‘salida’, ya que ellos no sienten ni ven los beneficios” (“A Look at Brexit: Why Are the Brits Thumbing Their Noses at Europe?” [Una mirada al brexit: ¿Por qué los británicos desprecian a Europa?], CNN.com, 24 jun., 2016).

Mientras las nuevas elites económicas en Londres y en otras zonas aburguesadas de Gran Bretaña se han vuelto ricas, tal como sucede en las principales zonas urbanas y ciudades costeras con edificios en altura y tecnología de punta en Estados Unidos, las clases media y trabajadora han visto cómo se encogen las oportunidades para ellos y para sus hijos a un ritmo cada vez más acelerado. Y lo mismo ocurre por todo el mundo occidental.

Jim Tankersley, quien escribe sobre política económica en el periódico estadounidense The Washington Postagrega lo siguiente: “Las fuerzas que impulsan estos levantamientos populistas, tanto en contra de los burócratas de la Unión Europea como de los funcionarios electos en Washington, son complejas y están interrelacionadas . . . Por todo Occidente . . . el crecimiento del movimiento populista se debe a la disminución de ingresos que afecta a las masivas clases medias de esos países . . . Con el voto brexit, el movimiento populista puede adjudicarse una victoria: ha ganado una clara reversión de la tendencia hacia la integración económica de las últimas décadas” (“Britain Just killed Globalization As We Know It” [“Gran Bretaña acaba de matar la globalización como la conocemos], WashingtonPost.com, 25 jun., 2016).

Pero, ¿fueron acaso los sentimientos antiinmigración y los temores económicos las únicas razones para el triunfo del brexit? El análisis de Nic Robertson concluye así: “El mensaje de las comarcas de Londres es que ya no confían en sus líderes. Se ha producido una brecha; los centros cosmopolitas de riqueza están enemistados con sus primos que viven en los barrios y en el campo. No se trata de riqueza, sino de historia: se trata de quiénes piensan los británicos que son”.

El socio reticente

Aunque Gran Bretaña terminó en el lado ganador en la Segunda Guerra Mundial, las décadas subsiguientes vieron cómo luchaba esta nación, una vez tan orgullosa. El Imperio británico había desaparecido, y el país pasaba por un periodo de dificultades económicas. Cuando la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) comenzó a prosperar, muchos británicos miraban con envidia al resto del continente. Pero el ingreso a lo que llegaría a ser la Comunidad Económica Europea (CEE) no sería fácil. En dos ocasiones se les negó la entrada a los británicos (en 1963 y en 1967) porque el entonces presidente de Francia, Charles de Gaulle, dudaba de la voluntad política de Gran Bretaña para integrarse plenamente. Sus temores probaron ser legítimos.

No obstante, el 1 de enero de 1973 se anunció en Bruselas la entrada del Reino Unido a la Comunidad Económica Europea con el izamiento de la bandera británica. En 1975, 67 por ciento de los votantes británicos apoyaron el ingreso del Reino Unido a lo que ellos vieron como una zona de libre comercio llamada Comunidad Económica Europea.

Adelantémonos 43 años hasta el 23 de junio de 2016. En un dramático giro de los acontecimientos, 52 por ciento de los electores europeos decidieron separarse de la UE. Esto constituyó una asombrosa victoria para quienes apoyaban el brexit. ¿Por qué llegaron las cosas hasta este punto?

La singular historia de Gran Bretaña

Ya hemos examinado el rol de la inmigración y la burocracia de Bruselas. Sin embargo, una de las grandes piedras de tropiezo para el ingreso británico a la Unión Europea fue la excepcional historia de Gran Bretaña. Esta nación nunca se ha considerado a sí misma como europea.Europa fue siempre “el Continente”. Las tradiciones legales británicas, cuyas raíces se remontan al siglo XIII e incluso antes, son muy propias de su cultura y distintas a la de la ley romana del Continente y al Código Napoleónico. Gran Bretaña había sido una potencia mundial, con sus propias conexiones comerciales a lo largo de toda su Mancomunidad de Naciones.

En lo concerniente a Europa, la política exterior británica siempre había funcionado mediante el cambio de alianzas y el uso de su fuerza militar bruta para contener el poder y la influencia de sus rivales europeos. Ya fuese la Francia de la Edad Media, los mercaderes holandeses, el Imperio español, los Borbones y la Francia napoleónica, la Rusia zarista o Alemania, Gran Bretaña había logrado mantener a raya a sus rivales una y otra vez.

Sin embargo, la prosperidad que la CEE (que posteriormente se convirtiera en la UE) estaba experimentando en los años sesenta y a principios de los setenta, comparada con los conflictos financieros de una Gran Bretaña en franco deterioro económico, fue un señuelo demasiado atractivo como para resistirse. Pero, para muchos, el prometedor panorama de prosperidad ilimitada para todos nunca se materializó.

Andrew Gilligan, editor del periódico británico The Sunday Telegraph, observó: “Al comienzo, Gran Bretaña –aunque era uno de los miembros menos importantes– era el segundo mayor contribuyente a la CEE, solo superado por los alemanes, mucho más ricos [en comparación], y entregaba grandes sumas para subsidiar a los granjeros franceses y la producción de montañas de mantequilla y lagos de vino [enormes reservas que se desperdician] mediante la Política Agrícola Común. No fue sino hasta 1984, once años después de integrar la UE, que Margaret Thatcher logró la devolución de dos tercios de los impuestos agrícolas pagados a la UE. ‘Ellos dicen que es su dinero, y yo digo que es mío’, declaró ella en la Cumbre de Bruselas en marzo de ese año.

“Sin embargo, esta importante victoria significó tanto pérdida como ganancia para Gran Bretaña: el abrasivo estilo negociador de Thatcher dañó permanentemente las relaciones entre ella y los otros líderes europeos. Thatcher pensaba que estos eran hipócritas y que la atacaban por no ser ‘una buena europea’ debido a que se oponía a un sistema del cual ellos se beneficiaban. Los líderes pensaban que ella no entendía lo que Europa significaba para ellos: sus países, devastados por la guerra, habían conseguido paz y prosperidad duraderas” (“The EU: So Where Did All Go Wrong?” [“La UE: ¿Dónde comenzó a desmoronarse todo?], Telegraph.co.uk, dic. 30, 2012).

Pero mientras la Gran Bretaña de Thatcher parecía no entender lo que Europa significaba para los del Continente, lo mismo se podía decir de estos últimos: no entendían lo que Gran Bretaña significaba para el pueblo británico.

Otro problema fue que las ramificaciones del estatus de miembro de la UE habían sido mal representadas en Gran Bretaña. A los ciudadanos británicos se les había prometido que no habría “erosión de la soberanía nacional básica”. No obstante, como afirma Andrew Gilligan en su artículo en The Telegraph, “Esto, como muchos han admitido, era simplemente falso: la ley europea invalidaba e invalida la ley británica, y más y más de estas leyes estaban originándose en Bruselas”.

Un socio reacio al totalitarismo

A fines de los ochenta y principios de los noventa, cuando los británicos optaron por no adoptar la moneda común europea y retener en cambio la libra esterlina, fue muy evidente para la UE que Gran Bretaña siempre sería el socio renuente por excelencia. Mientras tanto, la continua erosión de la soberanía británica ante la poderosa burocracia de la UE, que en su mayor parte no es elegida [democráticamente] ni responsable ante los Estados miembros, contribuyó a crear un terreno fértil para quienes abogaban por una estrategia de salida para Gran Bretaña. Dicha estrategia dio su primer paso decisivo el 23 de junio de 2016, cuando los votantes británicos decidieron abandonar la UE.

David Pryse-Jones, escritor y comentarista británico de tendencia conservadora, entrega una opinión muy interesante respecto a los motivos adicionales detrás del brexit: “La UE fue una buena idea en 1945, pero hace ya mucho tiempo que dejó de cumplir su propósito inicial de reconciliar a Alemania y Francia [rivales durante la Segunda Guerra Mundial]. Lo que es muy evidente es que las cabezas de Estado y los políticos en Europa han estado desarrollando a escondidas una entidad política mucho más amplia . . . La UE se ha convertido en algo nunca antes visto en el mundo, una oligarquía con leves síntomas de totalitarismo”.

“El conflicto entre los intereses nacionales y los factores económicos globales llevan inexorablemente al endurecimiento de estos síntomas totalitarios . . . Hay solo una manera de escaparse de este predicamento, y consiste en amalgamar todos los Estados nación de la UE y formar una federación única y genuina, con una unidad política y fiscal que es aún menos popular y más alarmante”. En otras palabras, el continente estaba convirtiéndose en los Estados Unidos de Europa.

Pryse-Jones concluye: “Los británicos perciben que este imperio forzosamente terminará en un completo totalitarismo o en un catastrófico fracaso, y no quieren tener nada que ver con ninguno de los dos” (“Why Britain Was Right to Leave” [“Por qué Gran Bretaña hizo lo correcto separándose”], NationalReview.com, 24 jun., 2016, énfasis nuestro).

¿Qué les espera a Gran Bretaña y a la Unión Europea?

¿Qué pasará con Gran Bretaña y la UE a partir de ahora? Mientras la primera ministra británica Theresa May esboza sus planes para implementar el brexit y una nueva relación con la UE, veremos mucha más discusión respecto a cuánto demorará esta salida y cómo serán las relaciones comerciales futuras entre ambos.

Pero no todo es tan sombrío para Gran Bretaña ahora que la nación comienza a planificar un rumbo nuevo e independiente. Luke Coffey, un investigador que trabaja en una agencia de expertos con sede en Washington, D.C., que se especializa en seguridad transatlántica y euroasiática, entrega su opinión: “Para muchos en el Reino Unido, la decisión de dejar la UE fue muy fácil. El Reino Unido es la quinta economía más grande del mundo. Es miembro de la Mancomunidad de Naciones, compuesta de 53 países. Tiene un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, y también una ‘relación especial’ con los Estados Unidos.

“Cuenta con uno de los ejércitos mejor capacitados del mundo y posee armas nucleares. El Reino Unido comercia más fuera de la UE que dentro de ella (y seguirá comerciando con Europa después que salga de la UE). Y aunque menos de 6 por ciento de los negocios del Reino Unido comercian con la UE, todos tienen que implementar las excesivas regulaciones y burocracia de esta” (“Brexit: A Wake Up Call for the EU, but Will It Listen?” [“Brexit: Un llamado de atención a la UE, pero ¿lo escuchará?”], Yahoo News, 24 jun., 2016).

Mientras Gran Bretaña se prepara para dejar la UE, ¿qué pasará con las naciones que se quedarán en ella? El hecho de que Gran Bretaña se retire significa que la UE perderá una fuerza moderadora que se esforzaba por minimizar la transferencia de más poder a Bruselas. La UE también sufrirá de vacíos en sus capacidades defensivas. Como resultado, Francia y Alemania no han perdido ni un minuto y han presentado planes para una mayor integración militar y hasta política.

Un documento titulado “Estrategia global de la UE respecto a política exterior y de seguridad”, bosqueja un nuevo pensamiento militar entre los miembros de la UE. Este reporte oficial declara: “Nosotros, como europeos, necesitamos asumir una mayor responsabilidad por nuestra propia seguridad . . . Debemos estar listos y preparados para repeler, responder y protegernos contra la agresión, provocación y desestabilización”.

¿Adónde puede conducir este nuevo enfoque militar? La posición de Gran Bretaña dentro de la UE sostenía que la UE no necesitaba un ejército. Sin embargo, frente a la inminente salida de Gran Bretaña, los líderes europeos militares y de defensa están explorando activamente otras alternativas, tales como una sede militar europea común y la unión de sus fuerzas militares.

Aún más, una nueva UE sin Gran Bretaña deja abierta la puerta para dar el próximo paso hacia la unificación política. Nick Gutteridge, reportero del tabloide británico Daily Express, añade lo siguiente:

“Los ministros de relaciones exteriores de Francia y Alemania están preparándose para revelar un plan que eliminará eficazmente los derechos de los Estados individuales, en lo que han llamado ‘un ultimátum’. Bajo estas propuestas tan radicales, los países de la UE perderán el derecho a tener su propio ejército, derecho penal, sistema de impuestos y banco central, ya que todos esos poderes serán transferidos a Bruselas . . .

“En el prólogo del texto, los dos ministros escriben: ‘Nuestros países comparten un destino y un conjunto de valores comunes que generan una unión aún más estrecha entre nuestros ciudadanos. Por lo tanto, nos esforzaremos por lograr una unión política en Europa e invitamos a los próximos europeos a participar en esta aventura” (“European SUPERSTATE to Be Unveiled: EU Nations ‘to Be Morphed Into One’ Post-Brexit” [“Superestado europeo a punto de surgir: Las naciones de la UE ‘se transformarán en una sola’ después del brexit”], Express.co.uk, 29 jun., 2016).

Ya viene: Un nuevo orden mundial

Todavía no está claro si otros miembros de la UE van a seguir el ejemplo de Gran Bretaña y votarán por salir de la organización en el caso de que los actores principales aprovechen la oportunidad para crear los Estados Unidos de Europa. Nosotros hemos estado escribiendo acerca de una nueva superpotencia con sede en Europa durante décadas.

La Biblia indica que en los tiempos del fin se levantará un poderoso superestado que tomará por sorpresa a un mundo desprevenido. Este superestado, llamado simbólicamente “la bestia”, será una imponente unión de diez líderes de naciones o grupos de naciones que se fusionarán y formarán el renacimiento final del antiguo Imperio romano (Daniel 2:37-45; 7:15-27; Apocalipsis 13:1-8; 17:8-18).

Estos líderes renunciarán a su propia soberanía nacional para ser parte de esta superpotencia del tiempo del fin. “Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y autoridad a la bestia” (Apocalipsis 17:13). Prometerán paz, prosperidad y seguridad por medio de un nuevo orden mundial, pero a expensas de la libertad política, económica y religiosa.

Este nuevo orden mundial afectará a todo el mundo al establecer el escenario para el catastrófico tiempo en que la humanidad se enfrentará a su propia extinción si Dios no interviene directamente (Mateo 24:21-22).

A medida que comenzamos a ver el cumplimiento de las profecías de los últimos tiempos, ¿qué vamos a hacer? ¿Qué hará usted? Estos acontecimientos proféticos deben motivar a cada uno de nosotros a examinar nuestra condición espiritual a la luz de la Palabra de Dios. Un buen entendimiento de la profecía debe llevarnos al arrepentimiento y a buscar y servir a Dios verdaderamente.

El voto de Gran Bretaña para salir de la UE le permite a esta comunidad comenzar un nuevo capítulo para Europa. ¡Vale la pena mantenernos atentos a lo que vendrá!  BN