Israel: ¿Por qué es tan importante?

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Israel

¿Por qué es tan importante?

¿Por qué el diminuto Estado de Israel, más pequeño que la nación centroamericana de El Salvador, y cuya población total alcanza a menos de 8 millones de personas, ocupa con tanta frecuencia los titulares noticiosos?

En los mismos momentos en que preparábamos esta edición, Israel estaba nuevamente batallando con la ciudad de Gaza, la cual es liderada por Hamás, y desde donde elementos terroristas lanzaron más de 3 000 misiles a ciudades y pueblos israelíes. Como era de esperarse, Israel respondió a los ataques con bombardeos aéreos y sangrientos asaltos terrestres.

Terroristas de Siria y el Líbano, por el norte, y de la península de Sinaí (gobernada por Egipto), por el sur, se aprovecharon de la situación para lanzar unos cuantos de sus propios misiles al territorio israelí. Y más al este, líderes del recientemente declarado Estado Islámico amenazaron atacarlo. Simultáneamente, los líderes iraníes reiteraron su opinión de que Israel merece ser aniquilado, mientras continúan con su mal disfrazado objetivo de obtener armas nucleares.

Alejémonos por un momento de la tensión de estas amenazas y hagámonos una pregunta crucial: ¿por qué este pequeño estado judío del Medio Oriente, rodeado de vecinos árabes hostiles, juega un rol tan significativo en el mundo?

La respuesta a esta pregunta es clave para entender un tema aún más importante: la fidelidad de Dios para cumplir todas las promesas que le ha hecho a la humanidad. Además, dicha respuesta requiere comprender quién es realmente el moderno Estado de Israel y cómo encaja en las profecías bíblicas.

No le quepa duda: el Estado de Israel reviste una crucial importancia hoy en día en el Medio Oriente, debido a varias razones. Examinemos cinco de ellas:

1ra razón clave:Las profecías bíblicas requieren la presencia de un remanente del antiguo Israel en Tierra Santa.

En Daniel 9 encontramos una profecía conocida como “la profecía de las 70 semanas”. Ésta habla del regreso a Jerusalén de los exiliados judíos en Babilonia, pero también se refiere a los tiempos del fin, antes de la segunda venida de Jesucristo. Ciertas partes claves de esta profecía hablan de la “ciudad santa”, Jerusalén, y de su reconstrucción y restauración.

El versículo 27, fundamental en esta profecía, habla de la interrupción de una semana profética al “cesar el sacrificio y la ofrenda”, la cual es traída por “el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”.

Alrededor del año 167 a.C., cierto evento presagió lo que acontecerá en los tiempos del fin. En esa ocasión, un perverso gobernador llamado Antíoco Epífanes ofreció sangre de cerdo en el templo (Daniel 11:31). En Mateo 24:15, Jesucristo describió este acontecimiento como el precursor de otro, igualmente sacrílego, que ocurrirá antes de su venida: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda) . . .”

Estas profecías indican claramente que Jerusalén es el lugar donde se llevarán a cabo los eventos descritos. Éstos se refieren específicamente a la venida del Mesías a Jerusalén, y solo pueden cumplirse si existe un estado judío en Israel que controle la ciudad de Jerusalén. Es por ello que 1948, año en el cual Israel fue restablecido como Estado, es considerado un año crucial por los estudiantes de las profecías bíblicas.

Esta sola razón justifica la crítica importancia del Estado de Israel, ¡pero esto es solo el comienzo!

2da razón clave:El estado judío es solo parte de una historia bíblica aún más grande

En la Biblia, la nación de Israel se refiere a los miembros y descendientes de las 12 tribus que salieron de Egipto bajo el liderazgo de Moisés, según el relato del Éxodo. Las 12 tribus descendían de los 12 hijos del patriarca Jacob, cuyo nombre Dios había cambiado a Israel(Génesis 32:28). Este es el Israel del Antiguo Testamento.

Pero aquí hay un factor clave que mucha gente no comprende. Uno de esos hijos se llamaba Judá y sus descendientes eran conocidos como judíos, que viene del nombre Judá. Sin embargo, Judá fue solo uno de los hijos y solo una de las tribus de Israel. Había otros hijos de Jacob: Rubén, Simeón, Leví, Isacar, Zabulón, Dan, José, Benjamín, Neftalí, Gad y Aser.

Los descendientes de estos 12 hijos formaron las 12 tribus de Israel, y podemos leer acerca de ellas en los libros bíblicos de Josué, Jueces, 1 y 2 de Samuel, y 1 y 2 de Reyes. El rey David gobernó sobre esta nación desde Jerusalén, y su hijo Salomón construyó el magnífico templo en esta misma ciudad.

Pero la tribu de Judá era solo una parte de la nación de Israel. ¡Uno no tiene que ser judío para ser israelita!

Entonces, ¿cómo es que los judíos  adquirieron tanta prominencia, y por qué actualmente solo recordamos a esta tribu, la tribu de Judá? Es una buena pregunta, y la Biblia nos da la respuesta.

La Biblia nos dice que después de la muerte de Salomón, la nación pasó por una crisis bajo su hijo Roboam, que trajo como resultado la división de la nación en dos. Diez de las tribus que residían en el norte de Jerusalén formaron el reino llamado Israel. Las tribus principales del sur, Judá y Benjamín, formaron el reino de Judá, cuya capital era Jerusalén.

La nación de Israel nunca fue considerada judía. Fueron los habitantes de la nación de Judá, la que se encontraba al sur, quienes llegaron a ser conocidos como “judíos”. Cuando la Biblia hace referencias a la nación de Israel, está hablando   de toda la nación de Israel o de la nación del norte que se formó después de la división, compuesta por las diez tribus. Judá se refiere a un estado judío diferente.

En las Escrituras encontramos un interesante episodio que ilustra esto, en 2 Reyes 16. Este pasaje presenta una historia de conflictos entre estas dos naciones, tanto así, ¡que aquí están en guerra la una con la otra! Un rey llamado Acaz reinaba sobre Jerusalén (capital de Judá). El rey Peka reinaba sobre Israel y formó una alianza con el reino vecino de Siria (llamado también Edom), y juntos atacaron a Judá. El versículo 6 dice: “En aquel tiempo Rezín rey de Siria restituyó Elath a Siria, y echó a los judíos de Elath” (Reina Valera Antigua, énfasis nuestro en todo este artículo).

Este es el primer lugar en la Biblia donde aparece la palabra judíos — ¡y encontramos a Israel en guerra contra ellos!Es evidente que son una nación diferente. Sí, los judíos son descendientes de Israel, pero no poseen el título nacional del reino o la casa de Israel.

Así, vemos en las Escrituras una clara distinción entre estos pueblos. Muchas profecías trascendentales acerca de los tiempos del fin distinguen entre estas dos naciones, y llaman a la nación norteña “la casa de Israel” y en otras ocasiones “Efraín” (por ser éste el nombre de la tribu líder de la nación del norte), y a la nación del sur y a sus descendientes, “Judá”.

El reino norteño del antiguo Israel existió durante aproximadamente 200 años antes de caer cautivo bajo el Imperio asirio. La gente del reino del norte fue echada de su tierra y se dispersó. Ellos son conocidos en la historia como “las 10 tribus perdidas de Israel”, pero en realidad no están perdidas. Dios conoce su identidad actual, y dónde residen entre las naciones del mundo. Aún más, la historia y las profecías nos revelan mucho al respecto.

Judá, la nación del sur, sobrevivió más tiempo que Israel, pero eventualmente también fue subyugada por el Imperio babilónico y la mayor parte del pueblo judío fue llevado a Babilonia. Varias décadas más tarde, un grupo de judíos regresó a Jerusalén y reconstruyó la ciudad y el templo. En Jerusalén habitó una nación de judíos con su propia cultura hasta que los romanos destruyeron el país. Los descendientes de este estado judío, quienes se dispersaron principalmente a lo largo del Medio Oriente y Europa, establecieron el moderno Estado de Israel en 1948.

Este Estado moderno, llamado Israel, lleva un nombre antiguo, pero representa solamente a una pequeña parte de todo el pueblo llamado Israel, que una vez vivió en ese territorio y al cual se aplican muchas de las profecías bíblicas. Entonces, ¿dónde está el resto?

3ra razón clave:La identidad moderna de Israel incluye al estado judío, pero también a otras naciones

Cuando en la actualidad se habla de Israel, se pasa por alto la identidad de los descendientes modernos del antiguo Israel; sin embargo, dicha identidad es muy importante para poder entender el actual conflicto en el Medio Oriente, y para saber en qué culminará. El Estado de Israel está conectado en muchas maneras con Gran Bretaña y los Estados Unidos.

Una de las claves para entender esto se encuentra en Génesis 48, donde Jacob (Israel) bendice a Efraín y Manasés, los hijos de José, y les dice: “y sea perpetuados en ellos mi nombre” (v. 16). Él les dio su nombre y les traspasó la promesa de las bendiciones que había recibido de su padre Isaac, quien a su vez la había recibido de su padre Abraham.

Así, las grandes bendiciones nacionales fueron traspasadas a los hijos de José. En Génesis 49 vemos una profecía acerca de las tribus de Israel en los tiempos del fin, que al referirse a José dice que sus descendientes recibirían increíbles bendiciones por parte de Dios. Cuando observamos el mundo moderno y vemos las naciones que han sido beneficiarias de estas promesas, podemos identificar claramente a las principales naciones de habla inglesa, lideradas por Gran Bretaña y los Estados Unidos.

Solo cuando uno comprende las promesas que Dios le hizo a Abraham y a sus descendientes, y que gran parte de las profecías bíblicas están específicamente dirigidas a ciertas naciones modernas como Estados Unidos y Gran Bretaña, logra entender verdaderamente las claves proféticas que nos revelan la Biblia y nos permiten entenderla en profundidad.

Cuando uno comprende que las profecías claves están dirigidas a las naciones y los pueblos que han recibido las promesas físicas entregadas por Dios a la antigua nación de Israel, empieza también a entender que hay un llamado al arrepentimiento, es decir, a cambiar la forma en que uno vive. Uno tiene que hacer algo al respecto.

Dios llama a todas las personas en todo lugar a arrepentirse, y las naciones de habla inglesa, como Gran Bretaña, Canadá, Australia y Estados Unidos, tienen una responsabilidad aún mayor ante él.

Nuestro mundo está llegando rápidamente al fin de esta era de mal gobierno humano bajo la influencia de Satanás el diablo, y un mundo diferente, bajo el reinado de Jesucristo, está a punto de comenzar.

Pero antes de que ocurra este evento que salvará al mundo, deberemos pasar por un periodo de conflictos sin precedentes. El profeta Daniel habló así de este tiempo venidero: “será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro” (Daniel 12:1).

Aquí, en un solo versículo, se encuentra la advertencia acerca de un tiempo de conmoción global sin paralelo, y también un reconfortante mensaje de liberación.

Debemos comprender dónde nos hallamos actualmente, cuando el escenario de Oriente Medio cambia continuamente debido a la inquietud reinante en tantos países de la región. En Las Buenas Noticias hemos señalado muchas veces la amenaza que representa Irán, cuyos esfuerzos por desarrollar armas nucleares siguen adelante; hemos mantenido a nuestros lectores al tanto del inestable panorama en Egipto; y hemos discutido insistentemente la importancia de Jerusalén como pieza central de los eventos proféticos de los últimos tiempos.

Y ahora vemos cómo Estados Unidos, Gran Bretaña y las otras naciones de habla inglesa deben enfrentarse a desafíos cada vez mayores –económicos, morales, políticos y militares– en un orden mundial que sigue cambiando y que finalmente llevará al surgimiento de nuevos líderes, cuya perspectiva será completamente diferente.

4ta razón clave:Un conocimiento apropiado sobre el rol de Israel ayuda a entender las profecías para el tiempo actual, lo cual infunde confianza en la fidelidad de Dios hacia todas las naciones

Dios está conduciendo a toda la humanidad a un tiempo de transición, a la era del gobierno venidero de Jesucristo en la Tierra. Dios establecerá entonces un Israel restaurado, unido, y muy diferente al diminuto Estado de Israel de la actualidad. El estado judío no es más que parte de una tribu y de la historia de Israel. Mucho más importante es el hecho de que los israelitas y judíos esparcidos alrededor del mundo han mantenido una identidad basada en la ley de Dios. El séptimo día, el sábado, o shabat en hebreo, junto con las fiestas anuales de Dios y otras partes de su ley, han ayudado a forjar la identidad de este pueblo.

En la actualidad los judíos son una señal visible de que Israel existe. Israel, la nación compuesta de 12 tribus con la cual Dios estableció un pacto –y esto incluye a los descendientes modernos de Israel– jugará un rol vital en el plan de Dios para el futuro de toda la humanidad.

En el libro bíblico de Romanos, el apóstol Pablo nos relata la historia del ascenso y caída del antiguo Israel y de la esperanza de su restauración. Israel tuvo una relación profunda con Dios y también la oportunidad de convertirse en una nación ejemplar, basada en la ley de Dios. Él le hizo promesas especiales a su pueblo y lo apartó de toda otra nación. Todas las promesas físicas fueron un tipo de promesas espirituales encarnadas por Jesucristo, quien es un descendiente directo del rey David.

Pero el antiguo Israel fracasó. Como vimos anteriormente, los israelitas se separaron, y mediante una mezcla de   idolatría y el quebrantamiento del sábado, deshonraron y desobedecieron a Dios; todo esto les trajo como consecuencia su derrota, cautiverio y exilio. Con el paso del tiempo, la mayor parte de los israelitas (a excepción de los judíos) se olvidaron de quiénes eran.

Sin embargo, Pablo siguió orando y deseando la salvación para su pueblo, Israel (Romanos 10:1). A pesar de que el antiguo Israel no obedeció al evangelio, su rechazo no es total ni permanente y Dios no lo ha desechado. A través del apóstol Pablo, Dios revela que el remanente de Israel existe entre las naciones en la actualidad, y que por su gracia serán reunidos.

No obstante, aquí está la verdad tan increíble y poco comprendida: ¡el rechazo de Israel a Dios actúa en beneficio de la gloria y propósito del Eterno! Todas las otras naciones y pueblos, aquellos que la Biblia llama gentiles, tendrán la oportunidad de tener esta misma relación con su Creador, una relación basada en sus promesas eternas y, a su tiempo, Dios les dará a todos la oportunidad de conocerlo.

Pablo dice que Israel estará ciego hasta que la totalidad de los gentiles haya tenido su oportunidad. El apóstol fue inspirado a escribir un magnífico pasaje para mostrar que Israel (las 12 tribus) y todo el mundo tendrán la oportunidad de ser salvos. Las naciones del mundo entero tendrán la oportunidad de recibir todas las promesas de Dios, tanto físicas como espirituales.

Note lo que Pablo dice en Romanos 11:1-2: “¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera . . . No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció”.

Pablo luego explica en los versículos 11-15 que debido al tropiezo temporal de Israel, la salvación se ha hecho disponible a todo el mundo. Y al traer nuevamente a los israelitas a la gracia de Dios en el futuro, la humanidad entera, de todos los tiempos, será salva: “la reconciliación del mundo” (v. 15). Todas las tribus de Israel, no solo el estado judío actual, serán unificados, y Pablo dice que “todo Israel será salvo”, mientras que Dios “apartará de Jacob la impiedad” (v. 26).

Cuando Israel sea restaurado, toda la humanidad buscará a Dios. Todas las naciones irán a Jerusalén y aprenderán sus caminos (Zacarías 14:16).

Como hemos visto, Israel definitivamente importa, y no solamente el estado judío actual que está en el Medio Oriente. Todas las tribus de Israel, incluyendo muchas naciones modernas, son importantes para Dios y para el mundo.

En una expresión final de entusiasmo e inspiración, Pablo exclama: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33).

Una comprensión clara de la identidad de Israel es indispensable para entender el mundo actual y la marcha de la historia hacia el Reino de Dios. Lo que Dios revela acerca de Israel nos muestra las promesas duraderas de la salvación de Dios para todas las naciones. Debido a que él es fiel a Israel, él será fiel a su promesa a todas las personas por medio de Cristo, incluyéndolo a usted y a mí. ¡Esas son las buenas noticias del evangelio!

5ta razón clave:Israel es un “marcador de ubicación” en la Tierra Santa

Los judíos, por ser la única tribu reconocida de la antigua nación de Israel, histórica y proféticamente tienen derecho a reclamar su territorio. Las profecías de restaurar, plantar y cosechar la tierra serán cumplidas. El Estado de Israel es como un “marcador de ubicación” en este histórico y crucial pedazo de tierra.

A través del profeta Amós, Dios dice: “En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado . . .

“He aquí vienen días, dice el Eterno, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán. Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos. Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di” (Amós 9:11-15).

El reciente discurso del primer ministro Netanyahu en las Naciones Unidas fue una inequívoca declaración de su visión y planes para la nación. Él dijo: “[Nuestras raíces] se remontan casi 4 000 años hasta Abraham, Isaac y Jacob. Hemos hecho un largo trayecto a través del tiempo, hemos superado las más grandes adversidades, y hemos restablecido nuestro Estado soberano en nuestro terruño ancestral, la tierra de Israel”.

La historia de la nación de Israel es extraordinaria, y a pesar de las actuales amenazas que se ciernen sobre ella, perdurará hasta la venida del Mesías prometido, Jesucristo. Se aproximan grandes desafíos y un tiempo de grandes conflictos, pero la nación se mantendrá como tal y verá la reconstrucción de la casa de David y la reunión de todas las tribus de Israel.

Su presencia y esta verdad son pruebas aún más fehacientes de la fidelidad de Dios para cumplir su deseo revelado de que todas las naciones vayan a Jerusalén a aprender los caminos del “Dios de Jacob” (Isaías 2:3). Sí, ¡Israel es muy importante para el mundo actual!