Crisis mundial de liderazgo: ¿Adónde nos llevará?

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Crisis mundial de liderazgo

¿Adónde nos llevará?

Mientras escribo, los líderes del G-8, las principales potencias económicas del mundo, han concluido otra cumbre de naciones. El presidente Barack Obama fue su anfitrión en Camp David, el lugar de retiro presidencial ubicado en las colinas de Maryland, cerca de Washington, D.C., Estados Unidos.

Estas reuniones no cosechan grandes logros. Generalmente terminan con una declaración conjunta que intenta resumir las discusiones. A pesar de que en esta última se habló de un “consenso emergente” y se prometió promover el crecimiento entre las economías de Europa, pareciera ser que esta cumbre producirá muy pocas cosas concretas y específicas.

Este tipo de asambleas demuestra más que nunca la falta crítica de liderazgo que existe entre los gobernantes mundiales. Éstos se reúnen, pero las crisis continúan latentes, cobrando las vidas de miles de seres humanos y asfixiando cualquier avance hacia una solución positiva de los crecientes problemas de nuestro mundo.

Los retos económicos que enfrentan tanto Europa como Estados Unidos continúan sin una solución real a la vista. Los líderes europeos se han reunido reiteradamente durante los últimos meses para intentar resolver la crisis económica de la eurozona, provocada por el grave endeudamiento económico de estados miembros como Grecia, Italia, Irlanda, Portugal y España.

La economía de Estados Unidos está esforzándose por salir de una recesión suscitada por el cuasi colapso de Wall Street en septiembre de 2008. La anémica recuperación de esta nación amenaza las posibilidades de reelección del presidente Obama. Si los problemas de Europa siguen profundizándose con un posible cese de pagos por parte de Grecia, sus repercusiones podrían afectar la recuperación de la economía estadounidense.

¿Se le ha pasado por la mente que lo que estamos observando entre los líderes del mundo actual es una masiva falta de liderazgo? Se llevan a cabo múltiples juntas y reuniones para discutir la crisis de la deuda europea o para encontrar una solución diplomática al problema del Medio Oriente. Se realizan cumbres y se organizan conferencias. Se formulan planes, pero los problemas continúan y las soluciones reales y duraderas no se materializan.

¿Por qué sucede esto? ¿Cuáles podrían ser las consecuencias para el mundo de semejante falta de liderazgo?

Lista de puntos críticos

Una mirada al actual escenario mundial revela múltiples focos de crisis. La “Primavera árabe”, la ola de protestas y la revolución en el Medio Oriente y el norte de África, que comenzaron el año pasado, continúan desarrollándose.

Las sublevaciones del año pasado en Egipto derrocaron al presidente Hosni Mubarak después de 30 años en su cargo. Quien sea que lo reemplace, presidirá sobre el estado árabe más poblado y deberá lidiar con un sinnúmero de problemas sociales que necesitan una mano firme y soluciones prácticas. El ejército de Egipto es el verdadero poder dentro del estado, y quienquiera que ocupe el puesto presidencial puede verse enfrentado a una relación hostil con los altos mandos militares. Esta realidad podría provocar aún más conflictos, manteniendo a la nación en un estado de incertidumbre.

La Hermandad Musulmana, muy fundamentalista, ha conseguido logros significativos en las elecciones parlamentarias. La Hermandad, que ha sido además un importantísimo agente de apoyo social, ha tenido que balancearse sobre una frágil cuerda entre su fervor religioso y la necesidad práctica. El islamismo fundamentalista de Egipto es una fuerza que está esperando desencadenarse en cuanto se den las condiciones propicias.

Parece ser que no existe ningún líder fuerte esperando su turno para sacar a Egipto adelante durante este tiempo de transición.

Las ambiciones nucleares de Irán presagian otra crisis a punto de estallar. Cada semana se escuchan nuevos rumores acerca de los preparativos de Israel para lanzar un ataque preventivo en contra de Irán, con el fin de destruir sus instalaciones nucleares. Muchas son las preguntas acerca de cómo se podría llevar esto a cabo y cuáles serían las consecuencias radiactivas en la región.

¿Cuál sería la respuesta de Estados Unidos, el principal aliado y apoyo de Israel, frente a tal posible escenario? El presidente Obama no ha demostrado un compromiso firme durante su administración con respecto al esfuerzo de paz dentro de la región. Pareciera ser que hay un inmenso vacío de liderazgo en torno a esta inminente acción.

La crisis en Siria y la intervención de otras naciones

La respuesta mundial frente a la crisis de Siria es otro ejemplo de la falta de liderazgo. Las fuerzas oponentes al presidente Bashar al-Assad no han conseguido cambiar el régimen, y miles de civiles han muerto en la guerra civil que ya lleva meses de duración.

Las advertencias de las Naciones Unidas para detener las atrocidades no han producido ningún resultado. China y Rusia han protegido a Siria y le han infundido la confianza para seguir en guerra contra sus propios ciudadanos, a fin de mantener el régimen actual en el poder. Ninguna de las principales naciones mundiales ha demostrado el liderazgo necesario para detener estas acciones insensatas y brutales de un gobierno en contra de su propio pueblo.

Aparentemente, lo único que tanto Washington como otras naciones pueden hacer en este conflicto es proveer dinero y armas, que son la leche materna de la guerra. El conflicto sirio empeora cada semana. Ya se ha desbordado hasta el Líbano, donde las facciones partidistas islámicas combaten entre sí, y además, contra el régimen sirio de Assad e Israel. Algunos grupos insurgentes sirios han identificado a Israel como el enemigo. Si estos grupos llegan a tomar el control, Siria se volverá aún más hostil de lo que es ahora frente a los intereses de Israel en la región.

Estados Unidos parece estar involucrado de manera indirecta, otorgando su apoyo a estos pequeños grupos aliados en contra de un enemigo común. En el largo plazo, tales alianzas nunca funcionan. El antiguo dicho “el enemigo de mi enemigo es mi amigo” no es una base segura sobre la cual pueda operar una potencia mundial.

La lección de Afganistán en la década de 1980 es un ejemplo. Estados Unidos apoyó a los insurgentes afganos en contra de la Unión Soviética, proveyéndoles armas y dinero. Cuando los soviéticos fueron forzados a retirarse, el apoyo de Estados Unidos se retrajo también, dejando un vacío en el cual Osama bin Laden pudo desarrollar su organización terrorista, al-Qaeda, que eventualmente atacó a Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001.

Las alianzas compradas con dinero y armas de destrucción no perduran. El profeta Jeremías le advirtió a Jerusalén acerca de sus alianzas con otras naciones, las que a ojos de Dios eran censurables, y hasta inmorales. Él usó el término “enamorados” para referirse a esos aliados, denotando una relación falsa basada en la  codicia o en la falta de confianza en Dios. Para Judá y Jerusalén, esto violaba el pacto que habían hecho con Dios. En el caso de Estados Unidos, sus alianzas violan una relación con Dios que fue basada en las promesas a Abraham –un pacto que aún está vigente y que define el rol de Estados Unidos en el mundo actual.

Jeremías 30:14 dice: “Todos tus enamorados te olvidaron; no te buscan; porque como hiere un enemigo te herí, con azote de adversario cruel, a causa de la magnitud de tu maldad y de la multitud de tus pecados”. Debido a que Estados Unidos no ha demostrado un liderazgo de acuerdo a las leyes divinas entre las naciones, Dios permitirá que sus “enamorados”, aliados esencialmente ganados a través del soborno, se vuelvan en contra del país, provocándole heridas aún más profundas. Este es un alto precio que deberá pagar por su falta de liderazgo bíblico.

La ausencia de liderazgo a nivel mundial

Estados Unidos no será la única nación que sufrirá traición e infidelidad debido a alianzas plagadas de fallas. Incluso un liderazgo decisivo que surja en medio de un vacío fracasará y será derrotado.

La crisis de liderazgo actual abrirá la puerta a un poder venidero que la profecía bíblica describe como “la bestia”, un término que simboliza tanto a un imperio político como a su líder. Este poder político posiblemente surgirá en el escenario mundial durante una crisis aparentemente sin solución. ¡Su líder tendrá las respuestas! La gente lo apoyará al punto de lo que la Biblia describe como “adoración”. Note lo que dice el libro de Apocalipsis:

“Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león [demostrando los poderes de imperios históricos representados por estos símbolos en Daniel 7, combinados en ella].

“Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad. Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ‘¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?’” (Apocalipsis 13:1-4).

Este líder, la “bestia”, y su sistema, reciben su poder del dragón, un símbolo de Satanás el diablo (Apocalipsis 12:9), “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4).

Más adelante en este mismo libro vemos más detalles acerca de la bestia: “Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia” (Apocalipsis 17:12-13).

Diez reyes le ceden su autoridad a un líder supremo para resolver una crisis mundial de liderazgo. Este líder será idolatrado por la gente como el único que puede imponer orden entre las naciones, para asegurar así la continuidad de un período de expansión y prosperidad global. Algún evento gatillará su surgimiento en un momento en el que nadie más tendrá la respuesta a una crisis que amenazará el orden mundial.

¿Puede ocurrir esto en la actualidad?

Al leer esta profecía bíblica, surge la pregunta: ¿cómo podría ocurrir esto en la actualidad? ¿Cómo podría una persona recibir un poder y autoridad semejante al que se describe en estas profecías?

La respuesta es que esto podría llevarse a cabo fácilmente, aún en un mundo tan interconectado como el nuestro. Incluso con un público tan hastiado y escéptico, donde el gobierno y las estructuras de autoridad tradicionales han sido puestas en tela de juicio, corroídas y reemplazadas, todavía existe la posibilidad de que surja tal persona.

Tenga en mente que esta persona trabajará con la ayuda extraordinaria de fuerzas espirituales invisibles y cuya existencia e influencia no son evidentes en nuestra incrédula sociedad moderna. Este poder de la bestia actuará con la ayuda de “gobernadores de las tinieblas de este siglo” (vea Efesios 6:12). Es por esto que se le otorgará un rango casi divino.

Yo puedo imaginarme a tal líder como alguien que promete preservar la buena vida que el mundo ha disfrutado. Desde fines de la Segunda Guerra Mundial, la economía global ha prosperado hasta alcanzar niveles extraordinarios de riqueza. Todos, incluso los más pobres, se han beneficiado por una mejoría en el estándar general del estilo de vida. Si se amenaza con el colapso de este sistema, la gente pondrá su confianza en cualquiera que prometa resguardar y proteger sus vidas y sustento, con la sola condición de que se le dé a tal persona la autoridad para implementar sus programas.

Una lección de la historia

Adolfo Hitler es considerado con frecuencia el líder más malvado del siglo 20. Su plan de conquistar a Europa (y posiblemente al resto del mundo más tarde) y su esfuerzo para exterminar a los judíos mediante el Holocausto, continúan impactando nuestro mundo y nuestra manera de pensar hasta la actualidad.

Los historiadores aún estudian y analizan cómo logró Hitler ganar para sí el poder, el apoyo y el corazón de Alemania, una de las naciones más civilizadas y cultas de Europa, para luego usar sus recursos y sumir al mundo en una guerra. Y el solo hecho de que esto haya ocurrido es una lección para nosotros de que algo así puede repetirse.

Hitler, a través de una votación legítima de la nación, se convirtió en canciller de la República Alemana el 30 de enero de 1933. Se pensaba que el Partido Nacional Socialista (Nazi) podría devolverle a Alemania su merecida posición de poder dentro de Europa. La derrota del país en la Primera Guerra Mundial, la humillante “paz” y las reparaciones impuestas por las potencias aliadas, además de los subsecuentes problemas económicos, habían llevado al pueblo alemán al punto de estar dispuesto a entregarle el control a un ex vagabundo de Austria.

A pesar de que él tenía el poder político del estado, ello no fue suficiente para materializar su visión. Rápidamente se dispuso a tomar el poder total. Hitler necesitaba tener una mayoría controladora en el Reichstag, el parlamento electo de Alemania, pero le faltaban 70 asientos. A través de astutas maniobras, Hitler logró llamar a nuevas elecciones para el 5 de marzo. Sin embargo, el Partido Nazi aún necesitaba ganar la votación. ¿Qué pasó entonces?

El 27 de febrero, seis días antes de la elección, hubo un incendio en el Reichstag, el edificio donde se reunía el parlamento. Hitler y sus secuaces se aprovecharon de este incidente para alentar a la oposición en contra de todos los elementos políticos que les estorbaban. A pesar de que se culpó a otros, toda la evidencia disponible indica que los mismos nazis causaron este incendio. Éste se convirtió en un conveniente medio para un fin.

Hitler logró asegurar un decreto “para la protección del pueblo y del Estado”, y siete secciones de la constitución garantizando que las libertades individuales y civiles fuesen suspendidas. Se le otorgó a Hitler un amplio poder para someter a las otras ramas del gobierno. El temor se apoderó del electorado, y se urgió al pueblo a votar por el Partido Nazi para garantizar la paz y la libertad.

Sin embargo, cuando los votos del 5 de marzo fueron contados, al partido de Hitler aún le faltaban varios asientos para conseguir la mayoría que necesitaba. Se requería un paso más para asegurar el poder y una completa sumisión.

El gobierno alemán fue reorganizado de manera tal, que se le otorgó al presidente Paul Von Hindenburg, un antiguo y venerado general, un grado de prestigio y honor. Mediante una demostración pública de humildad y sumisión cuidadosamente orquestada, Hitler le rindió homenaje al antiguo líder frente al parlamento que se hallaba reunido. Todo temor y sospecha acerca de Hitler, su partido y sus tácticas,
se disiparon en ese mismo momento.

Dos días más tarde, el parlamento aprobó lo que se llamó Ley de Autorización. Con este breve documento, el parlamento le cedió a Hitler y a su gabinete el poder de legislación, el control sobre el presupuesto Reich, la aprobación de tratados con estados extranjeros y el inicio de enmiendas constitucionales, por un período de cuatro años.

Este solo acto, ejecutado por un cuerpo de oficiales electos legítimamente constituido, estableció la base legal para la dictadura de Hitler. Desde el 23 de marzo de 1933 hasta su muerte por su propia mano en un búnker subterráneo, en mayo de 1945, Hitler fue el indiscutible Führer, el líder. Logró tomar el poder a menos de 60 días de haber asumido el mando –un periodo increíblemente corto. Por medio de la intriga más ingeniosa, se le rindió honor a un villano que se apoderó de la nación alemana (compárese con Daniel 11:21).

¿Podría repetirse la historia?

 ¿Podría algo similar ocurrir hoy en día? Claro que sí, debido a que la gente no aprende las lecciones de la historia. Las locuras de los líderes de hoy amenazan los recursos económicos y la estabilidad de una vasta red global de riquezas y poder que ha tomado décadas acumular.

Nadie quiere que ello termine. La filosofía de “dejar que los buenos tiempos continúen” expresa la necesidad ferviente de una cultura que glorifica las riquezas, el glamour, el poder y la posición social. Nadie quiere que su seguridad, tanto en el presente como en el futuro, se vea amenazada.

Observe el mundo que le rodea. No hay ni un solo líder que sobresalga como la persona con el talento, la habilidad y las ideas necesarias para unir a las naciones y asegurar así la continuidad del actual orden mundial.

¿Por cuánto tiempo más continuará esta sequía de líderes? Las crisis se suceden continuamente, y no hay nadie que dé un paso al frente con grandes ideas y un plan de soluciones eficaces. Pero se llegará al punto en que habrá una crisis que llegará demasiado lejos.

Hasta ese entonces, los eventos seguirán su curso a tropezones. Se sigue poniendo parches a problemas muy grandes, que solo proveen soluciones temporales. Y aun cuando en la actualidad nadie sobresale por sus talentos y grandiosas ideas para liderar grupos enteros de naciones, ya vendrá el día en que estos eventos pondrán de manifiesto a la persona descrita en estas profecías.

El presente orden mundial no puede continuar indefinidamente. Ocurrirán cambios. Y cuando así sea, usted verá emerger un liderazgo sin precedentes, que asombrará al mundo.

BN