La importancia de la familia

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La importancia de la familia

Últimamente se ha puesto gran énfasis en la capacitación de líderes en todos los grupos de edad dentro de la Iglesia. Nuestra juventud constituye uno de esos grupos. Tenemos muchos adolescentes que han pasado por nuestros programas de campamentos y han continuado en la Iglesia, llegando a ser grandes líderes.

Note la misión de los campamentos de jóvenes de la IDU: “La misión del programa de Campamentos Juveniles de Unida es apoyar a los padres y a la Iglesia en la instrucción de los jóvenes para que desarrollen plenamente su potencial espiritual –es decir, su llamamiento a ser parte del Cuerpo de Jesucristo y de la obra de la Iglesia–mientras aprenden que las leyes espirituales de Dios son formas prácticas de vivir (Deuteronomio 6:6-9, 11:19-20; Salmo 34:11; Proverbios 22:6; Efesios 6:4)”. Dentro de nuestra misión se encuentran las metas de los campistas, los objetivos del personal, los estándares bíblicos, ¡y un mensaje positivo a nuestros adolescentes, para mostrarles que los caminos de Dios funcionan!

¿Quiénes ejercen mayor influencia en la vida de nuestros jóvenes hoy en día? ¿Sus amigos o su familia?

El apóstol Pablo claramente dice en 1 Corintios 15:33 que “las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres”. Note lo que dice la traducción Dios Habla Hoy: “No se dejen engañar. Como alguien dijo: ‘Los malos compañeros echan a perder las buenas costumbres’”. Debemos enseñarles a nuestros jóvenes a ser cuidadosos cuando escojan a sus amigos, particularmente porque el acceso a celulares, Skype y otros tipos de tecnología sigue en constante aumento.

La base para el desarrollo de una relación apropiada comienza con la familia. Por ello es que hoy en día ésta sufre los ataques de Satanás, quien está tratando de destruir la estructura misma de la sociedad. La fortaleza de una nación depende de la estabilidad familiar.

Deuteronomio 6:4-10 ha sido llamado la “Carta Magna del hogar”. Los modelos más importantes que tienen los hijos son sus padres, y nuestro mayor enemigo es la falta de tiempo para estar juntos como familia. Hoy en día, los miembros de la familia se recluyen en sus propios cubículos individuales; por lo tanto, su residencia es una casa, pero no un hogar. La sociedad siempre se está entrometiendo en la unidad familiar e incluso en nuestras familias de la Iglesia de Dios; no obstante, nuestro Padre fortalecerá a nuestra familia si nos acercamos a él. Si mostramos indiferencia hacia nuestros hijos, no le quepa duda de que Satanás hará lo contrario.

Todos los padres y madres necesitan crear en el hogar una cultura familiar centrada en Dios. Cada decisión que tomemos como padres debe girar en torno a esta pregunta: ¿mejorará o empeorará la posibilidad de que mi hijo crezca según la imagen de Dios esta decisión que estoy tomando?

Por sí solo, ningún programa solucionará este problema, pero los padres sí pueden hacerlo. En este sentido, la Iglesia –usted y yo– podemos ayudar a los padres, desarrollando relaciones con todos en nuestras congregaciones locales. El historiador Edward Gibbon escribió que lo que destruyó a Roma no fue el poder del enemigo a las puertas, sino la desintegración de la familia dentro del hogar romano.

Dios estableció la familia para que fuera la influencia principal en la vida de los niños y jóvenes. Los hijos aprenden mucho acerca de cómo desarrollar una relación con Dios al cultivar una relación sana con sus padres y hermanos. La relación de una persona joven con sus padres influye en su relación con Dios y con su futura pareja. La familia fue establecida para ayudar a los jóvenes a tener un concepto de lo que es la familia de Dios, y para proveerles estabilidad y un ambiente amoroso durante su crecimiento.

Numerosos estudios han demostrado que la mayoría de los jóvenes se comprometen a seguir el camino de Dios en los primeros años de su adolescencia. Es vitalmente importante que los padres se enfoquen en vivir el camino de Dios y que con su ejemplo enseñen efectivamente a sus hijos cómo vivirlo. El programa de campamentos fue diseñado para apoyar a los padres con estas responsabilidades. A veces se pasa por alto el valor de los campamentos de niños y de jóvenes, pero es durante esta etapa de la vida que se hace el compromiso con Dios y la Iglesia. A medida que nuestros hijos e hijas participan en el programa de campamentos, se vuelven más motivados y deseosos de involucrarse en ellos. Muchos de los graduados del programa de campamentos regresan a ellos como supervisores y como personal, porque quieren compartir lo que han aprendido.

¡Trabajar con nuestra juventud es una de las inversiones más valiosas que podemos hacer para el futuro de la Iglesia!  EC